¿Alguna vez deseaste lo que es imposible? ¿Que pasaria si eso se vuelve realidad?

martes, 13 de julio de 2010

8. Sorpresa

Abrí la puerta. Un joven de pelo corto, moreno, alto, de frac y muy lindo me esperaba en la puerta con una sonrisa brillante.
-Seth –solté y sonreí.
-Jaz –me dijo y me extendió la mano -¿me permites escoltarte en esta fiesta?
Casi tartamudee, pero pude contenerme.
-Si –dije sin creerlo y tome su mano.
Caminamos por el pasillos y vimos que mi hermana nos esperaba en la puerta del cuarto junto con Embry, otro de los chicos lobos, igualmente vestido que Seth. Mi hermana lucia un hermoso vestido parecido al de Alice pero en un gris oscuro. Su maquillaje y peinado eran perfectos. Por un momento, vi a mi madre. Ahogue un sollozo. Su sonrisa no me permitía arruinarle la noche con recuerdos.
-¿Vamos? –sugirió Embry.
-Vamos –dijo Seth y los seguimos.
Mientras llegábamos a la escaleras note que todos, incluido Edward que estaba con su hermoso frac negro como la noche, nos miraban sonrientes. Bajamos con cierto encanto las escaleras y nos reunimos con nuestros familiares.
-Tomen cada uno una copa de champagne–dijo la voz hermosa de Carlisle. Cada uno tomo y las alzaron en nuestra dirección –por Jaz y Nan. Por cambiarnos nuestra vida de esta forma tan especial. Muchísimas gracias –nos sonrió. A mi salieron lagrimas y no sabia porque. Todos alzaron sus copas y dijeron -¡Por Nancy y Jazmin Cullen!
Fue hermoso. Luego de ese momento, Alice puso música de salón para que bailáramos. Ahí trastabille.
-¿Ocurre algo? –susurró Seth.
-Emmm…un pequeño problema –solté –no se bailar.
El sonrió y me miro a mis ojos.
-No te preocupes –me dijo –yo voy a guiarte.
Me tomo de la cintura y de una de mis manos. Yo con mi mano libre tome su hombro izquierdo y con la otra sostenía su manaza.
-Sígueme –me dijo y empezamos a bailar. Note que Alice, Rosalie, Bella, Nessie y Esme bailaban con tanta gracia que parecían bailarines del Bolshoi. Mire a mi hermana. Estaba muy feliz. Su sonrisa, esa sonrisa que era de mi madre, estaba en su rostro iluminándola. No sabía si Rosalie había hablado con ella, pero no me importo. Si ella estaba feliz, yo tambien. Bailamos un largo tiempo. Mire a Seth.
El me sonreía. Tambien parecía muy feliz.
-Asi que un mes ya.
-Si –le dije –no fue tan feo como pensaba.
-¿Ah, no? –me miro extrañado –tenés familiares vampiros y amigos que se convierten en lobos…
-Pero a mi gusta eso –le sonreí –me parece algo maravilloso.
-Sos rara –hizo una mueca con su boca.
-Eso creo –le conteste y reímos.
Toda la noche bailamos hasta que nos cansamos, aunque Alice y Jasper junto con Esme y Carlisle seguían bailando. Yo me senté en una de las sillas que estaban a los costados junto con Seth que en ningún momento se alejo de mi lado. Mire a mi hermana que se acurrucaba en uno de los brazos de Embry.
-Me parece que a mi hermana le gusta Embry –susurre.
-Y al él tambien –rió –se imprimó con tu hermana.
-¿Cómo? –me exalte y lo mire extrañada- ¿imprimó? ¿Qué es eso?
-Es una larga historia –empezó.
–Contame –lo mire a los ojos y me acomode en la silla –¿Cómo es ser un lobo?
El rió. Me miro y empezó.
-Lo de ser hombre lobo es duro. Fue mucho más duro para Sam, uno de los Alfa de las manadas, que para los demás, ya que al ser el primero, estaba solo, y no había nadie que le explicara lo que sucedía. Su abuelo murió antes de que él naciera y su padre siempre estaba ausente, por lo que no había persona alguna capaz de reconocer los síntomas. La primera vez que se transformó llegó a pensar que había enloquecido. Pasaron dos semanas antes de que se calmara lo suficiente para volver a su estado anterior.
>>No puedes acordarte de esto porque acaeció antes de que vinieras a Forks. La madre de Sam y mi madre movilizaron a los guardabosques y a la policía para la búsqueda. Se pensaba que había sufrido un accidente o algo por el estilo. Leah y Sam fueron novios en el colegio. Empezaron a salir cuando él era un novato. Leah se puso como una loca cuando él desapareció. Entonces, Ateara acudió enseguida a los ancianos, pues eran los únicos que aún recordaban, los que sabían. De hecho, el señor Ateara, Billy y Harry habían visto transformarse a sus abuelos. Cuando el Viejo Quil habló con ellos, los ancianos se reunieron en secreto con Sam y se lo explicaron todo.
>>Resultó más fácil cuando lo comprendió y al fin dejó de estar solo. Ellos eran conscientes de que, aunque ningún otro joven era lo bastante mayor, él no iba a ser el único en verse afectado por el regreso de los Cullen. De ese modo, Sam esperó hasta que los demás nos uniéramos a él...
>>Una vez que Sam estuvo al tanto de lo que ocurría, todo recuperó casi la normalidad y su vida volvió a ser la de siempre, bueno, quizá no llevó una existencia normal, pero sí mejor —la expresión de Seth se tensó como si tuviera que abordar la narración de algún momento doloroso—. Sam no podía decírselo a Leah. Se supone que no debemos revelárselo a nadie inadecuado y él se ponía en peligro al permanecer cerca de su amada. Por eso la engañaba. Leah se enfadaba cuando él no le contaba dónde había estado ni adonde iba de noche ni por qué estaba tan fatigado, pero a su manera se entendieron, lo intentaron. Se amaban de verdad.
-¿Ella lo descubrió? ¿Fue eso lo que ocurrió? –dije sorprendida.
Él negó con la cabeza.
-No, ése no fue el problema. Un fin de semana, Emily Young vino de la reserva de los makah para visitar a su prima Leah.
-¿Emily es prima de Leah? -pregunté con voz entrecortada. Yo sabia que Sam Uley, su líder, estaba comprometido con Emily.
-Son primas segundas, aunque cercanas. De pequeñas, parecían hermanas.
-Es... espantoso... ¿Cómo pudo Sam...?
-No le juzgues aún. Es ahí..cuando aparece lo de la imprimación. Es una de esas cosas singulares con las que nos las tenemos que ver, aunque no le suceden a todo el mundo. De hecho, es la excepción, no la regla. Por aquel entonces, Sam ya había oído todas las historias que solíamos tomar como leyendas y sabía en qué consistía, pero ni en sueños...
-¿Qué es? –pregunte ansiosa.
La mirada de Seth se ensimismó en el baile de los Cullen.
-Sam amaba a Leah, pero no le importó nada en cuanto vio a Emily. A veces, sin que sepamos exactamente la razón, encontramos de ese modo a nuestras parejas -sus ojos volvieron a mirarme de forma fugaz mientras se ponía colorado -Me refiero a nuestras almas gemelas.
-¿De qué modo? ¿Amor a primera vista? -me burlé.
Él no sonreía y en sus ojos oscuros leí una crítica a mi reacción.
-Es un poquito más fuerte que eso. Más... contundente.
-Perdón –murmuré- Lo dices en serio, ¿verdad?
-Así es.
-¿Amor a primera vista pero con mayor fuerza? —había aún una nota de incredulidad en mi voz, y él podía percibirla.
-No es fácil de explicar. De todos modos, tampoco importa -se encogió de hombros- Querías saber qué sucedió para que Sam odiara a los vampiros porque su presencia le transformó e hizo que se detestara a sí mismo. Pues eso fue lo que le sucedió, que le rompió el corazón a Leah. Quebrantó todas las promesas que le había hecho. Sam ha de ver la acusación en los ojos de Leah todos los días con la certeza de que ella tiene razón.
Enmudeció de forma abrupta, como si hubiera hablado más de la cuenta.
-¿Cómo maneja Emily esa situación estando como estaba tan cercana a Leah...?
-Se enfadó mucho en un primer momento, pero es difícil resistirse a ese nivel de compromiso y adoración —Seth suspiró—. Entonces, Sam pudo contárselo todo. Ninguna regla te ata cuando encuentras a tu media naranja. Bueno, por extraño que pueda parecer, fue la solución a todos los problemas. Sam estaba tan horrorizado y sentía tanto desprecio hacia sí mismo, tanto odio por lo que había hecho, que se habría lanzado bajo las ruedas de un autobús si eso le hubiera hecho sentir mejor. Y lo podía haber hecho sólo para escapar de sus actos. Estaba desolado... Entonces, sin saber muy bien cómo, ella le reconfortó a él, y después de eso...
-¿Qué había pasado con Sam?
Seth suspiro.
-Una vez, estando frente a Emily, se enojo bastante y…entro en fase delante de ella. Le lastimo la mitad del rostro. Tiene tres grandes cicatrices que recorren su lado derecho.
-Pobre Emily -dije en cuchicheos- Pobre Sam. Pobre Leah…
-Sí, Leah fue la peor parada -coincidió él- Le echa valor. Va a ser la dama de honor.
Un silencio abordo el lugar. Era terrible, pero tambien lógico para mi. Entendía que Jacob este tan unido con Reneesme. Estaba imprimado. Pero parecía tan…irreal.
-Entonces…Embry, ¿esta imprimado con Nancy? ¿Ella lo sabe?
-No, todavía –miro para el lugar donde estaban –pero creo que debe darse cuenta.
Mire a mi hermana. Ella hablaba con el, reía y se sentía feliz con el. El tambien, pero en sus ojos parecía que ella lo era todo, que nada importaba alrededor. Mire a Emmett instantáneamente. Su mirada era como furiosa y dolida. Estaba en un costado del salón obviamente acompañado por Rosalie. Se notaba que quería correr y cazar al lobo que tenia en sus manos a su…ni siquiera podía decirlo.
Suspire. Seth pasó su brazo por mis hombros y me acurruque en su pecho. Su temperatura era elevada, pero no me incomodaba. Me hacia sentir mejor. Seth me hacia sentir bien, no sabia porque. Era algo que había en el. Su presencia me hacia estar tranquila y por un momento dejaba de preocuparme por mis cosas y dejaba que mi mente vagara en la nada. Parecía que…necesitaba a Seth cerca de mí. Hace varios días lo note. Es como una necesidad incalculable. Y un poco egoísta, pero no me imaginaba a mi sin él. El era Mi Seth. No quería que se separe de mí. Se lo quise decir, pero sus temblores me interrumpieron.
-¿Seth?
Lo mire. Su rostro reflejaba dureza y frialdad. Me asuste. ¿Qué había ocurrido? Mire para donde su mirada se dirigía. A Edward. ¿Se enojaría con el? Nunca se habían peleado y tenía la certeza que se llevaban bien. Note que Edward no miraba al lobo, sino que miraba a Alice. Ella estaba parada al lado de la escalera, tomada de los hombros por Jasper y su mirada estaba como vacía. Una visión. Jasper llevó a Alice hasta la cocina. Los seguí junto con Edward y Seth.
-¿Alice? ¿Qué ocurre?
No contestaba. Sus ojos estaban oscuros sin vida. Supuse que estaba viendo algo malo. La sentaron en la mesa. Ella, en un momento, miro a Edward.
-¿Cuándo? –gruño Edward.
Quería saber a que cosa era la pregunta. Edward estaba tenso y sus puños cerrados. Embry y Nan se hicieron presentes junto con los demás Cullen. En el ambiente se notaba que algo malo pasaba.
-Alice, por favor, dinos que esta pasando –pidió Carlisle.
-Los Vulturis…han tomado la decisión de venir…
-¿Cómo? –solté yo.
-Quieren ver la evolución de Reneesme –dijo y miro a la joven.
-¡Maldición! –soltó la voz de la joven que estaba con su madre y con Jake.
-¿Cuándo? –gruño Edward nuevamente.
-Eso no puedo verlo –murmuro Alice- unas semanas, tal vez un mes. Pero la decisión esta tomada.
-Lo de Nessie me suena a excusa –soltó Jacob.
-No seas tan desconfiado, Jacob –lo calmo Carlisle –tal vez quieran ver que al final Nessie no es una amenaza.
-Tal vez el perro tenga razón –soltó Rosalie –tal vez sea una trampa.
-¿Con que motivo? –pregunto Esme.
-Las chicas –soltó Jasper –tal vez se enteraron de que ellas están acá y tal vez pase lo mismo que con Bella.
-¿Pero quien les dijo? No hay nadie que las haya visto. Los nómadas hace tiempo que no andan por acá –soltó Esme –tal vez sea lo de Reneesme.
-No podemos correr el riesgo –refunfuño Seth –hay que hacer algo.
-Paren un momento –salto mi hermana –Estos Vulturis nos van a ver…¿y?
-Ellos no permiten que los mortales sepan que somos...esto –la voz de Emmett era oscura –si se enteran van a querer matarlas. Es la ley.
-¿Matarnos? –solté -¿no hay otra salida?
-Si, pero no podemos hacerlo –soltó Edward todavía tenso.
-¿Por qué? Es la única manera de que evitemos esto, si realmente es una trampa.
-La única salida que hay es transformarlas –dijo Alice seriamente –yo estoy de acuerdo –suspiro como si lo necesitaba –ya las he visto como nosotros…pero la decisión final la tiene Carlisle.
-Carlisle –me dirigí hacia él -¿Qué opinas?
El enmudeció. Miro a sus hijos, a los lobos, pero solamente se detuvo en la mirada acusadora de Edward y Rosalie. No sabia que hacer. Estaba muy confundido. Y no era el único.
Sabia que lo que estaba haciendo era una locura, pero era la única forma de mantenernos a salvo era eso. Convertirnos en vampiros. Estaba totalmente convencida de que era verdad y que corría gran riesgo al convertirme, pero no quería que nadie se metiera con mi familia por mi culpa. Era un gran paso. Dejar todo lo que teníamos a causa de salvar a la única familia que tengo. Creo que me detuve a pensar seriamente. Todo esto tenía que discutirlo a solas con mi hermana. Yo no decidía por las dos, ella tambien tendría su opinión.
-Si quieres, pensalo –solté –nosotras dos tendríamos que hablarlo –mire a mi hermana –que lo llevemos bien al tema no significa que estemos preparadas, aunque sabemos que pasa apenas nos transformamos –dije al recordar la historia de los neófitos.
Apenas nos muerden, si es que sobrevivimos, nuestro cuerpo empieza a cambiar. Y sigue cambiando durante los tres días siguientes. Luego despertamos en nuestra vida nueva, pero sucede algo. Nuestra sed por sangre humana va a ser imparable y tendríamos que estar aisladas por bastante tiempo. Nuestros ojos no van a ser de color ocre o liquido dorado como los de ellos; va n a ser de color carmesí, un rojo profundo, que eso determina que es por la sed de la sangre humana. Carlisle odiaría que matáramos a alguien, por eso su familia es “vegetariana”, pero nos ayudaría a sobrevivir. Asi íbamos a ser por cerca de un año. Neófitas por sed de sangre humana. Me estremecí.
-Es lo mejor –respondió Carlisle aliviado –un tiempo para que lo piensen ustedes y que yo lo discuta con mi familia.
-Esta bien –soltó mi hermana.
-Estoy de acuerdo –dije yo.
Quedó un silencio absoluto. Solo Emmett se atrevió a hablar.
-Muy bien. Creo que es hora de dormir para los humanos y lobos –rió con pocas ganas.
Mire la hora. Las diez. Si que era hora de dormir. Me despedí de mi familia y Seth me acompaño hasta mi cuarto.
-Creo que el tema de la transformación es mejor que lo pienses –dijo preocupado –es complicado.
-Lo se –respondí –pero es la única forma de mantener a mi familia y a mi hermana con vida.
-Yo he visto como se transforman –murmuró –estuve cuando Bella se transformo.
-¿En serio? –pregunte.
-Si –movió la cabeza –pero lo de ella fue diferente. Ella lo soporto. Me contó que sentía un fuego que quemaba todo su cuerpo. La recorría por todos los rincones de su corazón.
-Wow.
-Esa semana fue bastante caótica -sus ojos estaban perdidos como recordando –ella casi mas muere cuando la tuvo a Nessie. Y cuando casi muere, Edward le puso una inyección con su ponzoña para que pueda sobrevivir…
No seguí escuchando. Los labios de Seth siguieron moviendose, pero esas tres palabras cerraron mi mente. Esa pudo ser la salvación de evitar el olor a sangre. La inyección con ponzoña. Eso evitaría los problemas. Además seria más fácil. No quitaría lo doloroso, pero si lo mas terrorífico. Que uno de ellos intente matarnos.
Seth se callo y me miro. Yo lo mire con una sonrisa.
-No –estaba furioso –ni lo sueñes.
-¿Por qué? –le dije inocentemente.
-¡NO! –grito –¡Tal vez no sobrevivas!
-Pero…
-Jaz –me tomo de los hombros y me sostuvo la mirada –no puedo permitirlo.
-¿Por qué?
Se puso colorado y empezó a caminar de un lado para otro. Ahí entendí todo. Mis sentimientos hacia él, su suma protección, sus celos. Todo encajaba. Todo iba a la dirección de que él…él estaba enamorado de mí. Y no se si imprimado.
-Seth… -lo llame. El me miro con ojos de suplica y perdón -¿estas…enamorado de mi?
Sus ojos llenos de tristeza me lo confirmaron. No podía creerlo. El se acerco y me abrazo. Me hundí en su pecho como tantas otras veces lo hice. Pero no estaba enojada, sino aliviada. El me hacia sentir bien como nadie lo hizo nunca. No quería que se alejara, pero tenía que pensar tambien en mi familia. En la única familia que tenía.
-Necesito que lo pienses –me decía mientras me acunaba en sus brazos enormes –no quiero hacerte daño…apartándote de tu familia.
-No lo harás –conteste –solo que es…necesario.
Bajo su cabeza y me miro a los ojos. Estaba a centímetros de mi rostro. Tomo mi barbilla con una de sus manos y la otra descansaba en mi cintura. Su calor radiaba más aun. Sus ojos traspasaban los míos. El me quería, no quería que nada me haga daño, pero entendía que era necesario. Su mirada me hipnotizaba, me atrapaba como a una de sus débiles presas. Solo tenia ojos para mirarlo…de repente su mirada se lleno de esperanza. Abrió los ojos grandes y en su mente pasaba algo que no podía saber.
-¿Seth?
-Tengo una idea –dijo –un poco descabellada, pero puede funcionar.
-¿Qué cosa?
-Vas a tener que esperar –me dijo –tengo que hablar con Jacob, Sam y los viejos quileutes.
Yo no entendía nada.
-Voy a hacer lo mejor para protegerte a ti y a tu familia. Lo prometo –me susurró. Me quede tranquila. Confiaba en Seth –tengo que irme –dijo –me estarán buscando seguro. Además con Jake tenemos que informarle a Sam lo ocurrido.
-Esta bien –le dije –ve.
-Hasta mañana –dijo y me beso fugazmente –descansa.
Me sonrió y se fue corriendo hacia el piso de abajo. Me quede dura. Seth me había besado. Sus labios se habían posado en los míos por un instante. Perpleja, abrí como pude la puerta de mi cuarto.
Mi hermana todavía no había subido. Me asee, me cambie mi ropa por una mas decente para dormir y me acosté.
El beso de Seth me descolocó por completo, pero en ese momento no podía pensar en el. Tenia que pensar en la vida de mi hermana y en la mía. Decidir si era lo mejor para nosotras. Eso iba a cambiar todo. Era decirle un adiós definitivo a mi vida en Argentina, cambiar toda mi manera de ver…era un paso grande. Mientras pensaba, mi hermana entro al cuarto. Sin decir nada, se fue directo al baño.
-Nancy, ¿estas bien?
-Si –soltó desde dentro del cuarto. Su voz sonó nerviosa.
-¿Seguro?
-Si, Jaz, quedate tranquila.
Embry la habría besado. Estaba totalmente segura. Espere a que saliera del baño. Cuando salio, la mire. Estaba roja como un tomate, pero no decidí hablar de ese tema. Quise hablar directamente de nuestra conversión.
-Nan, tenemos que hablar seriamente.
-Te escucho.
-Bien –dije mientras me sentaba en mi cama y la miraba –tu sabes bien a lo que nos estamos exponiendo. Parece un cuento de fantasía, pero sabemos que es verdad. Tenemos evidencia. Y contundente. Pero no todo es perfecto, tenemos a los enemigos típicos que quieren atacarnos y la única forma de poder zafar es convertirnos. Yo estoy totalmente de acuerdo. No tengo problema. ¿Y Tu?
Ella suspiro y su mente empezó a trabajar. Pensó muy rápidamente, pero su respuesta me asombro.
-No estoy segura –soltó –me cuesta un poco despegarme de mi vida ya hecha.
-A mi tambien, pero ahora tenemos que hacerlo…por nuestra nueva familia.
Calló y miro el cuarto y por ultimo el ventanal. La oscuridad del bosque acompañado por el arrullo del viento entre los pinos y la luz tenue de la luna que los vestía con un tenue color blanco acompañaba a la situación. En ese momento leí varias cosas en el rostro de mi hermana. Confusión, nostalgia, pero sobre todo, esperanza. Eso me ayudo bastante. No era la única que pensaba positivamente en la transformación.
-¿Y el tratado de los lobos? –dijo finalmente. Me había olvidado de eso.
-Creo que Carlisle puede arreglarlo –suspire.
Media confundida, mi hermana solto un “buenas noches” que apenas pude oir, se dio vuelta dandome la espalda y se durmio.
Yo trate de imitarla, pero no pude.
Al otro dia, que era miercoles, no tuvimos clases pero tenia la salida con Taylor. Asi que Alice no desprecio la oportunidad y se podria decir que casi me raptó para llevarme hacia su Porsche a empujones junto con Reneesme.
-¡Alice, esto es ridiculo! –le gritaba mientras trataba de zafarme de su mano envuelta en la mia.
-Jaz, no voy a permitir que una Cullen vaya como cualquiera teniendome a mi como familiar.
-Nessie… -rogue con la mirada mientras Nessie estaba detrás nuestro llevando el bolso de Alice.
-Lo siento –mostro su reloj nuevo –me pagó…
-Eso es trampa…¡esta bien, esta bien! –solte mi mano de la de ella y me subi al auto –voy por mis propios medios.
-¡Yupi! –chillo Alice. Yo puse mis ojos en blanco.
El viaje no duro mas de veinte minutos. Estabamos en la gran ciudad, Seattle. Alice tomo mi mano, ahora con mi consentimiento, y se podria decir que me llevaba por los aires como un barrilete. No entendia cual era su desesperacion por las compras, pero si la hacia feliz…y con tal que no me traten como una muñeca…estaba todo bien.
Recorrimos todas las galerias habidas y por haber, terminamos finalmente de comprar y llegamos al estacionamiento llenas de bolsas y paquetes por todos lados. Trataba de seguirlas lo mas rapido posible.
-Alice…
-¿Qué sucede? –respondio mientras abria el baul del auto y metia las bolsas acomodandolas en cierto estilo. Reneesme subió al auto.
-Te agradezco por todo esto, en serio –sonrei –aunque no fuera necesario…
-¡¿Cómo que no va a ser necesario?! –rio –hoy tienes una cita con un humano…¡¡¡Esto es tan emocionante!!!
-Ni pienses que voy a ponerme ese vestido de seda…
-¡Jaz!
-¡Alice! –intente que razonara -¡Voy a un cine y luego a comer hamburguesas a un Mc Donalds, no a la gala de el principe de Holanda!
-Bueno… -intento de razonar –igual tenes el jean negro que te eligio Nessie…
-Ella es un poco mas realista…
-No lo creas –dijo cuando puso su ultima bolsa y cerro el baul. Me miro y me mostro sus dientes relucientes en una sonrisa angelical –tienes que ver lo que ella te compro…en la seccion de rompa interior de Tiffanys…
Se dirigió al asiento del conductor mientras mi mirada confusa y de interrogante la siguió mientras yo me subia por el lado del copiloto. Esto no era justo. Para nada.

jueves, 8 de julio de 2010

7. Preguntas y Respuestas

Llegamos antes de que empiece la clase. Nos sentamos juntas, sacamos nuestros útiles sin dirigirnos ninguna palabra, y empezamos a releer los apuntes.

En realidad, yo estaba enfocada en otra cosa. ¿Cómo ella pudo llenarle la cabeza a mi hermana? ¿No sabe lo que estábamos viviendo? Fue muy duro para nosotras, y la seguimos pasando. Quise hablarle, pero el profesor había ingresado a la clase y no había oportunidad de hablar. Pero tampoco quería esperar.

Saque una hoja de mi cuaderno y empecé a escribir con la mejor letra que tenía:

¿Qué hablaste con mi hermana anoche?

Ella sorprendida por la hoja, la tomo disimuladamente y la leyó. Luego tomo su lapicera y me escribió:

Cosas de primas…

La diferencia de letras me tomo desprevenida. Respire hondo, tome mi lapicera y volví a escribir:

Esta rara y estoy preocupada. Y lo peor es que no me lo dice. ¿Te contó algo?

Le di la nota y la leyó. Vi que suspiro. No encontré la necesidad para que lo haga. Tomo su pluma y empezó a recorrer la hoja. Lo hacía con tal gracia y elegancia que mire a mi birome con ganas de romperla. Se extendía mucho. Impaciente, la miraba de reojo.

-¡Sh! –me dijo sonriente por lo bajo –no espíes.

-Dios mío… -le respondí por lo bajo y me sonreí.

Por fin había terminado. Me entrego la hoja. Disimuladamente baje mi carpeta y disimulaba que leía mis apuntes cuando abrí muy cuidadosamente la hoja. Leí:

Hay algo que a Emmett y a mi nos atrae mucho. Y nunca pudimos…ya sabes porque. Y es tener un hijo. Edward y Bella ya lo tienen y se ven tan felices…que me gustaría experimentarlo. Hable con Emmett y…llegamos a la conclusión de que nos gustaría de tener como hija a Nancy…

No se como, pero arrugue un poco la hoja con mi mano. Iba a escribirle algo, pero decidí terminar de leer. La mire de reojo. Ella me miraba con sus ojos dorados como expectante. Que raro que el profesor no le dijo nada. Seguí leyendo:

Hable con ella anoche y le conté lo que opinaba. Ella me quedo mirando como no pudiendo responder. Finalmente, en medio de mis explicaciones, ella dijo que lo pensaría. Me contó que ella a veces, a pesar de que te tenia, sentía una soledad que no podía explicar. Extraña mucho a tus padres. Necesita a alguien mas que un amigo, mas que una pareja, mas que un hermano…a quien abrazar y sentirse protegida. Pero a la vez no quiere dejarte aparte. Le conté lo de Edward. Ella quedo pensativa y me dijo finalmente que lo pensaría y tomaría la decisión mas adecuada. Y tambien dijo que iba a contártelo…pero se ve que le cuesta. Perdoname, se que debe ser fuerte, pero solo hable con ella de eso. Nada más. No soy capaz de obligarla a hacer nada que no quiera.

Respire hondo. Mi hermana ya sabía lo de Edward. Y medio como que lo aceptaba. Ahora entendía su reacción. Pero ella no sabía todo lo que había dicho yo. Que yo estaba en contra…pero tambien sentía lo mismo que ella. Necesitaba a alguien. Necesitaba a alguien que me ayude con la tristeza que llevaba adentro…con las cosas típicas de adolescentes. No sabía a quien recurrir ya que toda mi atención estaba en proteger a mi hermana. Pero ella necesitaba a alguien. Empecé a escribir:

Lo de Edward yo todavía no se que hacer pero eso es tema aparte. Ni siquiera hablamos hoy. Rosalie…voy a respetar la decisión de mi hermana sea cual fuera con tal que sea feliz. Es mi hermana y quiero lo mejor para ella. Cuídala y protegela.

Se la entregue. Mi corazón empezó a latir fuerte sin motivo que yo entendiera. Solo deseaba que mi hermana sea feliz. Eso es todo. La quiero. La amo. Es mi hermana, la única familia “sanguínea” que tengo. Y tal vez necesite a alguien mejor que yo. Y Rosalie es la mejor que puede criarla junto con Emmett. Con un padre así, ¿Quién se animaría a salir con mi hermana? sonreí. Mire a Rosalie. Su sonrisa era tan brillante y feliz que me cegó. Su mirada era de gratitud que no alcanzaban las palabras para explicar. Si podía seguro que lloraba. Se seco las lágrimas que no cayeron en sus mejillas y guardo el papel. Seguro que se lo mostraría a Nancy. No me sorprendería.

Lamentablemente, no preste nada de atención a la clase. Toco la campana de cambio de clase. Me tocaba informática, una de las clases que me encontraba sin ningún familiar.

Antes de irme para mis casilleros, Rosalie me abrazo. Me sorprendió bastante. Su cuerpo frío y marmóreo (jejeje) era tan duro pero a la vez era comodo.

-Gracias –me susurro con su voz suave –te lo agradezco de corazón.

-No te preocupes –le respondí.

Se despidió y se fue. Yo caminaba lento hacia mis casilleros con millones de cosas en la cabeza. Mi hermana merecía lo mejor pero creo que era muy pronto para empezar a pensar en alguien “sustituto”. Me dieron escalofríos. Pensé que lo mejor era no pensar en ello.

Dando más importancia a mis pensamientos que a mi caminata, me tropecé con un escalón y caí torpemente como era mi costumbre. Al no tener a Alejandro a mi lado que se anticipaba a mis caídas y me sostenía, me sentía estúpida y vulnerable. Una triste mortal. A los dos segundos, Taylor estuvo a mi lado.

-Jaz, ¿estas bien? –pregunto mientras me levantaba de un brazo.

-Si, solo que parece que pusieron un escalón nuevo –dije irónicamente y me sacudí la ropa. El se sonrió.

-Por lo menos no te hiciste daño.

-Gracias por ayudarme –le dije.

-De nada –respondió –aquí están tus libros.

Me había olvidado que en mi gran caída ellos habían volado por los aires. Le agradecí nuevamente.

-¿Qué tienes ahora?

-Informática.

-Te acompaño hasta tu curso –se sonrió –por las dudas que vuelvan a poner un nuevo escalón por ahí.

Nos reímos los dos. Me acompaño y me despidió en la puerta de mi salón. Taylor era muy buen chico, pero no me interesaba mas que una amistad con el. Por ahora. Lo miraba solo como amigo.

La hora paso bastante rápido. Nos dieron un trabajo practico que debíamos hacerlo en varios programas. Me resulto sencillo. Mientras los hacia, me acorde de Edward. No entendía porque había reaccionado así. Al fin de cuentas el era solo mi primo y quería hacérselo entender mediante todo esto. Salí y por primera vez en estos días camine sola hasta el estacionamiento. Mire hacia donde tendría que estar el Volvo, pero en vez de estar el auto plateado, estaba el Porsche amarillo de Alice. Me acerque con más velocidad que la de costumbre con la boca semi abierta. Todos los alumnos rodeaban el auto. Tuve que empujar a algunos para poder entrar. Finalmente lo logre y mire el interior. Solo estaba Alice.

-¿Los demás? –pregunte mientras entraba y la musica salia levemente.

-Están en casa ya –dijo feliz. Su sonrisa deslumbraba -¡Hace rato quería traer a mi bebe al colegio!

-¿Por qué se fueron tan rápido los demás?

-Les avise que hoy a la noche tendríamos visita.

La puerta fue sutilmente golpeada. Era mi hermana.

-¿Alice? –pregunto.

-Entra –dijo ella –tenemos que irnos.

Nancy entro y Alice hizo rugir el motor. Todos afuera empezaron a hacer exclamaciones de aprobación hacia el auto de mi prima. Salio del estacionamiento y empezó su diversión. Noventa…ciento diez….ciento cincuenta…

-Alice –susurre.

-¿Si? –su voz musical parecía hacerle el coro al motor.

-El…velocímetro…

-Quedate tranqui –me miro –confía en mi…

-Lo hago –y le sonreí forzadamente –pero por favor, mira hacia delante.

Rió y me hizo caso. Por el espejo retrovisor mire a mi hermana. Estaba perdida en sus pensamientos mientras miraba por la ventanilla. quería hablarle pero en el momento indicado.

Obviamente, llegamos a la casa Cullen a los diez minutos. Bajamos con nuestras mochilas al hombro. Estaba lloviznando. Fuimos para la entrada, pero Alice nos paro.

-¿Qué pasa?

-Vamos por este lado –me dijo señalando por la puerta que habíamos entrado por primera vez cuando llegamos.

-O.K… -soltamos con mi hermana y la seguimos.

Pasamos por la sala donde estaba el piano y escuchamos que había música en la sala principal. No logre distinguir quien era, pero era buena música. Entramos y estaban todos muy bien vestidos. No entendía nada. ¿Qué había pasado?

-Me voy a cambiar –dijo Alice y fue al primer piso en un abrir y cerrar de ojos.

-Hola chicas –saludo Carlisle –hoy festejamos algo muy importante… -mi hermana y yo nos miramos –hace un mes de su llegada de Argentina.

Ahí entendimos todo, pero ¿era para tanto? Mire a todos y note que Edward no estaba. Otra vez. Estaba Bella con un hermoso vestido azul de seda que le llegaba hasta las rodillas que dejaba la espalda al descubierto, su pelo lucia un hermoso peinado con bucles en las puntas; Rosalie vestía un hermoso vestido color negro que le llegaba hasta la rodilla, tal vez un poco mas. Era escotado y en el lado del muslo derecho tenia un tajo que dejaba ver su hermosa piel. Tambien tenía un peinado con el pelo planchado que dejaba ver su rubio más brillante. Esme tenía un vestido rosado parecido al estilo de Rosalie, pero tenia unos detalles con puntillas cerca del escote y su peinado tambien era hermoso. Reneesme estaba vestida con hermoso vestido negro con algún arreglo con rojo en algunas partes, unas sandalias haciendo juego y su pelo hermosamente acomodado. Al lado de ella estaba un joven alto, musculoso, de pelo corto y bastante lindo que vestia de negro frac. Era muy parecido a Seth. Debería ser el Alfa de la manada, Jacob. Los hombres llevaban sus fracs negros impecables y muy elegantemente. Todos parecían modelos. En unos segundos apareció Alice al lado de Jasper con un vestido que le llegaba hasta la rodilla, en las puntas tenia unos pequeños volados, en la cintura tenia una cinta del mismo color que el vestido que disimulaba un cinto. Su peinado estaba bastante arreglado y llevaba una vincha pequeña que apenas pude verla. Todos estaban espectaculares. Me mire a mí y a mi hermana. Parecíamos que fuimos a pedir caridad.

-Vamos, chicas, a cambiarse –dijo sonriente Alice mientras nos llevaba hasta la escalera -¡A las siete tenemos que estar preparados! En mi cuarto esta el vestido de Jaz y en el suyo el de Nancy.

Mire el reloj, las seis. Sin decir nada, corrimos hacia nuestros respectivos cuartos. Abrí la puerta, corrí hacia el baño y me bañe. Salí, me seque lo más rápido que pude. Note que Alice había dejado enchufada mi planchita y el secador. Me seque el pelo lo más rápido que pude y lo planche. Me maquille un poco y fui en busca de mi ropa. Cuando vi lo que era casi me ahogue con el aire. Era un vestido negro, totalmente liso con algunos detalles en el escote, en donde terminaba (cerca de la rodilla) los bordes parecían desgarrados dándole un efecto genial. Las sandalias, tambien negras, tenían poco taco, pero el modelo era hermoso. Me lo puse sin dudar. Alice tenía un exquisito gusto por la ropa. Al terminar, me mire al espejo. Por primera vez en mi vida, note que era parecida a mi padre. Sus rasgos estaban en mis ojos y en mi rostro. Pero al mirarme mejor, tambien vi algo que no había notado. Tenía rasgos tambien de Carlisle. Me quede dura de la impresión. Mi blanca piel, un poco mi nariz y alguna corvatura de mis labios hacian que me pareciera a Carlisle. Quise tocar mi rostro, pero mi mano quedo en el aire. Unos golpecitos en la puerta me sacaron de mis pensamientos.