¿Alguna vez deseaste lo que es imposible? ¿Que pasaria si eso se vuelve realidad?

sábado, 17 de abril de 2010

Imperfecta Inmortalidad

En la vida hay personas que uno daría la vida por ellas, porque realmente las valen. Pareciera que tu vida es muy pequeña a comparación de lo que es esa persona para vos. Y dirías que vivirías para toda la eternidad con esa persona. ¿Y si tenés esa opción, que harías?
Creo que esa opción la tuvieron mis padres, y tomaron la correcta. Viven en la eternidad juntos después de un fatal accidente automovilístico en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Y por eso, mi hermana y yo, como somos menores (tenemos diecisiete años), tenemos que tener un tutor. La asistente social, llamada Carolina, buscó familiares cercanos, pero nosotras le aseguramos que nuestros abuelos murieron cuando nosotras éramos pequeñas y que la única familia que nos quedaba a nosotras éramos la una a la otra. Pero Carolina insistió en que en algún lado tenía que haber aunque sea un tío lejano. Le recordé que mi madre era hija única y que mi padre tenía un hermano, pero había muerto en la guerra de Irak en el año 2003. Así que quedamos nosotras solas. Pero esa tarde, en un nuevo viaje a Capital, Carolina nos tenía algo preparado. Había encontrado unos datos sobre un único pariente con nuestro apellido. Y con alguna conexión…o eso creía.
Luego de los saludos principales, mi curiosidad ganó.
-Entonces… ¿Cuál es el nombre? –pregunte ansiosa.
-Carlisle Cullen –respondió con una sonrisa Carolina.
-Tiene nuestro apellido –respondí y mire a mi hermana Nancy.
-No es común ese nombre. ¿En donde vive? –preguntó ella.
-Ese es el caso. Vivió en varios lados, pero no puedo ubicarlo. El ultimo paradero que encontré fue en… -agarró los papeles y leyó –Forks, Washington. Esto es al noroeste de Estados Unidos.
Mi hermana y yo nos quedamos heladas. ¿Estados Unidos? Estaría bromeando.
-¿Hablaste con él? ¿Conseguiste un número, dirección o algo? –atacó con preguntas mi hermana.
-Tengo el número del trabajo; es médico. Lo llame, pero no se encontraba. Voy a insistir mas tarde.
Esas fueron las palabras que intercambiamos. Luego mi hermana y yo decidimos que era hora de irnos a casa. Ya que estábamos solas, la casa quedaba en nuestras manos. En realidad, semi solas, ya que el ama de llaves, que era la mejor amiga de mi madre, decidió tomar la tutoría hasta que encontraran a un familiar. Nos despedimos y nos fuimos. En el viaje ninguna intercambio palabra con la otra. Pensábamos, creo yo, que hacer con alguien que nos tendría que cuidar en Norteamérica. ¿Vendría él o nosotros iríamos para allá? No preguntamos si era casado o no. Tampoco como lo conoció papá. Creo que tampoco lo queríamos saber. Estábamos preocupadas por nuestras vidas de ahora en adelante. Yo más por Nancy que por mí.
Científicamente, aunque seamos mellizas, yo soy la mayor ya que nací unos minutos antes que ella. Pero, lo más curioso, es que con ella el único parecido que tenemos es que nacimos el mismo día y el mismo año. Nada más. En el parecido físico y temperamental somos muy diferentes: ella se parece más a mi madre y tiene el carácter de mi padre y yo viceversa. Y creo que tambien tenemos igualdad en la música que nos gusta. A las dos nos gusta el rock punk, nos vestimos de negro y…nada más. Eso es todo. Es bastante divertido. Me gusta. Prefiero eso antes de las preguntas insulsas de: “¿Son hermanas mellizas?” y las dos somos dos gotas de agua. Siempre esta esa pregunta. No sabía como agradecer a Dios en ese caso. Evitar la estupidez de la gente.
Pasaron los días y Nancy y yo no teníamos noticias de este hombre. Tal vez Carolina se había equivocado y era un hombre que no tenía nada que ver con nosotras. Pero nos equivocamos.
A las dos semanas, mientras merendábamos con la música de Paramore de fondo, suena el teléfono. No se como, pero mi hermana lo oyó y atendió.
-¿Hola?
-¿Jaz?
-No, soy Nan –respondió media enfadada. ¿Tendríamos parecida la voz?
-Hola Nancy, tengo noticias –dijo la voz emocionada de Carolina del otro lado.
-¿Qué ocurrió? –indagó mi hermana mientras yo me acercaba y compartíamos el auricular.
-Me llamo Carlisle. Le comente sobre la situación y sobre ustedes. Aceptó la tutoría. Las espera en Forks.
Yo no se que cara puse, pero vi la de mi hermana. ¿Emoción, enfado, desilusión, esperanzas? Muchas emociones mezcladas me hacían marearme. Preferí agarrar el auricular por la cuenta ya que Nancy no respondía.
-¿Cuándo viajaríamos? –pregunté.
-Mañana mismo. Carlisle pidió pagarles el traslado. Las espera en el aeropuerto.
Hubo un silencio mortal en la casa. Todo parecía ir muy lento y muy rápido a la vez.
-O.K –respondí -¿a que hora sale el…avión? –pregunte no creyendo que por fin se cumpliría mi sueño de volar.
-A las ocho de la mañana. Voy a enviar un taxi para que las vaya a buscar cerca de las siete y cuarto. Estén preparadas.
-Esta bien –respondí. En ese momento parecía que Nan volvía a ser ella y reaccionó.
-Preguntale que va a pasar con la casa.
-Carolina, ¿y la casa?
-Esta en sucesión, así que hasta que ustedes no cumplan los veintiuno, la casa no la puede tocar nadie.
-Entiendo –tartamudeé.
-Muy bien. Nos vemos mañana –se despedía Carolina.
-Hasta mañana –saludamos a dúo y cortamos. Luego nos quedamos viendo la una a la otra.
-Nan…mañana viajamos a Estados Unidos…
Las dos no sabíamos como actuar. Si, íbamos a conocer el centro del mundo, por decirlo así, pero no habían pasado ni un año del fallecimiento de nuestros padres, y no sabíamos como actuar en esta situación. Nadie nos había enseñado a ser feliz en un ambiente de tristeza.
Me daba un poco de rabia irme. Dejaba toda una vida adolescente empezada en Capital Federal, más precisamente, Palermo y no podía dejarlo así no más. Tenía mis conocidos, mis amigos del colegio y mi banda. ¿Cómo dejarlos colgados? Pero bueno, creo que es una de esas decisiones de las que depende tu futuro. Decidí llamar a Ale, el guitarrista de mi banda y mi mejor amigo, y comentarle el asunto.
-¿Te vas? –fue lo que dijo mientras yo me apoyaba en la ventana de mi cuarto mirando hacia ningún lado.
-Si…
-Jaz…no se que decir –dijo mientras sentía que largaba un bufido -¿Los chicos…?
-No, todavía no lo saben –me anticipé.
Un silencio invadió el teléfono.
-Vamos a necesitar una nueva cantante –soltó. Nos reímos juntos. Luego me acorde y mire la hora.
-Tengo que cortar. Tengo que ir a comprar unas cosas antes que cierre el mercado –dije.
-Esta bien…-me dijo medio triste –Jaz…
-Si, Ale –esperé.
-Te vamos a extrañar…
Yo sonreí. Yo lo quería mucho. Y realmente lo iba a extrañar a él y a los demás.
-Yo tambien, Ale. Creelo que es así.
Nos despedimos y corte.
Me acosté en mi cama y pensaba en que haría mi madre. Ella querría lo mejor para nosotros. Finalmente, como hago con las cosas que no tienen oportunidad para mi razonamiento, se lo deje en las manos de Dios y me fui a comprar. Hoy era el día en que le tocaba a Nan envenenarme en la cena, así que le pedimos a Griselda, nuestra ama de llaves, que nos dejara ir de compras. Fuimos las dos al super a comprar lo que necesitábamos para esa noche y para el viaje mañana. Generalmente, la gente cerca de casa conocía bien a mi madre y nos ayudaban con lo que podían, pero la asistente social nos ayudaba lo justo y necesario como para quejarnos. Juntamos todo lo que había anotado en la lista y fuimos a la caja. La mujer de la caja, que nos conoce desde que nacimos, siempre nos sacaba charla. Era una mujer que no pasaba de los cuarenta, morena, pelo oscuro atado en una cola de caballo y con una sonrisa de oreja a oreja. No se porque, pero era una de las pocas personas que apreciaba un poco. Y me caía bien, era simpática. Esa tarde era nuestra última tarde de charla.
-Hola, Jazmin, Nancy. ¿Cómo están? –empezó.
-Bien, gracias por preguntar –dije.
-¡Epa, que cantidad de cosas! ¿Están por irse a algún lado? –preguntó mientras mostraba sus blancos dientes.
-Si, en realidad si –respondió Nan mientras guardaba las cosas en una bolsa de nylon.
-¿Adonde? Si se puede saber… -se atajo mientras pasaba las gaseosas individuales y los maníes que compre para el viaje.
-Encontraron un pariente nuestro en Estados Unidos –le comente –va a ser nuestro tutor.
-¿En serio? –preguntó. Moví afirmativamente la cabeza.
No se porque, pero calló. Solo quedó con mirada sorprendida. Yo guarde toda la mercadería en las bolsas de nylon. Intente pagar, pero la cajera no quiso.
-Un regalo de despedida –fue su explicación.
Agradecimos y nos despedimos.
-Chau –dijimos a dúo.
-Chau, chicas… -parecía que le iba a salir unas lagrimas –suerte.
-Gracias –dijimos con una sonrisa y nos fuimos.
Llegamos rápido a casa. Eran cerca de las siete y media cuando entramos por la puerta trasera de mi casa, dejamos las cosas en la mesada de la cocina y yo tenía el plan de irme a caminar por el rosedal. Pero algo me detuvo. Cuando entramos las dos al comedor, un grito de “¡Sorpresa!” en varios tonos de voces nos sorprendió. Tal vez parecía perdida, porque una persona salio entre todos nuestros amigos y me vino a decir que me quería. Cuando estaba terminando la frase, lo reconocí. Era Ale. Y todas las demás personas eran amigos míos y de mi hermana.
-Tuve poco tiempo, pero le avise a todos –me decía mientras sonreía. Yo estaba muy emocionada. Lo abrace y vinieron los demás de la banda, Mati y Gabriel, a abrazarnos. De reojo mire a mi hermana. Sus amigas la abrazaban y saltaban al coro de “Nan no se va, y Nan no se va”. Salude a la mayoría de mis amigos y amigas, a las amigas de mi hermana y a varios adultos que estaban ahí, que eran unos padres de mis amigas. En medio de la multitud, veo que entra al comedor una persona que era muy especial para mí. Cuando la vi, me emocione y no podía dejar que mis lagrimas se quedaran en mis ojos. Era Amalia, nuestra mejor amiga y que no la veíamos hace cuatro años ya que se había mudado a Francia. Era nuestra vecina y compañera de travesuras en los cuales nos metíamos muy seguido. Nan no se había dado cuenta que ella había llegado. Corrí hacia su lado y le dije al oído que mirara hacia la parte de los adultos, donde Amy estaba situada buscándonos con la vista. En ese momento, gritamos su nombre.
-¡¡¡Amy!!!
Ella nos vio y una sonrisa iluminó su rostro
Un grito muy agudo, nuestras piernas corrieron a su dirección y nuestros brazos se encontraron. Nos abrazamos y las lágrimas fluían libremente. Cuando nos deshicimos del abrazo, nos mirábamos sonriendo.
-No puedo creerlo… -fue lo único que pudo salir de mi boca.
-¿No estabas en Francia? –le preguntó Nan.
-Era así, hasta hace unas semanas atrás me llamó Ale y me dijo lo de tus padres. En ese momento no podía venir, tenía unos parciales en el conservatorio. Pero la semana pasada pude terminar este semestre y decidí venirme. Cuando ayer llegué, quería darles una sorpresa, pero antes fui a ver a Ale. Me contó todo –dijo mientras la seriedad se hacia presente –lo siento tanto –dijo y nos abrazo nuevamente.
-Lo sabemos -le dijo Nan mientras tambien la abrazaba.
Yo no dije nada. Hace mucho que no hablábamos de lo que le había pasado a mis padres y tampoco quería. Prefería evitarlo. Odio mostrar mis emociones que me hacen débil. Pero eso no me impidió abrazarla. Amalia era como nuestra hermana, nos conocíamos de muy chicas y lo que nos unía era muy fuerte.
-Y hoy me llamo y me dijo de hacerles esta fiesta sorpresa. Me las arregle y vine. No podía dejarlas colgadas nuevamente.
-La verdad, que nos alegra tenerte mucho acá- sonreí.
La fiesta siguió su curso. Había pizza, empanadas, snacks y otras cosas que los chicos compraron. Durante la noche, nos pidieron que nuestra banda tocara. Con mucho gusto, y con un poco de vergüenza de mi parte, armamos el escenario y practicamos algunos temas por arriba. Hace poco que empezábamos, y lo que hacíamos eran covers de Paramore, Tokio Hotel, Green Day, Red Hot Chili Pepers, Avril Lavigne y algunos más. Esa noche tocamos, y cantamos, That´s What You Get, Holiday, Moonsoon, Crush!Crush!Crush!, Runaway y otros mas. El ultimo tema, lo elegí yo.
-El siguiente tema –anuncie por micrófono –es un tema de Avril Lavigne llamado “Keep Holding On”, “Sigue aguantando” –traduci- y quiero dedicárselo a todos ustedes. Quiero que sepan que mi hermana y yo estamos muy agradecidas por todo su cariño y afecto que nos muestran todos los días. Y queríamos decirles que, aunque estemos lejos, ustedes siempre van a estar en nuestros corazones. Y este tema dice que pase lo que pase, siempre aguanta, mantente fuerte, porque de cualquier modo yo voy a estar allí contigo. Espero que les guste.
Lo tocamos muy emocionados, mi hermana y yo especialmente, y finalizamos la fiesta temprano, ya que al otro día el taxi iba a estar esperando temprano. Nos dolía en el alma que Amalia se vaya, pero ella tambien se tenía que ir mañana de nuevo a Paris, ya que empezaba el segundo semestre. A la noche, cuando nos estábamos por acostar, empezamos a hablar con mi hermana.
-La pasamos bien, ¿no? –me preguntó mientras se acostaba.
-Si –le respondí yo mientras me ponía una remera negra para dormir –fue todo muy emotivo, especialmente que haya venido Amy –recordé.
-Es cierto –dijo ella sonriendo –y con respecto a mañana…¿Cómo te sentís?
-Bastante nerviosa –confesé -¿vos?
-Yo tambien –suspiró –pero no hay que temerle a nada. Si total, son humanos igual que nosotros.
Dicho eso, apague la luz del cuarto y nos dormimos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario