¿Alguna vez deseaste lo que es imposible? ¿Que pasaria si eso se vuelve realidad?

jueves, 13 de mayo de 2010

2. Confusión.

Al otro día me desperté a eso de las siete de la mañana. Mire a la ventana y el día estaba muy nublado. Me fije en la cama siguiente. Nan todavía dormía. Me levante, me bañe y me cambie lo más silencioso que pude. No quería despertarla. Salí del cuarto casi a hurtadillas. Nan tiene el sueño muy liviano y cualquier ruido la despierta.
Baje las escaleras y encuentro a Jasper con Alice en la sala. Alice, sonriente, me vino a abrazar.
-¡Buen día! –me dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Y cuando se deshizo el abrazo me dijo -¡Wow! Hueles bien.
“Ojala tu hermano pensara lo mismo” pensé.
-Gracias. ¿Los demás?
-Esme se fue de compras con Bella y Nessie, Carlisle fue al trabajo, Edward no lo sé y Rosalie y Emmett salieron a desayunar a la ciudad –me dijo.
-Ah –respondí.
-El desayuno esta preparado en la cocina. ¿Vamos?
-Dale –dije y nos dirigimos junto con Jasper a la cocina.
Me asome a la gran cocina. El desayuno estaba en la mesa de granito. Había para cuatro personas.
-¿A que hora se levantaron?
-A las seis –respondió Alice mientras se sentaba–es para hacer las cosas con tiempo.
-¿Y todos los días son así? –dije mirando la ventana.
-¿Nublados? Ja, si. Es la zona de Estados Unidos más húmeda.
Mientras desayunaba mire a Jasper. Lo que me llamaba la atención es que no probaba bocado, aparte de que este mas duro que una estatua. Solamente se movía para no dejar sola en ningún momento a Alice. Me hacia recordar las estatuas vivientes de Capital Federal que les dabas algo de plata y se movían y hacían sus morisquetas. Imagine que pasaría si le tiraba una moneda a Jasper. Sonreí al pensarlo.
-¿Pasa algo con Jasper que no come? –pregunté.
-No, solo que ya desayuno.
-Ah, esta bien –respondí –una pregunta, Alice.
-La que quieras.
-Sobre el tema del colegio…
-Esme ya te anoto en el colegio donde vamos con Jasper –dijo mientras mordía una manzana.
-¿Vamos?… ¿Cuántos años tienen? –pregunté.
-Edward tiene diecisiete, Bella tiene dieciocho, Rosalie tiene dieciocho igual que Emmett y yo tengo diecisiete…
-Ah…entonces estaría con tigo en clases.
-Emmm…es medio complicado. Acá no es como en Argentina. En Argentina todo está en la misma aula, con los mismos compañeros durante todo el año. Acá no, acá es que tu tomas las clases en diferentes aulas y diferentes compañeros. ¡Podemos tener las clases juntas! –sonrió.
Me paralice.
-Ya veremos –logre responder.
En eso, bajaba mi hermana.
-¡Buen día, Nancy! –sonrió Alice. Empezaba a sospechar en que Alice era una persona muy especial.
-Buen día –saludo a todos y de reojo a Jasper.
-Buen día –saludó el joven.
Nos quedamos desayunando hasta que se hizo la hora de ordenar nuestros cuartos. Alice se fue a su cuarto igual que Jasper. No preguntamos que harían.
Mientras ordenábamos, la canción de Paramore con su tema “Decode” nos acompañaba.

The truth is hiding in your eyes and its hanging on your tongue
Just boiling in my blood but you thinks that I can’t see
What kind of man that you are, if you’re a man at all
Well I will figure this one out on my own
(I’m screaming I love you so)
On my own…
(My thoughts you can’t decode)

Terminamos de ordenar y escuchamos que la puerta se abría. Me di vuelta. Era Seth.
-¡Hola bonito! –dije y lo llame.
Él corrió a mi encuentro.
-¿Cómo estas?
-Te digo que si seguís hablando con el perro, Edward no te va a dar ni cinco de bolilla –me dijo mi hermana mientras sonreía y se acercaba para acariciar al perro.
-Cállate, nena –le dije mientras Seth se sentaba al lado de mi cama. Parecía que sonreía. A los pocos minutos, Esme apareció en la puerta.
-Buenos días, chicas.
-Hola Esme –saludamos.
-Veo que están medias ocupadas… -dijo sonriendo.
-No, ya estamos terminando… ¿necesitas algo? –preguntó Nan.
-Sólo quería decirles que Alice y Jasper van a ir para el centro de Forks y tal vez quieran conocer el pueblo… -dijo con media sonrisa.
-Seguro –solté sonriente –apenas terminamos, bajamos.
-Muy bien –dijo Esme.
-¿Y Edward? –preguntó mi hermana.
-Edward debió irse a Canadá. Unos de nuestros conocidos se enfermó. Y como Edward lo aprecia bastante quiso ir a cuidarlo.
-Entiendo –dijo mi hermana.
Nosotras sonreímos. No quería aceptarlo, pero la ausencia de Edward me frustró al saberlo. Finalmente, no se como hicimos, pero terminamos mas rápido de lo que imaginamos y bajamos para el paseo. Jasper nos esperaba en el pie de la escalera junto con Alice.
-¿Preparadas para salir a conocer Forks?
-Seguro –respondimos a coro.
-¿Vamos Jasper?
-Si –respondió el joven.
La seguimos hasta el garaje, subimos al Porsche amarillo y nos fuimos. En el camino, mientras mi hermana charlaba con Alice, yo estaba pendiente del velocímetro. Estaba llegando tranquilamente a los ciento veinte kilómetros por hora.
-Emmm…Alice… –tartamudeé.
-Si, Jaz, ¿que sucede?…
-El…velocímetro…
-¿Te molesta que vaya a tanta velocidad?
-No…-mentí -solo que pienso en la policía. ¿No te detendrán?
-Esta bueno arriesgarse, ¿No, Jasper? –mostró una sonrisa primero a mi dirección y luego a Jasper.
-Asi es, amor –respondió la estatua viviente.
Finalmente llegamos a Forks. No se porque, pero apenas baje tuve ganas de arrodillarme en la tierra y besar el piso. Conocimos el centro, la secundaria donde íbamos a concurrir y varios lugares más. Nos detuvimos para caminar un poco en un shopping. Me sorprendía la ropa que vendían. Nada que ver con la que vestíamos con mi hermana. Urgente nos dimos vuelta y le preguntamos si conocía una rockeria por ahí cerca.
-¿Rockeria? –soltó Alice media extrañada.
-Es el lugar donde venden ropa oscura, se venden cosas de rock –le respondió Jasper.
-¡Ah, si! El otro día pasamos con Bella por un lugar así. Vamos –dijo.
Por fin llegamos a un lugar más como nosotras. Una rockeria llamada “The Dark Angel”. Vimos en la vidriera pantalones camuflados, polleras a cuadros roja y negra, remera de bandas y más cosas. Me dio risa Alice que se había comprado la pollera roja con negro a cuadros. Mi hermana se compró una remera de Paramore y yo un bolso totalmente negro y un colgante para la guitarra. En un momento, vi algo en Alice que me llamó la atención. En un momento que mi hermana y Jasper se fueron a ver unos discos y nosotras dos veíamos la ropa, vimos que vendían unos colmillos de vampiros hechos de cerámica o porcelana. A mi me parecía bastante lógico, había algunos goths que le gustaban esas cosas. Pero Alice, al verlos, se acercó a ellos y comentó media molesta:
-No sé porque la gente le gustaría ser un vampiro.
-Es porque la gente le gusta lo que sabe que es imposible –le dije mientras me acercaba al lado de ella para mirarlos -Como volar, ser inmortal, ser vampiro…
Alice mufó, pero parecía que quedó satisfecha con la respuesta. Mire para donde estaba Nan con el joven Cullen. Jasper la miró a Alice.
-¿Tu que opinas de los vampiros? –me preguntó. Me sorprendió la pregunta.
-¿Cómo que opino?
-Claro. ¿A tí te gustaría ser un vampiro? -me preguntó mirándome a los ojos medio sonriendo. Sus ojos de color dorado parecían traspasarme y querer buscar algo dentro de mí. No sabía que responderle. Me quede pensando en la posibilidad. Ni siquiera sabía las características de un verdadero vampiro, solo lo que Hollywood enseñaba: el sol que los quema, duermen de día, chupan sangre humana y demás. ¿Vampiro, yo? Soy bastante torpe, no creo que pueda con el intento de entrar a hurtadillas a una casa, ya que cuando apenas entraría por la ventana, me tropezaría. En ese momento llega Jasper.
-¿Quieren tomar un helado? –invitó mirando serio a Alice.
-Si, porque no –respondió Alice sonriente. Lo que me di cuenta de que Alice no camina, sus pasos eran tan delicados y a la vez tan ágiles que parecía una bailarina clásica. La envidie por completo.
Lo que quedaba de la tarde caminamos por las calles de Forks hasta que fueron cerca de las seis.
-Es mejor que vayamos a casa –dijo Alice –no querrán perderse la cena de hoy –y una sonrisa se apareció por su boca.
Lo que mas temía paso. Tuvimos que subir al Porsche. Alice manejo. Lo único que pedía es que mi corazón tenga misericordia. Por suerte, esta vez Alice reaccionó y bajo lentamente la velocidad. Cuando llegamos, vimos que salía humo de detrás de la casa.
-¿Qué…? –dije yo mientras desabrochaba el cinturón.
-Alice, llama al 911 –dijo mi hermana mientras hacia lo mismo que yo.
-No…-soltó Alice.
No escuche el resto. Salí corriendo detrás de mi hermana al patio trasero. Apenas llegué me quedé helada. Estaba Carlisle totalmente concentrado al frente de una parrilla donde había carne asada. A los pocos metros había una gran mesa rectangular donde estaban sentados Emmett y Bella con Nessie. Por la ventana vi que Esme estaba haciendo una ensalada con Rosalie. En la mesa estaban los cubiertos y las gaseosas.
-¿Qué…? –dijo mi hermana.
-¡Sorpresa! –nos dijo Carlisle.
-¿Qué? –dije yo. Alice estaba llegando detrás de mí junto con Jasper.
-¡Un asado!
Mi hermana y yo nos miramos. ¿Un asado? Y nosotras que pensábamos que el fuego estaba acabando con la casa Cullen. Nos reímos. Luego mire a Carlisle que estaba con una sonrisa de oreja a oreja, su cara del color del hielo y con un delantal negro y largo. Emmett sonrió, Bella y Nessie asomaron una sonrisa y Esme venía con Rosalie con las ensaladas listas.
-¿Qué paso? –preguntó Esme al ver que teníamos la cara con preocupación.
-pensábamos que algo se estaba quemando.
Rieron todos.
-No, esta es la cena especial para su primera semana aquí en Forks –me dijo Alice.
-Gracias. En serio –dije.
-Por favor, no agradezcas –me decía Esme mientras nos agarraba de los hombros a Nan y a mí y nos conducía a la mesa. Nos sirvió un poco de lo que parecía sidra y dijo:
-Un brindis por Jazmin y Nancy. Bienvenidas a Forks y a la casa Cullen.
-Por la familia –dijo Carlisle mientras levantaba su copa.
-Por la familia –dijimos todos y brindamos.
Empezamos a comer. Lo que me sorprendió era que Rosalie y Jasper no comieran. Pensé que tal vez eran vegetarianos. Yo miraba como comían los Cullen. Carlisle, Esme, Alice y Nessie comían como si nada, pero Emmett y Bella tenían cara de descompuestos.
-Bella, ¿estas bien? –pregunté.
-Si, estoy bien –me respondía con una cara de despreocupación forzada.
De repente, Emmett se levanta, tira la silla y se va adentro con la mano en la boca. Su cara mostraba descomposición.
-¡Emmett! –gritó Rosalie y salió detrás de él. Yo me pare.
-Quedate tranquila, Jaz –me dijo Alice –va a estar bien.
-¿Segura?
-Segura –me dijo.
Esa noche fue inolvidable. Nos reímos, comimos y demás cosas. Lo que lamentaba que Edward no haya estado. Cerca de las diez mi hermana y yo estábamos fundidas. Hicimos unos cuantos intentos de que nos dejaran lavar los platos pero la negativa de Esme no nos permitió. Despidiéndonos de todos nos fuimos a dormir.
-Buenas noches, hermanita –me saludó Nancy.
-Que descanses, hermanita.
Ella se durmió, pero yo no. Edward visitó mi mente. En momentos pensaba en él. Su piel, su sonrisa, su voz, sus ojos…y con esas imágenes me dormí.

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