¿Alguna vez deseaste lo que es imposible? ¿Que pasaria si eso se vuelve realidad?

martes, 23 de noviembre de 2010

19. Día Esperado, Circunstancias Inesperadas.

Al otro día prácticamente me sacaron de la cama. Ni siquiera pude despertarme del todo cuando me di cuenta que no estaba apoyada en mi cama, si no que me agarró Edward y me tiraba al aire.

-¡¡¡Edward!!! –desperté gritando.

-¡¿Estas despierta?! –estaba muy feliz y excitadísimo.

-¡¡¡Si, lo estoy!!! ¡¡¡Por favor ya para!!!

Entonces paro, me abrazó y me acuno en sus brazos. Estaba que saltaba de alegría, se le notaba en sus ojos y en su sonrisa.

-Feliz cumpleaños –sonrió.

-Gracias –pude responder. Su dulce aroma no me permitía responder muy bien, pero lograba seguir viéndolo…en su mayor resplandor.

-Es hora de levantarte –me dijo dejándome apoyada en mi cama –hay muchas cosas por las que empezar el día.

Mientras trataba de pararme, el me observaba divertido. Mire a mi hermana que estaba con Emmett saltando unos árboles. Como le gustaba hacer eso. Creo que en el fondo, mi hermana era un mono. Me reí sola de mi ocurrencia. Luego reaccione.

-¿Amalia? –dije rápidamente.

-Esta con Alice organizando unas cosas. Esto lo estamos haciendo a “hurtadillas” –su sonrisa parecía que quería salirse de su rostro.

-Me gusta –sonreí –esperame, me voy a cambiar.

Cuando Emmett trajo de vuelta a mi hermana, él y Edward nos acompañaron a desayunar. Apenas traspasamos la puerta de la cocina, el coro mas afinado del mundo nos estaba cantando el Feliz Cumpleaños. No podía creer que mi familia tenga semejante perfección. Detrás de ellos nos esperaba un desayuno de lujo. Cuando terminaron, uno por uno se nos fue acercando y nos saludaron.

-Feliz cumpleaños, niñas –Esme con todo su amor nos abrazó a las dos.

-Muchísimas gracias, Esme.

-Todo fue idea de Alice y Amy… -nos sonrió Carlisle mientras nos saludaba.

-¿Por qué no me extraña? –soltó mi hermana.

-¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!! –chilló Amalia entrando por la puerta trasera corriendo hacia nosotras. Nos abrazamos entre risas.

Finalmente, desayunamos entre charla y charla de la familia. La estábamos pasando genial. Nuestros dulces dieciocho. Me subió un pequeño estremecimiento por la espalda.

El desayuno, obviamente, estaba delicioso. Realmente, Jasper tenía buena mano en la cocina. Luchamos para que nos dejen limpiar, pero Esme se opuso totalmente. Así que apenas terminamos de desayunar, fuimos a nuestro cuarto a organizarlo un poco. Amalia últimamente estaba mucho con Alice, cosa que temía bastante. Amalia ya era bastante traviesa…junto con Alice…no quería ni imaginarlo.

Estábamos en nuestro cuarto junto con mi hermana ordenando las últimas cosas mientras escuchábamos música, cuando vemos que Bella se asoma por la puerta.

-Bella –solté -¿necesitas algo?

-Emm…-decía mientras metía sus manos en el jean oscuro que tenía puesto –con Alice les tenemos un regalo…

-¿Mas todavía? –sonreí yo.

-Si…emmm…Alice, Emmett –llamó y los dos aparecieron en la puerta –es una sorpresa, así que Emmett y Alice les van a tapar los ojos hasta que lleguemos al lugar donde esta su regalo –explico sonriente.

-Adoro las sorpresas –soltó mi hermana.

Alice me tapo los ojos a mi y Emmett a mi hermana. La risita de Alice me puso los pelos de punta. ¿Qué mas podría estar tramando esta persona tan adorable?

-Alice, no era neces…

-¡¡¡Chito!!! –me calló. Mi hermana y yo soltamos una risita -¿Bella?

-¿Listos? –dijo Bella. Adivine que estaba sonriendo.

-Estamos listas –dijo mi hermana.

Nos sacaron del cuarto, nos hicieron bajar las escaleras y caminamos unos cuantos pasos más hasta que escuche que la puerta principal se abría. Sentí el viento fresco de afuera y el aroma del bosque.

-¿Están preparadas? –preguntó Alice.

-Si…eso creo –solté nerviosa.

-¿Si o no? –volvió a preguntar Alice.

-¡¡¡Alice!!! –gritamos con mi hermana.

-Ahora –dijo Bella suavemente y mis ojos tuvieron que acostumbrarse a la luz del dia. No estaba soleado, solo un poco nublado y una leve llovizna nos mojaba el rostro. Cuando finalmente pude ver claramente, no podía creerlo.

-Wow –soltamos a coro con mi hermana.

Al frente de la puerta principal nos esperaban dos BMW Mini Coopers nuevos. Uno color negro con líneas blancas y otro rojo con líneas negras. Estaban cien por ciento nuevos, brillaban a más no poder. Mi hermana y yo no reaccionábamos.

-Feliz cumpleaños –dijo Bella mientras nos entregaba las llaves.

Yo no sabia si las había agarrado o no. No podía creerlo. Mi hermana estaba igual.

-Alice, creo que tenemos que ayudarlas –susurró Emmett.

Alice me agarro del brazo y me llevo delante del Mini Cooper negro junto con Bella. Emmett fue con Nancy al otro auto.

-Jaz…este es un regalo mío y de Bella. Espero que te guste…

-Wow… -lo único que salía de mi boca. Alice sonrió. Luego reaccioné. No podía creerlo. Un auto. Para mí. Y para mi hermana. Un auto. Mi mente estaba bastante tartamuda.

-¿Sabes manejar? –inquirió sonriente Bella.

-Algo –respondí ya que recordaba unas pocas clases que me había dado mi padre –no mucho.

-¿Podes arrancarlo? –me preguntó Alice mientras se sentaba junto conmigo en el lado del copiloto.

-Si…eso creo…

Puse la llave en el contacto y la gire. Un pequeño ronroneo me sobresaltó. La risa de Emmett del otro lado hizo que me ponga colorada.

-Hoy a la noche, después de la fiesta, te enseño a manejarlo –sonrió Alice.

-No se que decirte… -me sincere.

-Por lo menos, decime si te gusta…

-¡Obvio que me gusta! –reí –gracias…

-De nada –dijo mientras salía del lado del copiloto.

Salimos de los autos y fuimos adentro a agradecerles también a Carlisle y Esme. Algo tenían que ver seguro. Mientras hablábamos, me llega un mensaje de texto al celular “Ven a mi cuarto. Te tengo una sorpresa. Edward.”. Solté una sonrisa, pedí disculpas y subí hasta el tercer piso donde estaba su cuarto. Realmente estaba ansiosa. ¿Qué podía estar tramando? Me pare al frente de la puerta y me arregle un poco el pelo. Di unos pequeños golpecitos con el puño. Al segundo, la puerta se abrió y el rostro feliz y sonriente de Edward estaba ahí, esperándome.

-Hola –me saludó.

-Hola –sonreí al verlo.

-Ven –me tomo de la mano –quiero mostrarte algo.

Me arrastro hasta adentro de su cuarto. Apenas traspase la puerta, se detuvo delante de mí y me miro.

-Cierra los ojos –su sonrisa me contagiaba. Realmente estaba feliz.

-¿Qué?

-¡Cierra los ojos! –insistió sonriente –decidí que sea una sorpresa.

-¡No, Edward! No me hagas esperar… -no pude continuar por que sus ojos suplicantes me atraparon.

-Por favor… -suplicó.

-¡No es justo que hagas cara de vampirito mojado sabiendo que es un golpe bajo!

-Mmm, entonces… -en una milésima de segundo se puso detrás mío y me tapo los ojos con sus manos –tendré que taparlos…

-Malvado –sonreí.

El se rió suavecito. Sus manos frías tenían un aroma hermoso, embriagador.

-Camina unos pasos hacia el ventanal norte –ordenó. Obedecí al instante -¡Para! –me detuvo –ahora camina hacia la cama…

-¿Estas bromeando? ¿De que cama hablas? –solté incrédula.

-Uh, cierto que no sabias… -mantuvo su voz baja –dobla hacia el equipo musical –obedecí –detente y ponte de frente hacia la puerta…listo.

-¿Listo?

-Si –supe que estaba riendo -A la cuenta de tres…uno…dos…tres.

Saco sus manos y mis ojos se abrieron. Arriba de una cama matrimonial de súper lujo posaba una hermosa Les Paul Gibson original de color negra con dorado. No podía creerlo. Me quedé mas sorprendida que con el auto. Una Les Paul…para mí. Me di vuelta, sonreí y lo abracé.

-Me alegro que te guste –rió.

-Edward, esto es demasiado…

-No, no lo es –su sonrisa torcida apareció –el otro día te escuche ensayando y me encantó. Era un tema lento, no se muy bien porque no lo conocía. En fin, se que tu guitarra vale demasiado para ti porque te la regalo tu padre, pero quiero que sepas que nunca quise opacarlo. Solo quise darte algo con que siempre me recuerdes. Una guitarra es algo simple, pero para ti no lo es. Por eso sabia que te iba a gustar –me tomo del brazo lastimado –todavía no puedes tocarla por el tema de la herida, pero en unas semanas tendras el brazo como nuevo y…

-No –lo interrumpí y mire la guitarra –puedo tocarla –me acerque hasta la guitarra. Parecía que me había hipnotizado.

-No es buena idea. Luego va a dolerte y tenés la fiesta…

-Confia en mi –le dije y lo mire para infundirle confianza.

-Esta bien –dijo finalmente –ahí esta el amplificador.

Tome el cable, la enchufé, subí el volumen hasta que tenia retorno, y cuidadosamente me la colgué. Hice un pequeño rasgueo en sol y sonó como Edward. Perfecto. Sonreí. Una guitarra…esto no me lo esperaba. No podía ser más feliz. Hice unos acordes de una canción lenta. Edward asentía.

-Esa es –suspiró feliz -¿Cómo se llama?

-Es de Pink, Please Don’t Leave Me…

-Me encanta –sonrió.

La seguí tocando. Mi mano no me dolía, ya que solamente hacia el rasgueo. Si era un punteo, no lo iba a poder hacer. Y si lo lograba, iba a doler y mucho. Edward se recostó en la cama mirándome. Baje el volumen y deje la guitarra en la cama.

-No, por favor –pidió Edward tomándome de la mano –canta algo…

-¿Quieres…que yo cante algo?

-Por favor –suplicó. Lo decía en serio. Sus ojos estaban más dorados que nunca antes.

-Esta bien –suspire. Me senté al lado de el y apoyé la guitarra en mi regazo. Tome de mi bolsillo el transporte y lo coloque en el lugar exacto. Tome una púa y empecé a tocar la introducción. Edward cerró los ojos. La melodía era muy dulce y sencilla. Luego, empecé a cantar.

When I was younger

I saw my daddy cry

And cursed at the wind

He broke his own heart

And I watched

As he tried to reassemble it

And my momma swore that

She would never let herself forget

And that was the day I promised

Id never sing of love

If it does not exist

But darling,

You, are, the only exception…

Cada vez que cantaba el coro, lo miraba de reojo. Era la canción perfecta para nosotros dos. El era mi excepción a todo. La única excepción por la cual yo seguía peleando en mi vida. Viéndolo ahí, con los ojos cerrados, se volvía un ángel, mi ángel. Mi padre. No podía creer que el lograra que yo sea feliz nuevamente. Mucha gente lo intento, pero nunca lo logró. Pero con tan solo verlo esa primera vez él lo logro.

Cuando finalicé, lo miré. Su rostro estaba iluminado al igual que sus ojos ahora abiertos. Una sonrisa se expandió por su rostro.

-Es hermosa –soltó.

-Si, es una de mis favoritas –contesté –es de Paramore. “The only exception”.

Deje la guitarra y el se levantó para ayudarme a guardarla.

-Quiero dejarla aquí hasta que Amy se vaya –pedí.

-¿Por qué? –preguntó curioso.

-No quiero que se estropee ni nada…

Dudo un momento. Luego me miro.

-Tienes miedo a romperla. No miedo, terror –sonrió burlón–confio en ti. Llevala.

Lo abracé. El acurrucó un beso entre mis cabellos y sus brazos me sujetaron fuerte. Era un momento hermoso. Sentía mi corazón latir desaforadamente, mi respiración se entrecortaba…aunque no parecía, estaba feliz. Muy feliz. Lo tenía como padre, nada podía ser más perfecto. Nada lo arruinaría, ni un lobo-vampiro ni unos vampiros sedientos de sangre humana. En ese momento, solo éramos Edward y yo. Nada más importaba. Ahora entendía a mi hermana, su situación con Emmett y Rosalie.

Cada vez que Nancy miraba a Emmett o se acercaba Rosalie a su lado, parecía que los demás dejábamos de existir, solo estaban ellos. Se notaba que los necesitaba. Supe que Rosalie siempre quiso tener una familia perfecta, un marido amoroso y un hijo hermoso...una familia común y corriente. Normal y humana. Pero nunca llego a cumplirlo, ya que su prometido la maltrato y la mato el muy desgraciado. Carlisle la encontró en la calle mal herida. Gracias a él, Rosalie se salvo y se convirtió en alguien más perfecta de lo que era: mas hermosa, escultural, todos los hombres la deseaban…pero no podía tener una familia de verdad. Salvó a Emmett de un ataque de osos y lo llevo a Carlisle para que lo transformara. Lo quería para ella. Y pudo tener a su pareja, pero no lo que ella tanto anhelaba en vida…un hijo. Hasta que vio a Nancy. Nancy se convirtió en la hija que siempre quiso y Rosalie en la madre que mi hermana necesitaba. Aunque ambas sabíamos que no era lo mismo, pero si ella era feliz, yo también.

Yo solo tenía a Edward. Es todo lo que necesito y quiero. Nada más. El llena mi vacío, hace que se llene solo con su presencia. Era realmente maravilloso.

-Hoy Seth va a estar aquí –interrumpió mis pensamientos.

-Seth… -eso hizo que lo abrace más fuerte.

-Tranquila…si quieres, hago que se vaya –hizo una sonrisa de suficiencia. Lo dude por unos segundos.

-Tal vez solo venga a saludar –solté, tratando de convencerme a mi misma.

-Como quieras –y me beso en la frente.

Salí de su cuarto para dirigirme al mío. Mi hermana no estaba. Lo arregle un poco, puse música y coloque la guitarra en un sitio bastante seguro como para que no se golpeara o algo. Estaba realmente contenta. Todo iba como realmente lo esperaba. Amalia estaba en el lugar mas seguro de su vida, Jasper ya no estaba enojado y me quería un poco más y Reneesme llegaría a las pocas horas y se arreglaría todo.

Repentinamente, busque la cámara digital en la mesa de luz y las pilas. Quería ver una sola cosa. Busque entre las fotos finales, y ví la primera foto que me saque con Edward en el prado. Era hermoso. Después la iba a imprimir.

Mientras estaba despatarrada en mi cama viendo unas ultimas fotos que nos habíamos sacado con mi hermana en Buenos Aires, siento que golpean mi puerta. Me extraño bastante.

-¿Si? –pregunte sin levantarme de mi cama.

-Jaz, soy Embry –la voz grave del hombre lobo me sorprendió.

-Voy –grité y me levante para abrirle la puerta -¡Hola! Nan no esta acá, creo que esta con Amy y Rosalie en el cuarto de Rose…

-No vengo a verla a ella –suspiro sonriente –vine a hablar contigo.

Eso me sorprendió más aun. ¿Qué podía interesarle Embry conmigo? ¿Habrá venido en nombre de Seth? Me encrespé enseguida.

-No vengo por Seth –me contestó a mi pregunta mental –vengo por Nancy -Entendía menos -¿puedo pasar? –pidió.

-Si, seguro –dije y me corrí de la puerta. Hice una apuesta mental de que no pasaba por el marco de la puerta por tan grande que era. Perdí, pero aun así, seguia siendo grande igual. Sus brazos enormes, su ligero bronceado y su pelo corto lo destacaban. Y su altura, creo que llegaba a los dos metros fácil.

-Sentate –indique la cama de mi hermana –por favor, contame que anda ocurriendo.

-Si –rió nervioso –quería…quería hablar seriamente contigo por la relación que tengo con ella.

-Mmm –murmuré -¿paso algo malo?

-No, nada de eso, solo…como sos la única familiar de “sangre” –hizo las comillas y yo sonreí por la ironía –quisiera…pedirte la mano de tu hermana.

Se me abrió la mandíbula con un sonido hueco. Y no se cerraba.

-¿La mano de mi hermana? –pude decir.

-Si –medio que su voz le tembló –amo a tu hermana, realmente la amo. Nunca me sentí nunca así con nadie. Es la persona que más quiero en mi vida, lo más importante. Más importante que mi propia vida. Es hermoso lo que siento y soy incapaz de explicarlo con palabras. Ella…simplemente apareció en mi mundo para mejorármelo. Yo se que soy un hombre lobo, pero ella va estar segura conmigo –en un segundo se me vino a la mente el rostro de Emily, la esposa de Sam. El pueblo decía que era un oso la que la ataco y le dejo unas cicatrices de garras del lado derecho del rostro hasta el brazo derecho. Cerré la mandíbula con un sonido sordo. “Los hombres lobos son inestables, no pueden controlarse si tienen demasiada ira”. La voz de Jasper resonaba en mi mente. Y tenia razón –se que estas pensando que no somos estables, pero yo se que puedo controlarme con Nancy…

-Se que no es un buen ejemplo, pero Emily es la razón viva de que son peligrosos. Sam la ama, pero aun así salio lastimada. Embry, el compromiso no es un juego…

-¡Lo se, se que no lo es! –se levanto exasperado y caminaba nervioso como un león enjaulado –pero…no puedo estar lejos de Nan. Ni siquiera intentarlo. Ella es mi todo. La amo –sentí un vuelco de mi estómago –si…exactamente la amo.

Hubo un silencio. El solo sonreía mirando al techo mientras se tomaba la cabeza con las dos manos y se despeinaba involuntariamente el cabello. No, no podía. Definitivamente, no podía. Mi hermana tiene diecisiete años. ¡No puede casarse a los diecisiete! ¡Es una total locura! Ella todavía no era madura, no sabia lo que hacia. ¿Ella sabría esto de Embry, lo que estaba haciendo? Yo no podía creer que el viniera a hablar esto conmigo. Estaba pidiéndome la mano de mi hermana. Realmente lo estaba haciendo. Pensé que este día jamás llegaría, pero llego mas rápido de lo que realmente había querido. No quería saber detalles de nada, pero por las dudas pregunte:

-Me imagino que ustedes…todavía no… -no sabía como explicárselo mejor, pero no hizo falta. Embry la cazo al vuelo.

-¡No, nunca! ¡Jamás lo haría si ella no quisiera! –me respondió rápidamente.

-Mejor –solté aliviada –y tampoco quiero detalles de su conversación al respecto, solo me alegro de que mi hermana haga bien las cosas –suspire -¿Ella sabe que estas aquí pidiéndome esto?

-No –contestó al instante.

-¿Emmett?

-Tampoco.

-¿Rosalie?

-¡Menos!

-Mmm, entiendo –solté –sabes que si ellos se enteran, te matan…

-Ya lo deben de saber…Edward vive leyéndome la mente…

Cerré nuevamente la mandíbula con un sonido sordo. No sabia que hacer. Yo quería a mi hermana, obvio, y quería lo mejor para ella. Y Embry era lo que ella más quería. Lo sabía. Cada vez que la veía con él, sus ojos brillaban y siempre había una sonrisa en su boca. No podía descartar lo de su corazón latiendo a mil por hora, porque ella también lo sufría. Pero la quería. Y quería lo mejor para ella, lo que le hacia mas feliz, eso mas que obvio.

-Yo nunca la lastimaría, Jaz, nunca. La amo y no puedo vivir sin ella.

-Embry, nos vamos a transformar en una semana…

-Eso no me impide nada. Lo acepte sin ninguna dificultad y la apoyo en su decisión.

Suspire.

-Esta bien, Embry. Te doy la mano de mi hermana.

Sus ojos salieron de sus orbitas de tanta felicidad.

-¡¡¡Gracias Jaz!!! ¡¡¡Gracias, gracias, gracias, gracias!!! –se acercó a mi y me levanto en los aires como si nada.

-Jajaja, de nada Embry…

-¡Sos la mejor! ¡Hoy voy a comprarte el mejor regalo que te pueden dar en tu vida!

-Creeme que ya me los dieron…

-No el que yo estoy pensando –sonrió y me dejo de nuevo en la cama.

-¿Cuándo se lo vas a decir a mi hermana? –pregunte inmediatamente.

-Hoy a las doce, cuando ya sea mayor de edad. Y delante de todos –sonrió.

-Esta bien –reí.

-Me tengo que ir –cambio rápidamente su rostro –Sam me llama –se acercó y me abrazó –gracias, en serio Jaz. Me hiciste el hombre…más bien, el hombre lobo más feliz del mundo.

-De nada Embry –le hice un pequeño golpecito en el hombro –ahora ve. Tal vez sea importante.

-¿Te importa que salga por la ventana así entro en fase mas rápido?

-Espera –dije.

Corrí despacio por las escaleras para saber donde estaba Amy. Estaba en el living con Esme y Carlisle colocando como una tarima en la esquina derecha de la casa. Estaban bien alejados del patio izquierdo de la casa. Volví despacio a mi cuarto.

-Zona despejada –dije apenas lo entré –puedes saltar por mi ventana.

-Gracias –sonrió Embry. Caminó hasta cerca de la puerta y empezó a temblar. Hizo un trote ligero y traspaso la ventana de un salto. Si hubiera parpadeado, me hubiera perdido la transformación. En al aire, Embry como que explotó y se transformó en ese lobo conocido color claro y enorme. Cayó en sus patas delanteras y salio corriendo hacia el bosque.

-Guau –solté. Jamás había visto como se transformaban. Era genial.

Instintivamente mire el reloj. Ya eran las seis. Si que pasaba todo rápido. Decidí que buscaría mi ropa, ya que faltaba pocas horas para la gran fiesta.

sábado, 13 de noviembre de 2010

18. Seth

La semana paso terriblemente rapido, y sin que nos dieramos cuenta, ya era viernes. Nan, Amalia y Alice se fueron de shopping mientras que yo había planeado pasar todo el dia junto a Seth. Los demas Cullens se fueron a cazar para estar preparados para el sabado. Edward, antes de irse, no estaba muy de acuerdo que salga con Seth, pero insistí tanto que me dejó ir.

La mañana estaba hermosa. Seth parecia un perro con dos colas cuando me vio llegar con Edward en el Volvo a la casa de Emily. Cuando Edward lo vio, gruño bajito.

-Edward, no seas asi. Él te quiere mucho.

-Yo tambien lo aprecio mucho, pero… -suspiró -no me gusta el modo que te mira…

-Celoso –sonreí yo.

-Obvio –me sonrió. Esa sonrisa que hacia que mi corazon latiera de una manera sobrehumana y hacia que peligrara mi vida. Al escuchar mi corazon, hizo una risita musical –ya…ve a jugar con el perro.

-Te quiero Edward –dije sin darme cuenta. Me puse colorada y lo mire para ver su reacción. Sus labios mostraron una hermosa sonrisa y su mirada estaba tan feliz y lleno de alegría que casi diría que me contagio.

-Ya, baja antes que me arrepienta –estaba tan feliz que su rostro resplandecía.

Baje y Seth corrió a saludarme. Me abrazo tan fuerte, que me costaba respirar.

-¡No puedo creer que estes aquí! –sonrió –voy a saludar a Edward y a escuchar sus indicaciones –puso los ojos en blanco -¡Entra! Emily y la manada te estan esperando.

-Esta bien –dije yo y me dirigí a la casa de Emily, no sin antes ver el Volvo de reojo. Veia que Edward vigilaba cada movimiento que hacia. Lo mire a los ojos y sonreí. Como modo de respuesta, me hizo un guiño.

Me di vuelta y mire la “cueva de lobos” como me gustaba llamarla. Me daba bastante cosa entrar. Yo era parte del clan Cullen y me juntaba con Seth que no queria estar bajo el mando de Sam. Pero viendolo del otro lado, a Emily le encantaba que viniera y la pasabamos genial juntas, por no hablar con los lobos que me hacian reir mucho. Deje de preocuparme y atravese la puerta de entrada. Apenas entré, los chicos aullaron todos juntos alegres. Tuve que taparme los oidos. Se rieron y me saludaron.

-¡Hey, miren quien vino! –gritó Embry sonriente.

-¡Vampire teen! –gritó Jared.

-Jared, no llames asi a la chica –reprendio con dulsura Emily –ven, pasa –me invitó.

-Gracias –solté timidamente.

-¿Un muffin? –me ofreció Emily.

-Si…claro –tome uno y me dirigi hacia la puerta de la cocina. Era pequeña la casa y estaba ocupado por casi seis hombres lobos grandisimos. Ya casi no entrabamos.

-¿Cómo estan en tu casa? –me preguntó Sam.

-Bien, solo un poco preocupados por…ya sabes –no queria hablar mucho del tema.

-Esta bien –asintió Sam.

-¿Es verdad que llego otra “chica”? –curioseó Emily.

-Si, nuestra mejor amiga, Amalia.

-¿Es linda? –sonrió Embry mirandome. Jared le pegó en la nuca.

-¡Comportate! –le gritó y todos rieron.

En eso, entra Seth corriendo hacia mi lado.

-¿Estas bien? –me preguntó.

-Si –sonreí.

Estuvimos un rato en la casa y luego me ofreció ir a caminar por la playa. Estando con Seth, parecia que el tiempo pasaba a velocidad luz. Me habia olvidado de lo bien que me hacia sentir. Solo nos limitamos a compratir opiniones de lo que nos ocurria en el colegio y en la familia. Era comodo no tener que evitar esas charlas con él, ya que con mis otros “amigos” del instituto fingía interes en sus salidas y cosas tan…comunes y humanas.

Habia terminado de contarme sobre como le gano una batalla amistosa a Emmett y me miraba silenciosamente.

-¿Pasa algo? –pregunte preocupada pensando que lo habia ofendido.

-No, solo… -dijo y acercó su mano a mi rostro. Corrio un pequeño mechon de mi pelo que me cubría parte de mi rostro y volvió su mano a su lugar –ahí se ve mejor.

Sonreimos los dos. Sus ojos se clavaron en los mios. Tan oscuros y profundos…me hacian sentir una seguridad y a la vez una turbación en mi mente que me obligó mirar para el suelo. Me puse colorada al instante. El rió.

-¿Qué sucede? –pregunte media enfadada por no poder mirarlo a los ojos.

-Sos tierna cuando te sonrojas.

Seguimos caminando y, sin que me diera cuenta, pase mi brazo alrededor del suyo. Lo hacia continuamente con Jasper y con mis hermanas, que no notaba la diferencia de hacerlo con Seth. Su cálido y fuerte brazo hacia que mi mano pareciera la de una pequeña.

-Cuentame sobre tu vida en Argentina… -pidió.

-Mmm…creo que voy a hacer un libro con esa historia y lo publicare aquí. Seria un best-seller –me rei.

-¿Por qué?

-No hay persona que conozca que no me haya hecho esa pregunta –dirigi mi mirada hacia delante nuestro, sin fijarla en un lugar especifico y mostre una pequeña sonrisa.

-Disculpame, debi saberlo –soltó realmente apenado.

-No, esta bien…

-No es de mi incumbencia, perdoname.

-No, por favor –“para que abri mi bocota” pense –dime que quieres saber.

-Nada…

-Dale, preguntame lo que quieras –lo animé.

Hizo un silencio bastante incómodo. Sus ojos oscuros se dirigieron al suelo como buscando algo en él mientras que una brisa fria que venia del mar le despeinaba su pelo que ya lo tenia un poco largo a comparacion de cómo lo tenia cuando lo conocí.

-¿Alguna vez…te enamoraste…? –sus ojos estaban tan concentrados en la arena que no sabia si me lo estaba preguntando a mi o a la piedra redonda que estaba cerca de su pie. Como tarde en contestar, me miro de costado para asegurarse si habia oido. Yo suspire.

-No, nunca –admití timidamente.

El asintió cabizbajo. El sol, que se ocultaba de vez en cuando entre las nubes, esta vez nos ilumino e hizo que su tez cobriza brillara un poco mas, aunque sus ojos estaban apagados. El clima estaba muy tenso. Seguimos caminando, pero en silencio. No entendia, o mejor dicho, no queria entender que pasaba con Seth.

Sabía que el gustaba de mi, y a mi tambien me gustaba él, pero no queria pensar en eso, ya que iba a ser que mi transformacion duela un poco mas. Faltaba cada vez menos, pero no queria pensar en todo lo que dejaba atrás, si no, no lo iba a hacer. Tenia que entender que Carlisle y su familia eran mi unica familia que me quedaba. Y por mas que sean…lo que fueran, tenia que aceptarlo y tambien ser parte de ellos, de todas las maneras posible. Si pensaba en todo mi alrededor…nunca podria hacerlo.

Note que Seth empezaba a temblar un poco.

-¿Pasa algo? –pregunté.

-No, nada –contestó tratando de tranquilizarse.

-¿Qué pasa, Seth? –solté su brazo, me puse delante de el y lo obligue a que parara de caminar. Me miró.

-Es que… -paso por al lado mio y se apoyo en un pedazo de tronco tirado que habia en la costa –solo que…me queda poco tiempo para…decirte lo que siento…

-¿Por qué poco tiempo? ¿Seth, pasa algo contigo? –me preocupe.

-No, no conmigo…sino, con nosotros –camino hacia mi, me tomo de las manos y me obligo que lo mirara a los ojos –Jaz…-suspiró –te quiero…mucho…mas de lo que un amigo quiere a una amiga…y eso me da miedo, porque es la primera vez que me pasa. Nunca quise a nadie asi. Estoy todo el dia pensando en ti, preocupado que te pase algo, que alguien te lastime. Jaz, te convertiste en mi razon de vivir, en mi respiracion, en mi vida. Sos en lo primero que pienso al despertarme y en lo ultimo cuando me duermo. Lo que siento es muy grande y…hermoso. Es indescriptible y muy difícil de sentir. No se como pasó simplemente pasó…eres lo mejor que le pudo pasar a alguien…como…yo. Pero ahora que te tengo…prometo que no te voy a dejar que te vayas tan fácil…–me sonrió como aliviado y vencido. Se acercó a mi y me tomo de mi menton - …prometo estar a tu lado siempre, sin condición.

Yo estaba como una estatua. ¿Qué podia contestar a eso? No podia creerlo. Todo se habia dado vuelta. Algo que no queria que ocurriera finalmente paso. Seth estaba enamorado de mi y yo en pocos dias me iba a convertir en uno de sus ancestrales enemigos. Mis manos estaban sudadas de los nervios. No sabia que contestar. Necesitaba pensarlo. Y urgente.

-Tengo que irme –solté nerviosa.

-No, por favor, no te vayas –rogó.

-Necesito…pensar… -¿Por qué balbuceaba?

-Jaz…

Sin saber que hacía, caminaba muy torpemente por la arena hasta el asfalto. No tenia idea hacia donde iba. Solo queria irme.

-¿Adonde vas a ir? –gritaba mientras caminaba detrás mio.

-Necesito ir a casa.

-Te llevo –su voz firme me asustó.

-No, esta bien. Voy a llamar a Alice o a Edward –dije sacando mi celular.

-Deja que te lleve…

Unos chirridos de neumaticos interrumpieron nuestra charla y un auto plateado paro al frente mio a unos metros. Se abrió la puerta velozmente y sin que me diera cuenta, Edward estaba a mi lado.

-¿Edward?

-¿Que…le…hiciste? –gruñó Edward a Seth.

-Nada –se tensó –solo hablabamos…

-¿No entendiste lo que te dije hoy, perro?

-Edward…

-No me interesa lo que digas, Edward. Eso no va a cambiar lo que siento por ella.

-¡¡¿¿No entendes que la lastimas??!! –gruño mas fuerte. Seth tambien gruño.

-Edward –toque su brazo -¿Cómo supiste que estaba aca? –mire sus ojos y estaban realmente furioso –Edward…

-Jaz, ¿te hizo algo? –me preguntó sin quitar sus ojos de Seth.

-No, nada –mi voz firme lo hizo tranquilizar –por favor, vamos a casa –rogué.

-Vamos –gruñó.

Me tomo de la mano y fuimos hacia el Volvo. Me abrio la puerta del copiloto. Al segundo, ya habia subido y estaba arrancando. Mire por la ventanilla y vi a Seth parado, temblando y con sus ojos embargados de tristeza. Algo ocurrio dentro mio que hizo que quisiera salir del auto y correr a abrazarlo. Pero ya no podía. Edward habia acelerado y nos perdiamos en la ruta.

Llegamos a casa en unos minutos. No quise hablar con nadie, asi que apenas traspase la puerta, fui hasta el cuarto de Alice. Ella obviamente me esperaba. Entré, y sin dar explicacion, corri hacia ella y la abracé. No entendia porque lloraba. Alice intentaba saber que me pasaba y que habia hecho, pero no tenia ganas de hablar. Ella me llevo hasta la cama y nos sentamos como acostumbrabamos: yo recostada en su regazo mientras que ella me acariciaba mi pelo y tarareaba una cancion. Todo parecía muy tranquilo estando con ella. Todos mis problemas desaparecian con esa dulce melodia que me cantaba por lo bajo.

Finalmente, la cancion terminó pero ella no hizo ningun movimiento para que yo me fuera o algo asi.

-¿Paso algo en La Push que me quieras contar, Jaz? –preguntó con cautela.

-Eso creo…no lo se…-realmente no sabia lo que habia pasado. ¿Qué fue ese arranque de “irme a casa”? Apuesto que parecia una chiquilina diciendo eso constantemente. No tenia razon por reaccionar asi.

-¿Te hizo algo Seth?

-No, para nada. Él…nunca me lastimaría…

-Entonces, ¿que ocurrio? –insistió.

-Él…me dijo varias cosas…bonitas…que no se…

-Mmm…ya veo… -dijo mientras seguia jugando con mi pelo.

-Dijo que…me queria mas que como un amigo…que nunca me dejaria… -se me iba apagando la voz mientras recordaba las palabras.

-Y tuviste miedo –afirmó.

-Si, creo que fue eso –era eso totalmente -¿pero por que miedo?

-Es comun el miedo cuando alguien te abre el corazon –me empezó a explicar –el miedo a que te rompan el corazon como a que te amen demasia. Es el miedo en si al compromiso de…enamorarte…

-Pero yo no puedo estar con Seth –en vez de decirselo, parecia que trataba de convencerme ami misma - dentro de poco me voy a transformar…y no quiero perderlo por eso…

-Quedate tranquila que eso no va a pasar –me tranquilizó.

-Pero no creo que sea correcto que un lobo se enamore de…bueno… -nunca dije la palabra y ese dia no iba a ser el primero.

-El amor no tiene limites para nada, creeme –sonrió –ademas, creo que harian buena pareja…

-Tengo miedo, Alice –dije y me acurruque peor.

-Shh, tranquila pequeña…es normal, pero si no estas segura del toda, pues…no lo hagas. Hablalo con el y seguro te va a entender.

-Gracias –susurré.

-De nada, mi pequeña –me abrazó –pero…ahora es tiempo de que descanses…

Mire el reloj de reflejo. Las diez de la noche. Tenia razon, mejor iba a dormir. Mañana era el gran dia y no podia andar con ojeras.

-Si, es mejor que vaya a descansar –asentí.

-¿No quieres comer algo antes?

-No, no tengo ganas…

-Esta bien.

Me ofrecio de quedarme a dormir en su cuarto, pero le dije que no era necesario, podia dormir en mi cama. Sali de la habitacion. Estaba realmente preocupada. Parecia que caminaba con plomo en mis pies. Mi mente estaba en otra dimension. Una dimension llamada Seth. Sin decirle nada a mi hermana ni a Amy, me acoste en mi cama como pude, cerré mis ojos y me hundi en mi inconciente para poder escaparme de mi confusa realidad.

lunes, 1 de noviembre de 2010

17. Visitas

-¿Cómo que viene Amalia? –gritá alarmada.

-¿Quién es Amalia? –volvió a preguntar Alice.

-Es nuestra mejor amiga. Estaba en Francia estudiando en un conservatorio…hace años la conocemos y es como nuestra hermana –mi hermana la miro – ¿Cuándo viene?

-En un par de horas esta por tomar el vuelo –anunció ella mirando a Carlisle sin saber que hacer.

Todos, rápidamente, lo miramos. Él miro a Edward seriamente. ¿Cómo podríamos tener a alguien de visita cuando un lobo quiere matarnos? Amalia no creía en ninguna leyenda ni mito. Decía que eso eran cosas de que la gente creía inútilmente, puros cuentos. Pero, sin saber, estaba viniendo al lugar donde todos los cuentos eran reales…y mas que nunca.

Me di vuelta y corrí a mi cuarto a buscar mi celular. Abri la puerta de un empujon con mi mano buena y corrí hasta al lado del equipo donde estaba mi celular. Busque el numero de Amy y la llame. No contestaba. Probe, una, dos, tres veces. Nada. Una desesperación inundó mi vida. No podia dejarla venir. No ahora.

Senti que alguien estaba en el cuarto. Me di vuelta y me encontre con Bella.

-¿Pudiste llamarla? –pregunto tambien preocupada.

-No contesta –deje el telefono colgando de mi mano. Estaba realmente fuera de mi -¿Qué hago? –casi grité.

-Tranquila –dijo acercandose hasta donde estaba –Carlisle seguro que encuentra alguna manera de solucionarlo.

Mire hacia la mesa donde estaba la notebook que Edward me habia regalado para hacer la monografía de Literatura. Instantaneamente, hice memoria de algunas formas que tenia para contactarme con Amy.

-¿Qué tan confiables son las visiones de Alice?

-En realidad, las visiones de Alice son subjetivas. Sus visiones no siempre son exactas. Ve el destino de la gente mientras sigan un rumbo. Si cambia de opinion, la vision cambia.

-Si yo puedo cambiar la decisión de Amy, cambia lo demas.

-Claro –me miro confundida -¿Qué planeas hacer?

-Puedo contactarme con ella –conteste mientras tomaba la notebook con la mano sana y me sentaba en mi cama. Bella me siguió –le puedo decir que vamos a salir de viaje y que no puede venir…

-No creo que sea buena idea… -seguia confundida –te va a decir como supiste de su viaje…

-¡No lo se! –grite casi histérica -No puedo permitirle que venga…no mientras ese lobo ande dando vueltas…

Bella me tomo delicadamente la mano que estaba sobre el teclado y me miro. Su piel fria no me hizo ningun cambio, creo que me iba acostumbrando. Yo me detuve en mi busqueda por internet y la mire. Sus ojos reflejaban algo que no podia determinar. No sabia si era nostalgia o curiosidad, pero de repente me inundo las ganas de saber que le pasaba.

-Jaz…yo, en un tiempo, tambien fui humana –se acomodo mejor en mi cama –unos años antes de mi transformacion me habia mudado a Forks con mi padre. Mis padres son separados y mi madre iba de viaje con Phil, su nuevo esposo. Cuando llegue, conoci a Edward y a toda su familia. Al principio, la relacion no era muy buena con Edward…porque mi sangre olia muy bien y no queria hacerme daño. El decia que era una mala compañía para mi y no queria saber nada. Pero terminamos enamorandonos. Conoci a su familia y todo iba de maravilla…pero hubo ciertas complicaciones durante tres años que no nos permitia estar juntos. Hubo unos meses que él y toda su familia se fueron, dejandome sola, pensando que era lo mejor, pero se que equivocaron, cai en un pozo de…depresión –la ultima palabra practicamente la murmuró -Fue ahí cuando me junte con Jacob y conoci a los lobos y sus leyendas. Luego, Alice habia vuelto porque habia tenido una vision de mi saltando de un acantilado…

-¡¿Saltando de un acantilado?! –la mire incredula.

-Fue divertido –su sonrisa ilumino su rostro –Alice penso que me habia querido suicidar. Le dijo a Rosalie lo que vio y vino a buscarme. A todo esto Edward se entero y quizo suicidarse delante de los Vulturis…

-¿Suicidarse? ¿Cómo?

-Mostrandose delante de los mortales –murmuro algo inteligible y siguió –Alice lo vio y fuimos a rescatarlo. No me importo que me haya dejado, que me haya hecho sufrir, lo fui a buscar igual. Y desde que nos salvamos de los Vulturis –hizo una mueca –no nos separamos por nada. Despues de casi cuatro años, que enfrentamos de todo, recien puede convertirme y solo porque mi vida corria grave peligro…

-Cuando tuviste a Reneesme…-interrumpi.

-Si… –sonrió –pero tambien tuve amistades fuera de los Cullen…que nunca supe que fueron de ellos despues de mi transformación. Pero siempre que pasaba algo, cuando algun vampiro o lobo –note la diferencia de voz cuando nombro a vampiros y lobos –yo queria sacar a todos mis amigos fuera de la ciudad y que no les pasara nada. Como cuando paso lo de los neofitos. No queria que se acerquen a mi casa cuando estaba con Charlie o con amigos, si venian por mi, que vengan por mi sola y que dejen a mi alrededor en paz –recorde esa historia. Victoria, una vampiro que estaba enojada con Edward porque habia matado a su amado James y quizo vengarse con Bella, hizo un ejercito de vampiros para matarla. Y como los Cullen eran pocos, los lobos ayudaron. Mire a Bella que estaba perdida en sus recuerdos –pero Edward me decia que nunca podia sacar de la ciudad a todas las personas que yo queria. Edward y su familia iban a estar bien porque Carlisle y sus hermanos se iban a hacer cargo de todo…junto con los lobos –me miro nuevamente –si viene tu amiga a verte, no la detengas. Dejala que nos conozca y que sepa que somos tu familia. Y tu familia va a ocuparse de su seguridad…asi como nos ocupamos de la tuya y la de Nancy…

Mire la notebook. Amy era una de las personas mas importante del mundo para mi y de tener solo la idea que le pueda pasar algo por culpa mia me odiaba a mi misma. Amy era como mi hermana. Era como parte de mi familia ya inexistente…

-Ella solo quiere conocer a tu familia –susurró Bella –y quiere visitarlas por su cumpleaños. Según Alice, tiene planeado irse al dia despues de su cumpleaños.

-¿Segura?

-No del todo –me miro subjetivamente –pero nunca aposte en contra de Alice.

Sonreimos las dos. Esa charla me hizo bien. Tenia que confiar un poco mas en mi familia. Sabia que con ellos nadie corria peligro…excepto Jasper, pero si pudo contenerse hasta ahora…debia confiar mas en el. Sonrei a Bella.

-Creo que va a ser un fin de semana muy largo –reimos las dos –Gracias, Bella. En serio.

-De nada –me resfrego la espalda con su mano izquierda –vamos abajo. Carlisle va a decirles a todos las decisiones finales.

Deje la notebook en la mesa de luz y fuimos abajo a escuchar la decision de Carlisle.

Fue todo sencillo. Nuestra transformacion iba a ocurrir la semana posterior a nuestro cumpleaños, asi teniamos la oportunidad de que nuestra familia conozca a Amalia y viceversa, aparte de poder celebrar nuestro ultimo cumpleaños. Me estremecí de solo pensarlo, pero era por el bien de la familia… y por el mio. Amalia dormiria con nosotras, en el mismo cuarto, asi evitabamos cualquier sorpresa de algun lobo o algo asi. Carlisle le dijo a Jacob que no se presentara su manada y él en forma de lobo por la casa en esos dias, asi evitabamos lo que pasamos nosotras. Jacob acepto, pero acordaron que por el bosque andarian en forma de lobo.

Me fui a dormir junto con mi hermana. El brazo ya no dolia mucho, igual que mi cuello, pero según Carlisle no era seguro quitarme la escayola y menos que Amalia vea la herida de mi cuello. Al dia siguiente, Amalia estaria en Forks junto con nuestra querida familia de lobos y vampiros.

Al otro dia estaba en el Instituto, en la hora de Literatura junto con Edward, cuando recibo un mensaje de texto. Edward me miro cuando saque el celular y leyo el remitente. Podria jurar que escuche un gruñido leve. Era Taylor.

“No te sorprendas con lo que te espera en tu casillero” y me puso una carita feliz. Me sonrei levemente.

-Es un idiota –susurró Edward.

-No le digas asi.

-Es la verdad –me miro –te llega a hacer daño y te juro que…

-No jures en vano… -lo mire y esa palabra la “escupi” como dice Jacob –nada va a pasarme.

El me sonrió y me acercó un poco mas a su lado. Yo disfrutaba que el sea mi padre postizo. Alice aceptó que Edward tenga prioridad en mi, pero el que todavia no lo aceptaba era Jasper. Grito diciendo que su hija intento matarme. Pero le dije que el era lo que yo necesitaba, pero parecia no comprenderlo.

Sonó el timbre del almuerzo. Pero en vez de ir directo al comedor, fui para mi casillero acompañada de Edward.

-Tranquilo –lo tome del brazo –no creo que sea nada malo.

-Eso espero –gruñó.

Llegamos y suspire liviano. Puse mi contraseña y la abri. Adentro de mi casillero habia un osito de peluche, mas bien, un lobito de peluche gris que tenia una tarjetita colgada del cuello. Tenia el perfume de Taylor puesto.

-¡Mira esto! –dije mientras lo sacaba del casillero.

-Oh, genial –respondio sarcasticamente Edward mientras miraba el peluche –lo que nos faltaba…

-¡Es muy lindo! –lei la tarjeta –“Este lobito va a estar a la noche contigo y va a protegerte de tus pesadillas” –me rei.

-Estoy yo para protegerte –lanzo una mueca –no necesitamos un perro guardián.

-Celoso.

Me sonrió con mi sonrisita favorita. Eso era trampa, sabia que lo preferia a él antes que a Taylor, pero tenía que ser realista. El era mi sustituto y Taylor era un chico muy lindo que queria salir conmigo…que no se daba por vencido…y que me habia regalado un peluche.

-¿Cómo habra conseguido poner el peluche dentro del casillero?

-Habra hablado con el conserje… -se agachó y levanto un pedacito de alambre –o con un amigo…

-¡Es tan adorable! –tome mi peluche y cerré el casillero.

-Cuando lo vean los quileutes… -dijo mientras acariciaba la cabecita del lobo –van a decir que se parece a Paul en fase.

Nos reimos mientras Alice se nos sumaba al grupo junto con Jasper, Emmett, Bella, Rosalie y Nancy.

-¿Paso algo?

-Mira –le dije entregandole el peluche.

-¡Es Paul! –gritó Emmett y todos rieron.

-¿Cuándo te lo regalo? –pregunto Nancy mientras lo miraba.

-Me lo dejo en el casillero.

-A mi me dejan un lobo en el casillero… -decia Alice.

-Avisame y lo cazo –interrumpió Emmett y nos reimos todos.

Paso el dia escolar muy rapidamente, ya que uno de mis profesores no habia venido, por consiguiente tambien el de Alice, asi que nos subimos las dos al Porsche y fuimos a Port Angeles a comprar las cosas para ese sabado. Compramos millones de cosas y Alice estaba muy satisfecha con todo. Guirnaldas, globos…de todo. La deje que ella eligiera, me daba igual. Mire mi reloj. Las cuatro y media.

-Amalia –solte y fui hacia Alice –Alice, vamonos. Amalia va a llegar muy pronto.

-Uh, cierto –dijo –vamonos.

Prometi a mi hermana pasar por ella, asi que Carlisle se hizo presente en el colegio para poder retirarla. Fuimos a casa y arreglamos todo lo mas rapido posible. A los pocos minutos, Edward estaba en casa junto con Jasper y Emmett.

Yo estaba en mi cuarto arreglandolo lo mas posible mientras pensaba en la visita. Estaba todo sumamente arreglado para que Amalia pase el fin de semana con los Cullen.

Ella es una persona muy sensible y dulce, muy realista y confiada de si misma. Pero cada dia que la veo parece que la conociera por primera vez y aun asi no puedo dejar de quererla. Es asi, unica. Es mi segunda hermana, nos criamos practicamente juntas y sabe mas de mi que yo misma.

Eran las cinco de la tarde cuando Edward anuncio que estaba por la carretera. Haciamos como si fuera un dia normal en una familia normal, aunque me costaba. Me sente en el sillon junto con Alice y Edward mientras haciamos que mirabamos una pelicula. La tension que sentia aumento cuando escuché que un auto venia por la calle de tierra. Respire hondo. Mi hermana se acercó a mi y me tomo de la mano. El auto frenó. Escuche una puerta que se abria y luego se cerro con cierta delicadeza. Justo como lo haria mi amiga. Silencio. Un terrible silencio que hacia doler mis oidos. Un timbrazo me hizo saltar del sofa.

-Tranquila –me susurró Edward al oido –todo va a estar bien.

Esme paso por detrás del sofa, acaricio mi hombro rapidamente y fue a atender a la puerta.

-Buenos tardes –senti la voz de Amalia con ese ingles forzado. Nunca fue su fuerte –estoy buscando a Nancy y Jazmin Cullen.

-Si, seguro –se sintio la voz musical de Esme -¿Tu eres…?

-Amalia…una amiga de Buenos Aires –la sorpresa de la voz de Amy no era la mas conveniente. Se notaba que se dio cuenta de la hermosura de Esme.

-¡Bienvenida! Espera un momento –dijo Esme -¡Jaz, Nan, las buscan!

Nos paramos del sofa y nos dirigiamos a la puerta, cuando Edward me tomo de la mano.

-Acuerdate de actuar. Ella no sabe que vos sabes… -murmuro.

Asenti con la cabeza y segui. Corri hacia la puerta y me quede helada. Ahí estaba ella…mi amiga finalmente.

-¡¿Amy?! –actuamos con Nancy.

-¡¡¡¿¿¿Nan, Jaz??!! –chilló ella y nos abrazamos.

Fue un griterio infernal. Entre “¿Cómo estas?” y “Tanto tiempo” se perdio mi garganta. Escuchaba unas risitas detrás nuestros. Como pude, pase mi brazo sano por su espalda y la guié hasta la sala.

-¿Qué te paso en el brazo? –se exaltó.

-Motos –soltó mi hermana.

-¿Vos? –preguntó incredula.

-Que puedo decirte…me gustan los deportes extremos –sonreí.

-Uh, bue –puso los ojos en blanco -¡Me alegro tanto de verlas!

Finalmente, en la sala, mi familia se preparo para saludar a la recien llegada.

-Familia –comencé –ella es Amalia. Amalia, ellos son…Los Cullens –sonreí. Mire a mi familia que tambien reian. Amalia no se movia.

-¿Amy? –preguntó Nancy.

-Hey, ¿estas bien? –la sacudi un poco.

-Eh…si, perdon. Je. Me distraje –era obvio que vio que eran perfectos.

-Mucho gusto, mi nombre es Carlisle Cullen –se presento –ellos son mis hijos. Edward, Bella, Alice, Jasper, Emmett y Rosalie. Y ella es Esme, mi esposa.

Cada uno fue a saludarla. Note que Amalia apenas podia saludar y quedó como tonta cuando la saludo Jasper. Despues de las presentaciones, la ayudamos con el equipaje que traia y la llevamos al cuarto. En la caminata hasta el cuarto, elogió poderosamente al lugar, a la casa y, obviamente, a mis primos.

-¿Cómo puede ser..? –empezó.

-¿Qué seamos parte de la familia? –rei.

-No tonta –respondió ella –son tan…perfectos…

-Asi son –rio nerviosamente Nancy.

-¿Son hijos naturales?

-No –dije mientras abria la puerta del cuarto –son adoptados, igual que nosotras.

-No parece… -parecia que pensaba algo –son tan…

-¿Hermosos? –interrumpió Nancy.

-Algo asi –rió Amalia –solo que…no se como explicarlo.

-La primera vez siempre pasa –me rei y decidimos organizar el cuarto.

El resto del dia pasamos hablando en nuestro cuarto de cómo era el colegio, nuestros compañeros, la casa, los familiares, los amigos de La Push y demas. Amalia realmente estaba atenta a cada cosa que le contamos. Parecia que estaba desatisfecha.

-¿Pasa algo? –pregunte cuando Nancy dejo de contarle de Embry.

-Nada…

-Algo pasa Amy –dijo Nancy –contalo. Somos amigas y no va a pasar nada.

Suspiró.

-Siento que me estan ocultando algo –soltó –no es que desconfie, pero…no se como explicarlo.

-Amy, ¿Cómo te vamos a ocultar algo? –Nancy le tomo la mano –no pasa nada malo –sonrió como para hacer que se lo creyera.

Me dolia mucho ocultarle a Amalia la verdad de todo, pero prometí que sería asi. No romperia mi promesa. En ese momento, golpean ligeramente la puerta.

-Adelante –dije yo poniendome de pie.

-Permiso –la voz de Alice me hacia suspirar y tranquilizarme por un momento –queria decirles que pedimos unas pizzas. Si quieren, bajen dentro de cinco minutos que ya van a llegar.

-Esta bien –soltamos las tres.

-Gracias Alice –sonrei yo.

-De nada –me dijo divertida. En ese momento, mira hacia la cama de Amalia. Quedo sorprendida.

-¿Alice? –susurré.

-¿De quien es ese saco de paño? –preguntó mientras se acercaba al gran sacon de Amalia.

-Mio –dijo Amalia, se acercó a su saco y se lo extendió –lo compre en Francia.

-¡Es hermoso! –chilló Alice mientras lo tomaba y lo examinaba.

-Probatelo si quieres –ofreció nuestra amiga.

Alice no lo penso dos veces. Lo desabotonó y se lo puso. Obviamente, le quedaba excelente. Es mas, lo hacia mas elegante al saco. Le llegaba hasta las rodillas, tenia unos botones grandes al frente de color negro y unos bolsillos sencillos. Alice danzó hasta el gran espejo, se movia de aca para alla viendo como le quedaba.

-Te queda genial –sonreí.

-¿En serio? –preguntó. La mire como preguntandole si hablaba en serio. Me tiro un pequeño beso y sonrió. Ahora encajaba todo. Escucho la conversacion que teniamos e intervino para salvarnos. Realmente, Alice era grandiosa.

-Si, te queda espectacular –dijo Amalia riendose.

Golpearon la puerta muy suavemente.

-Adelante –indicó Nancy.

-Soy yo –dijo Jasper asomandose –queria avisarles que la pizza ya llego.

-Fantastico, ya bajamos –sonrió Alice.

-Y ese saco te queda precioso –devolvió la sonrisa Jasper.

-Gracias –rió Alice. Esto era muy gracioso.

-¿Vamos a comer? –preguntó Nancy.

-Te sigo, Nan –dijo Amalia y las dos, seguidas por Alice fueron hacia las escaleras.

-Jasper, ¿puedo hablar un momento contigo? –pedi. Al ver que dudaba, ataque de nuevo –por favor.

Suspiró.

-Esta bien –entro a la habitacion y cerró la puerta.

-Queria pedirte perdon por como actue contigo injustamente –no sabia como hablar, asi que como de costumbre, empecé a tartamudear –y…queria decirte que… -largue un suspiro larguisimo y finalmente, lo escupi -te quiero…

Jasper me miro sorprendido. Tal vez estaba pensando que estaba loca o algo por el estilo, pero no era asi. Realmente lo queria, pero siempre iba a elegir a Edward.

-Yo tambien te quiero –soltó nervioso –solo que…es muy raro esto para mi. Nunca tuve a alguien a cargo y…raramente me encariñé…

Yo rei incomoda.

-Quiero que entiendas, Jasper, por favor. Edward es muy importante para mi asi como lo eres tú, pero…el es como que me completa. Es algo que necesito mucho. Es lo que me tranquiliza, me hace sonreir, y me hace saber que todo lo malo ya paso, porque lo encontre. Pero tambien te necesito a ti -me acerqué -no se porque -me sincere -pero realmente te necesito.

Quedó resignado. Parecía triste. Me acerqué y lo abracé.

-Jas, vos sos mi hermano, y siempre lo vas a ser. Mi hermanito.

Una risa retumbo en su pecho. Me abrazó más fuerte.

-Con eso me alcanza...