¿Alguna vez deseaste lo que es imposible? ¿Que pasaria si eso se vuelve realidad?

jueves, 24 de junio de 2010

6. Atrapada

En mi inconciencia tuve como un sueño. Vi a la manada de Seth, él estaba a mi lado. Leah y Jacob estaban a su derecha e izquierda. No me permitían avanzar a un lugar donde yo quería ir. Seth me paso los brazos por la cintura y no me dejaba ir.

-Seth, quiero ir.

-No voy a permitirlo –me dijo medio dolido.

-¿Por qué? –exigí saber.

-No quiero verte mas dolida de lo que estas –me respondió.

Sin saber como, vi como de mis ojos caían lagrimas. Me las limpie sin entender lo que estaba pasando. Mire para mis costados, estábamos en el mismo claro que el otro día vi. Hacia mi derecha estaba mi familia Cullen, pero estaban mal. Esme lloraba, de alguna forma, en los brazos de Carlisle. Alice estaba con Jasper totalmente deshecha, Bella, Nessie y Rosalie se abrazaban una a otras como consolándose. Delante de ellas, a pocos metros estaba Emmett totalmente destruido, deshecho junto con Edward que estaba detrás de él y su mano reposaba en su hombro derecho. El rostro de Emmett demostraba dolor, furia, angustia y más cosas que eran inexplicables. Miraban hacia unos pocos metros hacia delante donde yacía algo negro en el piso. Al ver esa escena, quise zafarme de los brazos de Seth pero él me lo impedía. Quería ver porque mi familia estaba así. De repente, note que mi hermana no estaba. La busque con mi mirada: el bosque, el claro, entre la familia, entre los lobos. Nada.

-Nancy –dije –Nancy, ¿Dónde esta Nancy? –mire a Seth -¿Dónde esta mi hermana?

Seth me sostuvo más fuerte y apoyo su cabeza ardiente en mi cabello. Me beso en la cabeza y me contuvo.

-Seth, quiero a mi hermana…Seth, ¿Dónde esta Nancy? –empecé a ponerme histérica al no saber que pasaba y quería a mi hermana –Nancy…¡¡¡NANCY!!!

Me desperté gritando.

Mi hermana, que estaba a mi lado asustada, me tomo de la mano y me tomo de la cara para que la mire.

-Acá estoy, Jaz. Acá estoy –me dijo.

-Nancy –dije al mirarla. Estaba mas tranquila, pero se notaba que mi cara no lo estaba lo suficiente porque se asustó.

-Jaz, acá estoy, ¿Qué ocurrió? –me tomo con sus dos manos.

Mire a mí alrededor. Estaba acostada en el sillón, al lado mío estaba Nancy, sentado a mis pies estaba Seth con cara de preocupado mirándome. Decidí levantarme despacio. En seguida, Seth se paro y me ayudo. Me senté y mi hermana se sentó a mi lado derecho. Ninguno de mis primos estaba a la vista, hasta que Edward estuvo presente en un segundo delante de mí.

-Jaz, ¿estas bien?

-Si, Edward. Solo que…un poco mareada.

Seth se sentó al lado mío.

-Jaz, ¿Qué ocurrió?

-Nada…tuve un sueño inconsciente –mire a mi hermana y la abrase.

-Bueno –dijo Edward –creo que es hora que descansen –mire mi reloj. No pude creer que ya eran las diez de la noche –mañana hay instituto y tienen que descansar.

-Si…creo que es buena idea –suspire.

Mi hermana y yo nos estábamos por levantar e irnos cuando Seth me detiene. Lo mire.

-¿Qué ocurre Seth?

-Quisiera hablar contigo –me dijo con una sonrisa encantadora. Segada, le dije que si con la cabeza.

-Nos vemos arriba, hermana –me dijo Nancy y se fue.

-Por favor, vamos a la cocina.

Lo seguí. Llegamos a la cocina y me senté. El se quedo parado.

-¿Qué ocurre? –pregunte.

-Bueno, seguro que Reneesme te “mostró” lo que soy.

-Si…aunque tengo varias dudas.

El rió.

-Con el tiempo vas a entendernos –respondió y su sonrisa quedo en su rostro iluminándolo. Si que era lindo.

-Bien –dije tratando de esconder mi sonrisa tonta de mi rostro -¿eso solo era?

-Emmm, no exactamente –respondió y se me acercó –quiero decirte algo.

-Ajam –dije tratando de contenerme.

Me miro a los ojos con sus hermosos ojos oscuros llenos de protección y dulzura. Me estremecí. Sentí como que mi corazón latía a cien por segundo. Era diferente que con Edward. Muy diferente. Edward me gustaba pero no al estilo que me gustaba Seth. Yo sentía a Edward como el hermano que nunca tuve. La reacción que tengo cada vez que él esta cerca es por algo de él que me provoca eso. Pero Seth…Seth era hermoso y me gustaba de la manera que se gusta un hombre y una mujer. Me había perdido en sus ojos cuando hablo.

-Jaz, tengo que contarte que…bueno, cuando Alice te vio y te dibujo…bueno, quería saber como se veía una Cullen humana –rió.

Yo tambien reí. Su sonrisa era bastante contagiosa, aparte de linda. Me sentía segura hablando con Seth. Parecía que entre en confianza apenas empezamos a hablar. Era un chico agradable…si se podría llamarle chico. Su físico lo hacia parecer de edad avanzada.

–Solo quiero que sepas que para lo que necesites estoy. Quiero ser el amigo que necesites, el hermano que nunca tuviste…quiero ser alguien cercano tuyo…

-Seth…emm…

-Igual…creo que con Edward cerca…y con lo que me contaste en tu cuarto… –me dijo mientras caminaba sin ningún rumbo sonriendo.

-¿Qué cosa? –respondí sinceramente sin saber de lo que me hablaba mientras lo seguía con la mirada. La sonrisa que reinaba en su rostro fue desapareciendo de a poco. El se puso serio, apoyo sus manotas en la mesa y me miro.

-Que parece que te gusta un familiar …y creo que es Edward.

-No es así…-intente responderle.

-¿Entonces como es? –me interrumpió de forma abrupta. Parecía enojado. Su boca fruncida y su mirada de odio me asustó.

-Seth…creo que no es manera de que me hables de esa forma –lo frene.

-Disculpame –susurró. Parecía como que quería controlarse.

-Además, era en ese momento. Peor ahora es diferente –le dije- además…Edward es mi primo.

El rió irónicamente.

-¿Qué sucede?

-No son primos…en si –respondió –pero igual él esta con Bella…

-Lo se –dije –esa tambien es una razón. Además el me cuida, me protege…pero no de la forma en que lo hace un primo…eso me confunde.

No se porque, pero estando con Seth me podría sincerar. Lo sentía como alguien con quien hablar, a pesar de que sea…lobo. Sus ojos y su sonrisa me inspiraban confianza y certeza de que parecía un buen amigo.

-Mira…quiero decirte algo…quisiera contarte lo que pasa por su mente…

-¿Qué? ¿Tu tambien lees mentes? –le pregunte asombrada.

-Algo así –dijo como estando orgulloso de su poder -Es como un medio de comunicación cuando entro en fase. Cuando somos lobos es obvio que lo único que nos podemos comunicar es mediante la mente. No puedo esconder nada. Todo es expuesto por mis pensamientos. Cuando estoy en mi manada, ellos saben todo de mí. Mis sentimientos, mis pensamientos, cada cosa que se me cruce por la cabeza…

-Wow –respondí.

-Es feo no tener secretos –sonrió –pero confío en Seth y Leah.

-¿Ellos dos son de tu manada?

-Si, en realidad, son dos manadas –dijo acercándose a mi –Una en la que el Alpha es Jake y otra, en la que están mis amigos…los que están en contra de que Jacob, Leah y yo estemos acá –me dijo.

-¿Por qué? –pregunte.

-Es una historia larga –sonrió –pero prometo comentártela otro día…

-Esta bien Seth –respondí mientras el solo me miraba.

Quedamos mirándonos. Seth era lindo. Y me gustaba mucho. Su sonrisa me hipnotizaba. El, al darse cuenta de la forma que lo miraba, sonrió.

-Mañana… ¿a que hora sales del instituto? –me preguntó.

-A las cuatro…creo.

-Esta bien. Cuando vuelvas, avisame. Con solo que te asomes por el bosque y me llames, yo estoy.

-¿Qué vas a hacer? –pregunte media divertida.

-Quiero contarte quien soy –me mostró su sonrisa brillante y encantadora –y tambien quiero saber de ti.

-Me parece bien –me pare, me dirigí a él y extendí mi mano –Jazmin Cullen –me presente. El sonrió.

-Seth Clearwater –dijo y me tomo de la mano –un gusto.

Los dos nos quedamos mirando sonriendo. Su sonrisa era tan…. No note que Edward estaba en la puerta.

-Jaz, creo que es mejor que vayas a acostarte –dijo mirando a Seth seriamente.

-Si –dije media avergonzada –hasta mañana, Seth.

-Que descanses –me dijo.

Antes de irme por las escaleras, lo mire por última vez. Estaba hablando seriamente con Edward. Era muy interesante ver como Seth podía controlarse. Podía hablar tranquilamente, pero las manos le temblaban. Decidí dejar que hablen. Yo no daba más de sueño.

Llegue a mi cuarto, abrí la puerta lo mas silencioso que pude y la cerré. Nan dormía. parecía que la única que iba a tener pesadillas con vampiros y lobos era yo. Me cambie mi ropa y me acosté. Mire por última vez en esa noche a mi hermana. La vi…tan tranquila que me contagio. Bostece y antes de dormirme, recordé nuestra ultima charla en Buenos Aires: “Yo tambien estoy nerviosa –había dicho ella y suspiró –pero no hay que temerle a nada. Si total, son humanos igual que nosotros”. Me reí de lo irónico que era y me dormí.

Los siguientes días fueron bastantes movidos. Carlisle se tomo el tiempo de contarnos a Nan y a mi la historia de la familia y de su conversión a vampiro. Edward en esos días se mostró bastante atento, yo diría demasiado, ya que pasaba mucho tiempo conmigo. No me dejaba ni a sol ni a sombra. Solo cuando estaba con Seth me dejaba tranquila. Seth me contó las historias de los lobos, junto con el Alfa Jacob, y las historias Quileutes. Después de eso, yo quise saber más y me llevo a la playa La Push, donde conocí a su madre que estaba en ese momento en la casa de Billy y el padre de Jacob. Asi pasaron dos semanas.

Ese jueves llegue fundida de la casa de Emily a eso de las ocho a mi casa Cullen. Mi hermana estaba con Emmett afuera jugando a no se que cosa, pero parecía divertido. Entre y no encontré a nadie a la vista. Supuse que fueron a cazar.

Decidí ir a mi cuarto a leer un rato, pero no sin antes darme una buena ducha. Tenía un olor a sal y a mar en mi pelo que mataba. Fui hasta la puerta de mi cuarto. Antes de entrar, sentí una voz que me llamaba.

-¿Jazmin?

Una voz masculina y formal me llamaba del lado derecho. Me di vuelta para ver quien me llamaba.

-Jasper –solté sorprendida -¿Qué sucede? Pensé que habías ido a cazar.

-No, fueron Esme, Carlisle, Nessie y Bella –sonrió algo nervioso -Emmm…Alice quiere hablar contigo de algo. Dice que es de suma urgencia…

-¿Ella esta despierta ahora?

Me quedo mirando como si lo estuviera cargando.

-Cierto –recordé que no dormían.

-Esta ahí, en su cuarto. Ni idea lo que esta haciendo.

-Gracias –dije y mientras caminaba me detuvo nuevamente su voz.

-Jazmin…

-Jaz –lo corregí sonriendo y me di vuelta -¿Qué sucede, Jasper?

-No te preocupes por lo de los Vulturis…-una atmósfera de tranquilidad me inundo -va a estar todo bien…

-¿Cómo supiste que estaba pensando en eso? –reconocí.

-Seth me contó –sonrió. Yo suspire.

-Gracias, Jasper –respondí.

La verdad que en esos días no pensaba en otra cosa. Ellos podrían venir a buscarnos en cualquier momento. Y según lo que me comento Bella, no eran nada amigables si se había roto alguna ley. Camine por el pasillo hasta la puerta. Me detuve e iba a golpear, pero algo me detuvo de hacerlo.

-Pasa –me dijo la voz de Alice.

Yo, sorprendida, abrí la puerta y entre. El cuarto de Alice era bastante adolescente. Tenia su equipo de música hacia la derecha en un mueble donde tambien estaban todos los cd´s. Arriba de el equipo, en un estante larguísimo, había muchos libros de diferentes materias parecía. Al lado del gran equipo cuyos parlantes daban para toda la habitación, estaba un gran armario que ocupaba mas o menos un tercio de toda la pared. Al frente de la entrada, o sea, de la puerta, estaba el gran ventanal que daba hacia el bosque con unas cortinas blancas corridas hacia los costados. Hacia el lado derecho del ventanal había un diván de cuero negro apoyado contra la pared cuya cabecera daba hacia el ventanal de la izquierda, que no se habría, pero que daba un hermoso paisaje. En el costado izquierdo estaba contra el ventanal había una gran cama de una plaza y media mas o menos bien acolchonada. Arriba de la misma había varios ositos de peluches de diferentes tipos: ositos, perritos, conejos…Encima del colchón tenia una frazada de telar con una imagen de un acantilado de noche con un lobo aullando a la luna. Me sorprendió de gran manera. Al frente de esta, del lado izquierdo y en transversal de la esquina, había un gran televisor de pantalla plana de no se cuantas pulgadas con el DVD, el Home Theatre y varias películas desparramadas. El piso era de madera excelentemente lustrada y encerada. Estaba todo tan ordenado y tan prolijo que a comparación de mi cuarto, este era el Teatro Colón. Cuando entre, ella estaba en la cama sentada y escribiendo. Ella levanto su mirada y me sonrió.

-Jaz, vení, sentate –dijo mientras me hacia un lugar al lado suyo.

Yo me acerque perpleja al ver la cama.

-Quedate tranquila –me dijo –recién salí de caza, así que no voy a morderte –y se rió de su chiste que para mi no tenia ninguna gracia.

-Lo que no entiendo –dije media rara todavía al sentarme –es lo de la cama…

-¡Ah! La puse por el tema que el otro día vino tu hermana a ver películas y como no tenia un lugar donde hacerla dormir, me anticipe y traje una –sonrió.

-Aja –logre decir –Emmm…Jasper me dijo que querías hablar conmigo.

-Si –dijo seria y dejo sus cosas al lado de la cama –es algo serio.

Sus ojos atraparon a los míos. Me sentía como atrapada, como una débil presa sabiendo su destino. Su mirada quería como decirme algo. Eran tan calidos y a la vez tan dulces. Me hacían sentir como si estuviera con una amiga de mi edad. Parecía relajarme.

-Quiero que…te quedes tranquila con el tema de Los Vulturis –me empezó a decir –nosotros somos un aquelarre bastante fuerte…y uno de los mas grandes…

-¿En serio? –pregunte interesada.

-Si –estaba orgullosa –hay otro aquelarre parecido al de nosotros en Alaska. Es el aquelarre Denali y están compuestos por Tanya, Kate, Carmen y Eleazar. Son tambien vegetarianos…

Empezó a contarme de la historia de los Denali. Cuando se detuvo, aproveche.

-Pregunta –solté. Era una duda que tenia hacia varios días -¿tu como te convertiste?

Ella sonrió amablemente mientras sus ojos miraban el suelo.

-Cuando tenía unos diecisiete años mi madre me interno en un psiquiátrico por mi capacidad de tener visiones del futuro.

-¿Cuándo eras humana tambien lo tenias?

-Parece que si –sonrió –y ahí me hice amiga de uno de los que trabajaba en el hospital. Luego de un tiempo supe que era vampiro. En ese tiempo había un…vampiro que quería cazarme –note la diferencia que hizo cuando menciono la palabra vampiro –su nombre era James. Era un excelente rastreador y quería cazarme a toda costa. El viejo vampiro, mi amigo, se dio cuenta y decidió convertirme antes de que James me haga daño. Como venganza, James mato a mi amigo –suspiro –y como yo no recordaba nada de mi vida humana, anduve de aquí para allá hasta que “vi” que Jasper buscaba una compañera…y quise acompañarlo yo –puso cara feliz –fue una tarde de 1948 cuando lo encontré en Philadelphia. Ahí le dije que lo estaba esperando…fue muy gracioso. Él es todo un caballero… ¡Y me pidió disculpas por haber tardado! –hasta yo reí –y bueno, desde ese momento estamos juntos…Luego de un tiempo, en una de mis visiones vi a la familia de Carlisle y emprendimos el camino para encontrarlos. El día que vinimos no estaba Edward ni Emmett ni Rosalie; habían salido de caza. Le conté nuestra historia a Carlisle y nos adopto en seguida como sus hijos –su mirada estaba perdida –desde ese momento estoy muy agradecida a él y a Esme –una media sonrisa reapareció –me acuerdo cuando llegue que le ocupe el cuarto a Edward, ya que tenia mejor vista. ¡Tenias que ver su cara cuando me vio! Fue muy gracioso –su risa era como música refinada. Suspiro y me miro –y eso es lo que soy. La vampiresa adorable que forma parte de la familia Cullen.

Yo sonreí. Era una hermosa historia…a partir de que se convirtió.

-¿Y que paso con James?

-Lo matamos cuando intento matar a Bella hará…unos ocho años atrás.

-¿Estaba vivo hasta hace unos años?

-Aja –no debí sorprenderme.

-Wow –repetí -¿y…como recordas lo de antes de convertirte si dijiste que no recordabas?

-El día en que James intento matar a Bella, hizo una grabación en donde quedo todo…y ahí supe mi historia.

Quedo un vacío. Creo que ella estaba pensando. Su historia era un poco trágica realmente. No podía creer que una madre internara a su hija. La odie por unos minutos. En ese momento, pasaron varias cosas por mi cabeza. Entre ellas, una duda. ¿podría yo ayudar contra los Vulturis?

-Alice… -dije tímidamente –la verdad es que…me da cosa pensar que van a luchar contra los Vulturis…

-Quedate tranquila Jaz –me dijo mientras pasaba su brazo por entre mis hombros y me acercaba a ella –no va a pasarte nada…

-No es por eso –suspire –tengo miedo que les pase algo a ustedes.

Ella rió.

-No, no creo que puedan. Además no creo que vengan a pelear…

-Si yo me convirtiera –casi susurre y levante la cabeza para mirarla -¿cambiarían las cosas?

Ella suspiro. Creí que no seria difícil, pero lo fue. Mientras me acariciaba mi brazo derecho, sentí que en su silencio reinaba algo de paciencia.

-¿Alice?

-Jaz…creo que no te estas dando cuenta de algo…

Me asustó.

-¿Qué pasa?

-¿No te das cuenta de cómo te trata mi hermano?

-¿Eh?

-¡Edward! –casi grito – ¿no viste como te mira, como te cuida?

“¡Ay, Dios mío! ¡No soy la única que lo ve!” pensé. Ella suspiro y siguió.

-Edward te trata así…porque ve algo en tí que podría resultar…pero yo pienso que es una locura…es una total desconsideración...

-Alice, ¿podrías decirme de una vez que ocurre?

-Él… -suspiro. Si es posible sus ojos se apagaron y miraron al suelo-te ve como una hija…

Mis ojos se abrieron como platos. Creí sentir que la sangre descendía, me quede sin aire. ¿Edward…mi padre? Empecé a jadear.

-¿Jaz? ¡Jaz! –trataba de despertarme. Yo la escuchaba, pero no reaccionaba. No quería que nadie me hablara sobre tema parental. No quería saber nada.

-¡Jaz! –me grito y ahí desperté –Jaz, ¿estas bien?

-No –admití. El sueño se me fue al momento –no…no…no vuelvas a sacar el tema, por favor…

-Esta bien –dijo y me acurruco en su pecho. Ella me resguardo en sus brazos fríos –quedate tranqui, Jaz. Estoy acá…

Me quede con ella. No quería volver a mi cuarto y que mi hermana me viera así. No quería ver a nadie. Me quería quedar con Alice. Me quede de una pieza cuando me dijo eso. Yo no quería saber nada sobre padres. había pasado hace poco lo de mis padres que imaginarme a alguien como mi padre me ponía los pelos de punta. No, no quería. Definitivamente. Empecé a dormirme, mientras Alice me acariciaba mi brazo derecho y medio que me acunaba. Sirvió. Me dormí a los pocos minutos.

Al otro día desperté media confundida. Mire para todos lados. Ese no era mi cuarto. Me fije cada detalle. El cuarto de Alice. Me había quedado dormida ahí. Mire hacia un reloj que colgaba al lado de la puerta. Me refresgue los ojos para ver si veía bien. Nueve y media.

-¡Maldición! –dije y salte de la cama y salí corriendo hacia mi cuarto. Me bañe y me lave los dientes lo mas rápido que pude -¿Por qué no me despertaron? ¡El instituto y la gran…! –no pude terminar la frase cuando golpearon la puerta de mi habitación -¡Ya va! –grite mientras me terminaba de poner mis converse negras.

Abrí la puerta y mire. Estaba Seth en la puerta. Su sonrisa me dejo congelada.

-Buenos días, dormilona –me dijo sonriente.

-¡Seth! –logre reaccionar -¿Qué ocurrió?

-Nada –dijo mientras entraba a mi habitación – ¿estas preparada?

-Si, ¿por?

-Soy tu transporte –sonrió –Alice dijo que te levantarías tarde, así que llevo un justificado de Carlisle que tenias que ir al hospital y que llegabas tarde.

-Gracias Alice… -susurre.

-¿Estas lista? –preguntó.

-Si… -dije mientras agarraba mi mochila y empujaba a Seth para salir de mi cuarto.

-Emmm…no planeaba salir por la puerta –me dijo Seth.

-¿Entonces por donde?

Me agarro de la cintura, me llevo dentro del cuarto nuevamente y el quedo afuera.

-Espera un momento –me dijo.

Entre media confundida. A los segundos, entra el lobo de pelaje rojizo. Me hizo sonreír.

-¡Que transporte! –solté -¿Dónde me pongo? –me hizo señas hacia su espalda –me estas jodiendo –solté. Puso los ojos en blanco -¡Esta bien, esta bien! –dije y me agarre de su cuello con mis manos.

El se asomo por el ventanal, dio el gran salto y empezó a correr. Odiaba admitirlo, pero era mas veloz que Jasper, pero no se si mas que Edward. Me aferre fuerte de su cuello y me llevaba entre el bosque. Nunca me sentí tan segura con Seth. Iba saltando de acá para allá, evitando todos los obstáculos. Era divertido. En un momento nos detuvimos.

-¿Qué sucede? –dije y me baje.

El me miro y se metió al bosque.

-¿Seth? ¿Dónde vas? –grite.

A los pocos segundos volvió el Seth que conocí sonriendo a carcajadas. Se había vuelto humano.

-Fue divertido –soltó. Yo tambien me reí. En ese momento sonó la campana del cambio de horario. La campana que indicaba que entraba a clase.

-Tenés que irte –me dijo medio triste.

-Si –respondí media triste tambien. Suspire y lo mire. Me acerque.

-Emmm…Seth…

-Si…

-Hoy quiero contarte de algo –le dije tímidamente –algo de Edward.

-¿Te hizo daño? –dijo y se puso serio.

-No…hasta ahora –mire al suelo –pero necesito contárselo a alguien que no sea de la familia.

-Cuando quieras –me dijo.

No se porque, pero me acerque y lo abrase. Sus brazos me quemaban, pero me sentía bien. Muy bien para ser mas exacta. El apoyo su cabeza en la mía.

-Estoy para lo que necesites –me dijo y me beso la cabeza.

-Gracias –solté.

-Ve y entra –me ordeno mientras me soltaba –vas a llegar mas tarde todavía.

Lo solté, lo mire. Me sonrió. Fui casi corriendo. Fui hasta donde estaba la señora Stuart. Le dije lo que me había pasado y le di mi justificado. Obviamente era todo mentira. Me dijo que ya Alice le había contado algo, pero que el justificado alcanzaba. Me despedí y fui hacia donde estaba mi clase de Literatura. Golpee antes de entrar. La voz del señor Reed me dijo que entrara.

-Disculpe mi tardanza –le dije cuando me acerque a su escritorio. Por lo menos, la clase no estaba prestando atención a mi ingreso –tuve que…

-Si –me sonrió –su hermano me dijo todo…

“¡¿Mi hermano?!” pensé dentro de mí. Mire al fondo, donde me sentaba con Edward. Ahí estaba, como una estatua al dios más hermoso.

-Esta bien –me dijo el profesor –puedes ir a sentarte.

Camine por el pasillo hasta donde estaba Edward. Me senté a su lado media frustrada. Quería estar enojada, pero había algo que me lo impedía. Él sonreía. Lo mire de reojo mientras sacaba mis cosas. Sin darme cuenta, mi cuaderno se resbalo de mis manos y se cayó. Pero las manos de Edward lograron atraparlo antes que toque el piso.

-Gracias –dije por lo bajo.

-De nada –mostró media sonrisa.

Hubo un silencio entre nosotros dos en toda la clase. Trataba de concentrarme en la explicación del profesor Reed sobre el libro que estábamos leyendo, “Muerte de un forense” de P. D. James. Estaba muy bueno ese libro, ya lo había leído como cinco veces, con lo que la clase me resultaba un poco aburrida. Mire nuevamente a Edward. Estaba mirando fijo al señor Reed, pero su mirada estaba concentrada en otra cosa. Sus brazos estaban apoyados sobre el banco y jugando con la lapicera entre sus dedos. Su mirada estaba totalmente perdida. Estaba concentrado en algo que yo me moría por saber. Pero no sabia porque. En definitiva, yo tendría que estar enojada con él. Pero algo me lo impedía.

Mire hacia el señor Reed y empecé a pensar en lo que me había dicho Alice. Edward quería ser mi padre, quería experimentar de cómo seria ser tener una hija mortal. Pero ya tenia a Reneesme, ¿Qué mas quería? Yo ya tuve mi padre y no volvería a tener otro. Él tendría que entender que no es fácil. Hace mas o menos dos años y medio que había pasado lo del accidente. ¿Y realmente ya estaba preparada para tener un padre sustituto? Yo ya estaba bien con Carlisle, pero no quería que nadie sea mi padre. Ni tampoco veía a Bella como mi madre. Tal vez como hermana, pero no como madre. A ninguno de los Cullens lo veía como mis padres…solamente a Carlisle y a Esme. Ya me había acostumbrado a mirarlos de esa forma. Esme era tan amorosa, compinche, increíblemente hermosa. Y Carlisle tenia ese que se yo que tienen los padres, protector y hermoso tambien. Suspire. Ellos ya eran mi familia. Pero no de esa forma que fueron mis padres.

Sonó la campana que indicaba el almuerzo. Sin mirar a Edward, empecé a tomar mis cosas y guardarlas.

-Jaz, ¿puedo hablar un minuto contigo?

Una voz totalmente irreconocible estaba a mi lado. Levante mi rostro y vi quien era. Era un muchacho mas bien lindo, pelo oscuro, corto, tez pálida, alto, fornido y ojos claros. Su voz era profunda, pero a la vez dulce. Lo miraba tratando de reconocerlo.

-Mi nombre es Taylor –se presento sonriendo –Taylor Richmond. Soy tu compañero de literatura –un pequeño sonido vino de detrás mío. Mire por el rabillo de mis ojos. Edward estaba duro.

-Ah, disculpame que no te reconocí –trate de sonreírle –todavía me cuesta algunos nombres.

-Esta bien –sonrió –pasa. Emm…quería preguntarte que hacías mañana a la noche…

-¿Mañana? –solté como dudosa.

-Es viernes. Quisiera…-suspiro medio avergonzado –quisiera invitarte al cine.

Eso me tomo desprevenida. Me sobresalte un poquito. Sentí que Edward se levanto de repente y se fue. Parecía enfurecido. Taylor se asustó.

-¿Al cine? –le pregunte mientras me levantaba para sacarlo de su susto.

-Si –me respondió y volvió su tranquilidad –dan unas pelis nuevas que me gustaría ver.

-Seguro –respondí. No podía creer que yo aceptara -¿en donde es?

-En Port Angeles –sonrió mas. Su dentadura era perfecta y resplandecía – ¿paso a buscarte a las siete?

-Vale –respondí.

-¿Te acompaño a dejar tus libros? –se ofreció.

Me acompaño todo el camino hacia mi casillero. Me pregunto de donde venia exactamente y me contó que él tenia familiares en Argentina. Yo sonreía. La verdad es que no sabia porque lo hacia. Pero tal vez salir un poco me haría bien. Seguimos caminando hasta la entrada de la cafetería. Era bastante gracioso este chico y me sentía bien con él. Cuando llegamos, se despidió.

-Bueno, me voy a sentar con mis amigos –parecía medio confundido -¿nos vemos al rato?

-Dale –sonreí.

-Nos vemos, niña bonita –me dijo en español y me dio un beso en la mejilla. Yo me puse colorada. Él se fue. Me tambalee por la cafetería, tome una bandeja y me serví lo que pensaba comer. Luego camine hasta la mesa de mi familia. Note que Edward no estaba.

-Buenas –salude.

-¿Cómo estas?

-Bien –le respondi a Bella.

-Edward se fue –solto Alice como perdida –y no veo porque –me miro con sus hipnotizadores ojos medios oscuros. No habia salido a cazar -¿Qué ocurrió?

Yo la mire confundida. Varios pares de ojos se situaron delante de mi.

-Nada, estaba en clase de Literatura y Taylor se acercó. Estuvimos hablando, me pidió salir al cine con él, me acompaño hasta acá y nada mas.

-Mmm..que raro, no lo vi –se sobresalto y los brazos de Jasper estuvieron en sus hombros -¿y si estoy perdiendo la capacidad…mía?

-No amor, ya sabes lo que dijo Carlisle. Con el tiempo se intensifica –Jasper la abrazo.

-¿Pero porque no pude verlo?

-Tu mente esta ocupada de varias cosas –susurro Bella –en Italia, en casa, en las chicas…tal vez solo tienes lagunas…

Alice hizo un pequeño puchero. Todos en la mesa se rieron despacio. Sus risas juntas parecían una sinfónica creada por el mejor músico del mundo. Mire a mi hermana. Estaba seria. ¿Qué le ocurría? Su mirada enfocaba frustración y a la vez algo que no podía definir. Me quede mirándola.

-Bueno, esto decide lo que estaba pensando –soltó Alice muy sonriente.

-¿Qué cosa? –le dije devolviéndole mi interés.

-Tenemos que ir de Shopping. Es lo unico que me levanta el animo.

-¡¿Qué?! –casi grite. Yo…de shopping. No me veía ni ahí.

-Dale, primis –me suplico -¿vamos Nessie?

-Tengo que comprarme ropa –fue su respuesta –si van me uno.

Parecía acorralada. Decidí salirme por la tangente.

-Nan, si voy, ¿vas conmigo? –sonreí.

La mire. Ella miraba su plato sin haber comido nada, solo jugueteaba con ella. Sus ojos estaban abiertos como platos. No sabía que le pasaba. parecía estar muy confundida. Algo la perturbaba. Pensó mucho, suspiro. soltó su tenedor en el plato y lo quedo mirando.

-No lo se –respondió finalmente todavía sin mirarme –tengo tarea que hacer para mañana. Tengo que ponerme al día.

-Te ayudare –le dijo Rosalie. Eso me sorprendió.

-Gracias –dijo ella sonriéndole. Me pareció muy sospechoso. Muy rara vez mi hermana y yo no permanecíamos juntas, pero bueno. Creo que tenía razón. Pero me sorprendió el ofrecimiento de Rosalie. ¿Qué habría atrás de todo esto? ¿Por qué Emmett siempre estaba acompañando a mi hermana y Rosalie ayudándola? Creo que la razón me llego a mi mente. Y por algo no me sorprendió. Rosalie y Emmett querrían lo mismo que Edward conmigo. Ser padres de una mortal. Me quede con la boca abierta.

-Jaz, ¿sucede algo?

No logre responder. Solo miraba a mi hermana. Ella tambien me miraba igual. Con millones de preguntas en la cabeza sin poder decir ninguna. ¿Por qué me hacia esto? ¿Qué pasaba con nuestra hermandad de sangre? ¿ya no confiaba más en mí? El timbre del regreso a clases me saco de mis pensamientos. Todos se levantaron para tirar su comidas intactas y sus bebidas sin abrir menos mi hermana y yo.

-Emmm…Jaz, tenemos que ir a Historia –me dijo Rosalie estando a mis espaldas.

-Esta bien –respondí yo levantándome y mirándola muy seriamente –vamos.

Fuimos a tirar la comida al tacho de basura (la de ella intacta y la mía a medio comer), mire por ultima vez a mi hermana y me fui con Rosalie. Me parecía bien. Tenia que hablar bastantes cosas con mi hermana postiza exuberante. Y esta vez va a ser muy en serio.

martes, 15 de junio de 2010

5. Revelaciones

-Creo que es hora de que hables con Carlisle –dijo Jasper mientras salia del haz de luz –creo que él es el mejor para aclarar este tema.

Mientras estábamos por retirarnos, Edward rió.

-¿Qué sucede? –pregunto Jasper.

Señalo para atrás de él sin darse vuelta. Me di cuenta que esa sonrisa no era totalmente sincera ya que sus ojos estaban preocupados. En dos segundos vimos que alguien saltaba de una de las rocas más altas con alguien en la espalda. Rápidamente reconocí a Emmett con mi hermana cargada en su espalda. Los dos se estaban riendo a no dar más.

-Emmett… -murmuró Jasper sonriendo.

-Y mi hermana –seguí yo.

-¡Wow! –soltó mi hermana -¡eso es adrenalina!

-Te lo dije, Nancy. Nunca me hagas una apuesta –reía nuestro primo enorme.

Ella bajó de su espalda y vino a mi lado. Rio un poco y yo la mire a los ojos. Miro al suelo media avergonzada. Movia sus dedos impacientes, como si tendria los palillos de la bateria entre sus dedos.

-¿Te enteraste? –me dijo luego de mirarme nuevamente.

-Si –le respondí –pero hablamos después en casa.

-Esta bien.

-Emmett –dijo Jasper –vamos a la casa. Tienen que hablar con Carlisle.

-Muy bien –dijo Emmett – Hey, Edward, ¿Carreras?

-Hoy no, Emmett. Perdón –respondió un poco melancólico.

-Yo acepto –dijo Jasper sonriente.

-Elige a una –dijo en obvia referencia a nosotras –con carga tal vez sea mas difícil.

-Gracias por tratarnos como una cosa, Emmett –señalé yo y rei sarcasticamente.

-No te ofendas, Jaz –me sonrió.

-Elijo a Jaz.

-Muy bien. Nan, arriba.

Jasper me hizo subir a su espalda. Veía como Emmett cargaba a mi hermana como si fuera una pluma. Me daba cosa. La espalda de Jasper, junto con el resto de su cuerpo, estaba totalmente frío. Helado como el hielo. Me hizo escalofríos por un momento.

-¿Estas bien? –me preguntó.

-Si… -respondí.

-Edward, ¿haces los honores? –preguntó Emmett divertido.

-Si, seguro –dijo él. Me miró, sonrió con una felicidad que no llego a los ojos nuevamente–a la una…a las dos… -me sujete bien fuerte de Jasper -¡¡¡a las tres!!!

Empecé a sentir como el viento golpeaba contra mi cara. Apoye la mejilla contra la fría espalda de Jasper mientras escuchaba los gritos de diversión de mi hermana y de Emmett. De repente, siento como algo muy veloz pasa al lado nuestro. Levante la mirada. No pude distinguirlo mucho.

-Vampiro fanfarrón –logro decir Jasper –es Edward. Es el más veloz de todos nosotros.

Yo sonreí. Mi vampiro favorito. Si que sonaba raro. Volví a colocar mi mejilla contra la espalda de Jasper. Sentía como saltaba, como evitaba cada cosa que se interponía. Era muy divertido y a la vez me daba mareos. Ese vértigo termino unos pocos minutos después, ya que Jasper le gano a Emmett y llegamos antes al patio de la casa.

-¡Hiciste trampa! –gritó Emmett divertido y dejo a mi hermana en el suelo.

-Te dije que nunca me desafíes, hermano –le sonrió él.

-Emmm…creo que queremos el resto de la historia –dije mientras trataba de acomodar mi pelo.

Todos me miraron y las sonrisas lentamente se fueron. Entramos a la gran casa. Carlisle junto con los demás nos esperaban en el salón. Estaban sentados. Nosotras junto con los dos hombres que nos trajeron nos sentamos. Cada uno con alguien a su lado: Jasper con Alice, Emmett con Rosalie, Bella con Edward y Nessie, Carlisle con Esme y yo con mi hermana.

-Bueno, creo que…llego la hora –empezó Carlisle.

-Tranquilo, Carlisle –le dijo Esme.

-Estamos listas para escuchar –dijo Nancy.

-Es una larga historia –empezó –pero seria mas fácil si empezáramos con sus dudas y preguntas –sonrió.

Mi hermana y yo nos miramos. Cada vez que hacemos eso parece que nos leyéramos las mentes.

-¿Cómo se convirtieron en…vampiros? –todavía me costaba decirlo -¿Cómo uno puede convertirse?

Se escucho una risilla de todo el grupo familiar.

-Clásica –dijo Emmett.

-Todos nos convertimos en diferentes situaciones, pero siempre Carlisle nos salvó la vida –dijo Edward seriamente –tiene que ser una ultima opción el poder de convertirte. Tenés que estar muy grave.

-O sea que… ¿tenés que estar muriéndote o enfermo para que te muerdan y te conviertas? –preguntó Nancy.

-Algo así –respondió Carlisle.

-Y ustedes…Ejemm… -me olvide de preguntar eso en el bosque- ¿que…comen…? –pregunte e instantáneamente me puse la mano en el cuello.

Carlisle, junto con los demás, soltaron pequeñas risas.

–En nuestra familia nos consideramos vegetarianos porque solo bebemos sangre animal –me explicó Carlisle –por eso, no corren peligro con nosotros. No somos los unicos, tambien hay un Clan en Canada, el Clan Denali, que tambien es vegetariano.

Me reí nuevamente. Todos, inclusive mi hermana, me quedaron mirando.

-Lo siento, se me hace difícil creerlo todavía. Parece todo una locura.

Un silencio quedo en el aire y todos seguían mirandome.

-Dejando la incredulidad de mi hermana de lado –continuo Nan –quiero razonar algo: las veces que estuvieron ausentes, los cambios de humor, esos ruidos bruscos…

-De caza –dijo Jasper.

-Y apuestas –sonrió Emmett.

-Entiendo –dijo pensativa mi hermana.

-Pregunta –dije yo -¿El conde Chocula cuando viene? –y me largue a reír de nuevo.

Todos me miraron ahora medios ofendidos.

-Lo siento mucho –Nan se acercó a mi –con unos golpes se arregla.

-No, deja –dijo Edward –yo me hago cargo de ella.

Yo me quede helada. Bella lo agarro de la mano y lo detuvo. Lo miro muy fijamente a los ojos. Un silencio se hizo presente nuevamente. Su mirada parecía como que le transmitía algo. Bella parecía que se tranquilizo y soltó la mano de Edward.

-Va a estar todo bien –dijo Edward -yo me hago cargo –me miro y sonrió –seguime.

Sin decir nada, lo seguí. Me hizo subir las escaleras hasta su cuarto. Entre. Era parecido al nuestro, pero sin osos de peluches, sin mucho color, más libros, más desorden y no había cama.

-Este es mi cuarto –soltó él.

Entré y mire. Todo desordenado. Libros, películas, CDS. Típico cuarto de varón. Camine un poco y lo mire.

-¿Y la cama?

-Emmm… -asomo una pequeña sonrisa -nosotros…no dormimos.

-¿En serio? ¿Nunca? –pregunte mas incredula.

-Nunca –respondió sonriente.

-Bien… –respondí y seguí viendo –así que vampiros…

-Si… -respondió mientras me seguía los pasos.

-Aja –seguía y veía los cd´s que tenia. De clásicos a rock. Los Ramones, Tokio Hotel, Debussy, Mozart, Chopin. Ahí tambien se me escapo la risa.

-Perdón, es que…hay una mezcla tremenda…

En ese momento lo miro. Estaba semi agachado, con un rostro siniestro, duro mostrando sus relucientes dientes, labios fruncidos, las piernas como que estaba a punto de correr, los brazos hacia atrás e hizo un grito gutural. Me asuste un poco.

-¿Ed…Edward? –tartamudee con un poco de miedo. El respondió con un gruñido. Su cara, su posición, todo era muy aterrador. Sus facciones eran como que algo le daba asco -¿Edward? –pregunte nuevamente.

-No puedo soportar mas… -dijo con un cambio de voz que me sorprendió –Me haces agua la boca… -soltó otro gruñido.

-Edward, controlate…soy parte de tu familia…creo… -tartamudeaba mientras trataba de alejarme –no…no me vas a hacer daño…

Se lanzo contra mí. Sentí su piel fría contra la mía. Pegue un grito. Enseguida me vi trepada en su espalda, sosteniéndome de su cuello y mis piernas alrededor de su cintura. Saltamos de su cuarto por el ventanal que estaba abierto hacia el bosque. El reía. Yo no paraba de dar pequeños alaridos.

-Tranquila –me dijo con su voz tan hermosa y melódica que me tranquilizaba –no te voy a hacer daño –me miro y sonrió –creeme.

-Confío en tí –le dije cuando llego a pisar el suelo.

-Tu lo dijiste –respondió y empezó a correr. Me apoye contra su espalda helada. En un momento siento que salta. Me animo a ver. Estábamos como volando. Todo el suelo del bosque estaba lejos ahora. Yo veía que ascendíamos.

-¿Edward? –pregunte.

-Quedate tranquila –susurró.

Vi que estábamos trepando un árbol. Pero no un pequeño árbol, sino que era uno de los árboles mas altos. Yo no podía creer lo que veía. No tenía palabras. La persona que yo mas quería aparte de mi hermana, me estaba llevando por entre medio de los árboles trepando. Yo sentía como mi corazón palpitaba fuerte como queriendo salir de su lugar. Finalmente, llegamos a la copa del árbol. Ahí me dejo en una rama segura y el tambien se sentó. Mire a mí alrededor. La vista era hermosa: bosque, lagunas, el tiempo nublado. Parecía una postal. Pero nada se comparaba con la hermosura de Edward. El estaba ahí, mirándome, con esa sonrisa que me hacia tener taquicardia.

-Entonces… ¿me crees ahora?

-Si…totalmente –le respondí mirándolo.

El hizo su sonrisa más hermosa y me la dedico. Solo para mí. Si que era lindo. Y tambien muy protector.

-¿Puedo pedirte algo? –pregunte tímidamente.

-Si –respondió.

-Quiero tocarte la cara…quiero ver como es tu…textura…

El me tomo la mano y la acercó a su bello rostro. Junto con un pequeño haz de luz que pasaba por su rostro, esos pequeños diamantes relucían de tal forma que me anonadaban. Toque su rostro. Tan frío como la nieve y la vez tan suave como el algodón. Era perfecto. No hay otra palabra para describirlo. Pase mi mano por sus ojos, sus pómulos. El cerró los ojos. Mas hermoso aun. Era la figura de un ange durmiendo. Era todo muy magico, el era magico. Mi propio vampiro. Sentia que slo lo queria para mi, un toque egoista toco mi corazon. En ese momento, Edward era solo mio. No habia nada ni nadie mas. Solo él y yo. Queria que ese momento durara para siempre. Mi mano se deslizaba por su menton, sus pómulos, ojos, labios. Me sentía como una bebe que toca la cara de su padre cuando empieza a reconocerlo. Tan solo de pensar en ello, saque inmediatamente la mano.

-¿Qué sucede? –pregunto asustado.

-Nada –mentí y baje la mirada. Él se preocupo.

-Dime que piensas.

-¿No era que leías mentes? –sonreí para infundirle que estaba bien.

-Pero acordate que la tuya no puedo ver…ni tampoco la de Bella –sonrió.

-¿Sos el único que tiene ese don? ¿Alguien más puede leer las mentes? –pregunte.

-No, solo yo. Pero Alice ve el futuro.

-Entonces ella ya sabía que mi hermana y yo íbamos a llegar.

-Si –dijo no muy convencido –pero lo que Alice ve es subjetivo. El futuro siempre cambia según lo que decidan las personas.

-Entiendo –suspiré -¿alguien mas tiene poderes?

-Bella y Nessie. Bella tiene el poder de proteger, crea como una…como explicarlo…como un campo de protección que cubre al que ella quiere. Y Reneesme tiene el poder de transmitir lo que piensa mediante el tacto, como…alguien…

-¿Quién? –pregunte interesada.

-Nadie –dijo y me miro con una sonrisa.

-¿Hay mas personas como ustedes en este lugar? –pregunte preocupada, tal vez pensando que algún compañero de colegio o tal vez algún comerciante sea como ellos.

-Como nosotros, no…específicamente…

Quede pensativa.

-No entiendo… -conteste finalmente.

-Con el tiempo vas a entender –sonrió –bueno, creo que es hora de que vayamos a casa y hablemos con Alice.

Me subió a su espalda, salto prácticamente de arriba del árbol hasta el suelo, y luego empezó a correr. Llegamos a casa en un lapso casi imposible. Entramos los dos juntos.

Vi que Alice estaba mucho mejor, pero seria. Jasper la acompañaba a su lado como siempre. Me senté al lado de mi hermana que estaba sentada en el sofá.

-Bien. Queremos saber que paso… -dije seriamente.

Alice suspiro fuertemente. Miro a Carlisle que le hizo un gesto de aprobación.

-Bien. Chicas, en la familia algunos de nosotros tenemos poderes fuera de lo que somos –me extraño que no haya dicho “vampiro” –como Edward puede leer mentes, Jasper puede manejar las emociones, Bella puede crear un campo de protección y Reneesme puede transmitir lo que piensa mediante el tacto, yo tengo el poder de tener visiones sobre el futuro. Las visiones no son seguras. Depende de las decisiones de la persona. Si la persona cambia de decisión, la visión cambia.

-Aja –dije como para impulsarla para que siga aunque ya lo supiera. La cara de mi hermana era de suma emoción.

-Hoy… “vi” algo muy importante…tienen que ver con ustedes dos… -miro a sus piernas y quedo seria. Jasper la tomo del brazo como dándole animo. Ella lo miro, sonrió y pareció decidida –vi a los Vulturis venir…a nuestra casa. Todavía no esta muy decidido. Jane quiere venir, igual que Alec y Cayo, pero Aro y Marco no están seguros. No después de lo que paso la última vez.

-¿Vulturis? –pregunto Nancy.

-Si…los Vulturis son una familia antigua y poderosa, algo similar a la realeza. Nadie les podía discutir nada ni hacer algo fuera de su voluntad al menos que quisiera…morir –contó Carlisle –En principio eran tres: Aro, Cayo y Marco. Dos mujeres se le unieron con el paso del tiempo, y los cinco constituyeron la familia. No estoy seguro, pero sospecho que es la edad lo que les confiere esa habilidad para vivir juntos de forma pacífica. Deben de tener los tres mil años bien cumplidos, o quizá sean sus dones los que les otorgan una tolerancia especial. Al igual que Edward, Bella, Reneesme y Alice, Aro y Marco tienen... talentos -el continuó antes de que le pudiéramos hacer pregunta alguna -O quizá sea su común amor al poder lo que los mantiene unidos. Realeza es una descripción acertada.

-Pero si son solo cinco…-dijo mi hermana.

-La familia son cinco…sin contar la guardia –dijo Edward.

-La última vez que tuve noticias, la guardia constaba de nueve miembros permanentes –siguió Alice -Los demás son... transitorios. La cosa cambia. Y por si esto fuera poco, muchos de ellos también tienen dones, dones formidables. A su lado, lo que yo hago parece un truco de salón. Los Vulturis los eligen por sus habilidades, físicas o de otro tipo. Ninguno de los cinco se mete en demasiados líos y nadie es tan estúpido para jugársela con ellos. Los Vulturis permanecen en su ciudad y la abandonan sólo para atender las llamadas del deber. No los llaman realeza sin un motivo, son la casta gobernante. Con el transcurso de los milenios, han asumido el papel de hacer cumplir nuestras reglas, lo que, de hecho, se traduce en el castigo de los transgresores. Llevan a cabo esa tarea inexorablemente.

-¿Hay reglas? –pregunte.

-Si, y es muy obvia –dijo Emmett.

-Si piensan un poco la adivinan –dijo Rosalie totalmente sensata.

Nosotras dos quedamos pensando.

-¿No será…que nadie tiene que saber que son…vampiros? –respondió mi hermana. Me di cuenta que cuando dijo “vampiros” lo dijo con sumo cuidado.

-Exacto –dijo Carlisle.

-Tiene sentido, y la mayoría de nosotros no necesitamos vigilancia —prosiguió Alice—, pero al cabo de unos pocos siglos, alguno se aburre o, simplemente, enloquece. Los Vulturis toman cartas en el asunto antes de que eso les comprometa a ellos o al resto de nosotros.

-Pero dijiste que no salían, entonces ¿cómo se alimentan? –preguntó Nancy.

-No salen, les traen el sustento del exterior, a veces desde lugares bastante lejanos. Eso mantiene distraída a la guardia cuando no está aniquilando disidentes o protegiendo Volterra de cualquier tipo de publicidad.

No se porque, pero si la cuestión es que esa historia me hizo sentir escalofríos. En realidad, pensar en lo que viví todo ese día me daba escalofríos. Vampiros…realeza vampirica…poderes…Pensaba que tal vez al otro día me despertaba y que veía que todo era un sueño. Mire a mi familia, mire a Nancy.

-¿Entonces porque vienen los Vulturis? –pregunte.

-No tengo idea…creemos que es para ver si Reneesme esta creciendo o no –respondió mirando a Carlisle.

-…pero… ¿a que vienen?

-Todavía no lo se…pero es algo malo.

-Aunque nosotros podemos evitarlo –dijo Edward –podemos contra ellos, mas ahora que esta Bella y los lobos.

-¿Qué lobos? –pregunto mi hermana.

-No voy a permitir que “esa” realeza se acerque –dijo una voz grave desconocida.

Yo me quede de una pieza al ver que un joven que aparentaba tener unos veinte, veintiún años entraba por la puerta que daba al salón del piano. Estaba en cuero, con un pantalón corto y zapatillas. Su piel era cobriza, morena, su cabello corto era negro, sus ojos marrones, alto, casi podría decir que media unos dos metros. Sus brazos eran enormes, y en el derecho tenia un tatuaje. Estaba en excelente forma, parecía que se mataba en el gimnasio. Me quede anonadada.

-No creo que sea buena idea ahora… -soltó Carlisle haciendo un gesto negativo con la cabeza.

-¿Quién eres? –preguntó Nancy. Sentía en el fondo que lo conocía, pero… ¿de donde?

-Hola Jaz –me dijo.

Me quede dura ¿Cómo me conocía? ¿Quién era?

-Espera –dije cuando pude reaccionar -¿Cómo me conoces?

-Soy yo –me dijo, se sentó a mi lado y tomo mi mano. Su temperatura era altísima, pensé que tenía fiebre. Sonrió –soy Seth.

-¡¿Qué?! –dije yo media incomprendida en ese mundo –no, esto ya es bastante…

-Jaz –me dijo el chico, me tomo de la cara y me miro a los ojos. Esos ojos yo los conocía. Me quede desconcertada con la posibilidad que cruzaba por mi mente.

-Seth… -salio de mi boca.

-Si, soy yo –sonrió.

-¿Pero…?... ¿Como?

-Es una historia larga…que en realidad no debería contarte… -suspiro.

En ese momento, vi que Nessie se separo de su madre y vino hacia mi lado. Yo solamente la miraba. No se acercó, solo quedo parada a pocos metros de mi.

-Seth… ¿el perro? –soltó mi hermana que hasta ese momento se había mantenido callada. A Rosalie se le escapo una pequeña risa.

-Hasta ella se da cuenta de lo que sos, perrucho –le dijo.

-Callate, rubia tonta –respondió Seth.

-Basta –soltó Edward que se había mantenido tan quieto que parecía una estatua.

-No…No entiendo –dije parándome. Nancy me siguió.

-Esto es mucho. Por favor…creo que necesitamos tiempo para analizar todo.

En ese momento, sin darme cuenta, Reneesme me pone una mano en el hombro.

-Jaz, por favor, necesito decirte algo –me dijo con su voz dulce.

Me di vuelta y la mire media confundida.

-¿Qué sucede?

Ella instantáneamente me puso su mano en mi rostro. Vi un perro enorme, color rojizo que protegía a mi familia junto con otros. Me di cuenta que uno de pelo color arena que estaba atrás del que parecía el Alfa era Seth, estaba a su derecha. Me mostró al de pelo rojizo. Su nombre era Jacob. Me mostró como se transformaba, pero tambien me mostraba el amor y el cariño que sentía ella por él y viceversa. Me dejo en claro que Seth era totalmente inofensivo. Pero me quedo la imagen de cómo se transformaba. Luego, me mostró la explicación que le daba Edward a ella: Seth junto con otros más son una manada de licántropos que están para proteger a los que viven cerca de la reserva de La Push, una reserva aborigen Quileute. Ellos entran en fase cuando quieren y están para protegernos, a pesar de que sean nuestros enemigos, según la leyenda. Pero Seth junto con Jacob y Leah no nos van a hacer daño.

Quedo ahí la visión. Esa vez no me desmaye, pero me quede sentada dura en el suelo. Mi hermana se acercó.

-Estoy bien –dije como volviendo en si –solo un poco mareada.

-Reneesme –pidió mi hermana –ahora necesito que me lo muestres a mi tambien.

-Si, Nan –asintió Nessie y se acercó a mi hermana.

No la mire. Yo solo trataba de razonar que ocurría. Hombres lobos, vampiros, vampiros asesinos…vampiros vegetarianos. Si le decías a alguien normal todo esto te creerían loco, pero en este caso yo estaba un poco mareada, pero lo creía. Mi familia es vampirezca cuidada a la vez por licántropos. Interesante. Mire a Seth. Si era posible, estaba temblando. Sus manos, su torso, todo.

-Seth, ¿estas bien? –logre decir. El, instantáneamente se acerco a mi lado.

-Si…creo –me respondió. Luego de sonreírme miro a Carlisle -No se si es seguro, pero llevarlas a La Push tal vez sea una opción.

-No –gruño Emmett –ellas se quedan acá.

Me sorprendió como reacciono Emmett. ¿Por qué tanta emoción de que nos quedemos? ¿Habría algo de que tendríamos que temer? Mi hermana volvió a su estado normal. Se notaba mareada. Ella solo sonrió.

-Nan…

-Wow –fue lo único que dijo –impresionante.

Me quede en cero. Mi hermana lo tomaba tan tranquila y yo era la única que necesitaba sentarme y asumirlo. Tantas cosas en mi cabeza hicieron que me maree. Opte por sentarme Mi hermana me miro.

-Hermana, ¿Qué te ocurre?

-Nada –mentí –estoy bien…solo que mucha información…un poco…delirante.

Seth estuvo a mi lado en segundos. Me miro a los ojos.

-Quedate tranquila, estoy acá –me dijo.

-Seth… -dije y sentía que todo daba vueltas. Sentí que me desvanecía. Cerré los ojos y me desmayé.