¿Alguna vez deseaste lo que es imposible? ¿Que pasaria si eso se vuelve realidad?

martes, 8 de junio de 2010

4. Inesperado

Los siguientes días fueron casi iguales. Nos levantamos, íbamos al instituto, volvíamos, hacíamos los quehaceres junto con la familia, una que otra cosa y a dormir. Algún que otro día salíamos de paseo junto con Bella o Alice, pero mas de eso no. Asi vivimos tres semanas. Hasta que un miércoles cambió todo.
En la mañana me despierto, me fijo si el día era lindo, pero seguía nublado; miro la cama vacía de mi hermana –la noche anterior se había quedado hasta tarde junto con Alice viendo películas en el cuarto de ella –suspiro y me levanto. Voy al baño para ducharme, me preparo y salgo en dirección de la cocina. Cuando llego, lo ví a él sentado en la mesa totalmente solo y con una manzana roja en la mano. Estaba con una remera manga corta que hacia resaltar sus brazos enormes, un pantalón negro y zapatos tambien negros. Su pelo color bronce estaba totalmente desalineadado como si lo hubiera agarrado un torbellino. Su tez pálida…sus ojos sombreaos por unas capas sombrias…me miró y sonrió. No podía creer que él estaba ahí. Edward.
-Buen día –me saludó - ¿Cómo dormiste?
-Hola –logre saludar –Emmm…bien.
-¿Queres desayunar? –dijo y se paro para prepararme algo.
-No, esta bien –respondí – puedo hacerlo –me dirigí hacia la alacena en busca de un vaso para servirme yogurt – ¿los demás?
-Salieron –fue su única respuesta. Se dio vuelta y note que me seguía con la mirada, como extrañado.
-¿Cómo esta tu familiar enfermo? –dije como si nada mientras me apoyaba en la mesada.
-Bien, por suerte –sonrió y cambio la dirección de su mirada hacia la mesa – quería pedirte disculpas por lo de la otra noche…
-No fue nada… -lo interrumpí.
-No, fue muy descortés de mi parte y me quedaría mas tranquilo si aceptaras mis disculpas.
-Esta bien…aunque quisiera saber porque reaccionaste así –le dije mientras me sentaba delante de él con el vaso de yogurt con cereales en una mano y mis galletitas favoritas en la otra.
-No hiciste nada…sólo…-lo interrumpió una puerta que se abría. Era Jasper con Alice y Nan.
-Perdón, ¿interrumpimos? –preguntó Alice.
-No, para nada –respondí yo.
-Esta bien –sonrió Alice junto con mi hermana. Jasper se reclino por mirar fijo y seriamente a Edward –vinimos a avisarles que Esme, Bella, Rosalie, Emmett y Nessie fueron a hacer unas compras fuera de la ciudad –dijo y miró a Edward –van a volver a la noche.
- No hay problema –respondí yo y mire el reloj – ¿a que hora salimos para el instituto hoy?
-Dentro de diez minutos –me indicó Jasper.
-Vamos a buscar los útiles –me dijo mi hermana, me agarró del brazo y me arrastro hasta las escaleras. Ni siquiera pude terminar mi desayuno.
No sabía porque, pero estaba muy feliz. Verlo a Edward había subido mi autoestima al ciento por ciento. Mi sonrisa lo delataba. Era como que alguien que necesitaba para seguir en el pequeño pueblo, pequeñisimo para ser mas exactos, había vuelto. Con su ausencia, sentia como que era una obligacion estar en ese lugar. Pero al volver él…me sentía como más segura, mas protegida, mas yo estando él aunque sea a unos metros.
-Volvió –murmuró mi hermana mientras guardaba su libro de Calculo -¿contenta?
-Puede ser –respondi –era extraño la familia sin él.
Mi hermana rió con varias carcajadas.
-¿Qué sucede? –pregunté.
-¡Sentis algo por Edward!
-No es cierto –dije y era verdad.
-No me lo niegues –me decía mientras buscábamos nuestros libros.
-No hablemos mas del tema –dije mientras me cambiaba –vamos a prepararnos para el instituto.
Viajamos todos en el Volvo. Alice junto con Jasper y Nan en el asiento trasero y yo adelante con Edward. Yo solo miraba el velocímetro. Alice charlaba animadamente –como siempre –con mi hermana mientras que del estereo salía el tema “Rescue Me” de Tokio Hotel. Al mirarme, Edward sonrió.
-¿Qué ocurre? –pregunto.
-Nada…solo que…el velocímetro va a ciento cincuenta…
-Me gusta la velocidad –sonrió -¿te molesta?
-Mientras no mire hacia la ventanilla… -respondí y cerré un poco los ojos. Sentí una risita de parte de él.
Finalmente llegamos. Bajamos del Volvo, tomamos nuestras mochilas, y mientras yo miraba mi horario, escuche la voz detrás de mí.
-¿Qué clase tenés ahora?
-Emmm…-era difícil concentrarse cuando lo tenía tan cerca –Literatura.
-Yo tambien –camino delante de mí hasta que pude ver su cara y sonrió -¿vamos?
No podía creerlo. Yo en la misma clase con Edward. A partir de ahora los miércoles iban a ser mis dias preferidos. Caminamos hacia la entrada seguidos por Nan, Alice y Jasper, pero ellos luego siguieron a sus clases. Tocó el timbre y yo, escoltada por Edward, entramos a la clase del señor Reed. Nos sentamos en uno de los asientos del final de la fila. Él sacó su cuaderno azul oscuro y su pluma; yo saque mi cuaderno oficio con unos dibujos hechos por mí que estaban pegados en la tapa y mi lapicera.
-¿Dibujas? –preguntó.
-Sí –respondí tímidamente –hago caricaturas y letras.
-Es realmente bueno –opino seriamente -¿puedo verlo?
-Seguro –respondí acercándole el cuaderno.
Miraba cada dibujo muy detenidamente. Dude si mirarlo o no. Sin importarme nada, lo observé. Sus hermosos ojos recorrían cada trazo de mi lápiz en esa hoja.
-¿Quiénes son? –preguntó.
-Es una caricatura de los chicos de mi banda –le respondí –Mati, Ale, Nan y yo.
-Dibujas muy bien –me elogió. Yo me puse colorada -¿Me podrías dibujar a mi? –pidió con una sonrisa y mirándome. Yo quede ensimismada. No se por que, pero se me vino la película “Titanic” a la mente. Lo miraba a los ojos dorados liquidos que lograban hipnotizarme. La verdad que no sabía que sentía por Edward. Era lindo, obviamente, nadie podía negarlo, pero no era esa clase de atracción. Es como si con él me sentía tan protegida…como si fuera alguien mas cercano que un primo…me sentía como me sentía con mi padre. Seguía mirándolo. El asomo su sonrisa perfecta.
-¿Qué dices? –me preguntó.
-Emmm…si, seguro.
En eso entra el profesor. Yo miraba de reojo a Edward. No se movía para nada, no me miraba, estaba cruzado de brazos y se podría decir que estaba prestando atención a la clase. Era tan grande…protector…era… ¡era mi primo! Realmente, no preste atecion a nada. Me perdi la clase sobre la diferencia de la Literatura moderna y otra mas que ni me acordaba. No se en que momento termino la clase. Mientras guardaba mis cosas, él preguntó.
-¿Qué clase tenés ahora?
-Emmm…Biología.
Él rió y yo no supe porque. Me frustre un poco.
-OK. Yo tengo Humanidades y Cívica. Nos vemos en el almuerzo.
-Esta bien –dije yo y me levante para irme.
-Espera –me dijo –te acompaño hasta tu clase –se acercó y paso su brazo por la cintura mientras me llevaba hasta la puerta. Yo no se como reaccione, pero me di cuenta que no respiraba. Él se acercó a mi oído y susurró:
-Respira.
Yo exhalé todo el aire que había guardado en mis pulmones. Me sentía protegida, pero a la vez, observada por los cientos de alumnos del instituto. “Si Bella me ve, me asesina” pensaba yo. Llegué a mi clase. No podía creer que Edward estuviera ahí…conmigo. Mi corazón estaba tan tranquilo que me sorprendió. Yo estaba muy inquieta, pero a la vez tranquila. Todo era muy confuso cuando estaba con él, todo perdia sentido. Era como si él tuviera un don o algo asi que lograbaconfundirme.
-Ve a tu clase –me ordenó –y ojo con lo que haces –sonrió.
-¿Yo? –dije sorprendida –yo soy muy tranquila.
Él rió, me beso en la frente y se fue. Sus labios eran fríos y duros. No era para menos, afuera nevaba y él solo tenía una chaqueta liviana y una remera de manga corta. Me quedé mirándolo hasta que se fue. Todavía sentía sus labios en mi frente…y los sentí en toda la clase de Biología. Mi hermana, que se sentaba conmigo, no paro de hablarme de un chico que vio dando vueltas por la casa Cullen la otra noche. En lo que preste atención, era un chico no mas de diecinueve años, pelo corto, musculoso (lo noto porque andaba en cuero me dijo), alto y parecía un aborigen de por ahí.
-Puede que sea de la reserva Quileute –logre decir algo –Carlisle y Alice me contaron sobre ese lugar.
-Puede ser –suspiro –hable con él –la mire -Su nombre es Embry.
-Me suena a embrión…o hembra –dije y me reí. Ella me miró seria –perdón.
-No se porque, pero se te nota contenta –me dio un pequeño codazo.
-¿En serio?
-Si…-sonrió-en que andarás, hermanita…
Yo solo sonreí. No sabía como reaccionar con el tema de Edward. Él no trataba a Nancy como me trataba a mí. Conmigo era más compañero, más cariñoso…sin darme cuenta, el timbre sonó para el cambio de horario. Tenía Cultura. Salí acompañada por mi hermana, hasta que oí que me llamaban.
-Jaz –sentí su voz aterciopelada.
Mi hermana se dio vuelta a ver quien me llamaba. La mire. Tenía una sonrisa de oreja a oreja. Ahora era mi turno de darme vuelta. Lo hice. Estaba él apoyado contra la pared y mirándome. Al frente de él, parado como una gran columna pálida estaba Emmett.
-Edward –salió de mi boca. Él me miró y sonrió. Mi hermana fue y abrazó a Emmett y saludó a Edward. Creo que el le devolvió el saludo. Se paro y se acercó hasta donde estaba yo.
-Hola –sonrió.
-Hola –logre decir yo.
-¿Cómo te fue en clase?
-Bien –mentí. En toda la clase no preste atención.
-Esta bien –dijo -¿ahora que clase tienes?
-Cultura –dije mirándolo. Sus ojos dorados me atrapaban como a una presa indefensa mientras su sonrisa me hacia sonrojar.
-¿Qué? –pregunto.
-Nada…solo que un día actúas de una forma y al otro día de otra…
-Emmm…si…sobre eso… -tartamudeaba.
-Deja para después. ¿Tu que tienes ahora? –le pregunte.
-Cultura.
-Interesante –dije disimulando muy mal mi sobresalto –entonces vamos a clase.
Caminamos uno al lado de otro. Mientras caminábamos por el gran pasillo totalmente en silencio, al otro extremo estaba Alice con Jasper. Ella por primera vez me miraba seriamente. No sabía que pasaba. Sus ojos estaban como perdidos, detenidos en algún lugar. Edward tambien la miro y quedo serio.
-Emmm…creo que tengo que hablar con Alice. Esperame aqui –dijo.
Yo, obediente, me quedé ahí, pero quería saber que pasaba. Edward camino hasta ella y Jasper; veía que sus labios se movían, pero no sabía que decían. Espere unos minutos y volvió con cara de preocupado.
-No vino la profesora de Cultura –fue lo que dijo muy serio.
-¿Cómo que no vino?
-No vino –repitió –podemos esperar en la cafetería o en el auto…
-Cafetería –respondí inmediatamente. No quería estar en un lugar tan chiquito, a solas y tan cerca de Edward. Prefería evitar problemas familiares.
-Esta bien…-dijo medio confundido por mi reacción. Pero a la vez divertido.
Sonó la campana. Hora de ir a la cafetería en lugar de clases. Pensando que había alumnos, íbamos caminando lento, pero cuando llegamos, la cafetería estaba vacía. Me resultó raro. Si no venia la profesora, aunque sea esperaba ver el treinta por ciento de la clase ahí. Pero solo estábamos Edward y yo. Edward no pareció sorprenderse, hasta me ofreció una silla y todo.
-¿No notas algo…?
-¿Qué? –preguntó.
-No hay nadie…casi…
-Es que la mayoría aprovecha si un profesor no viene para ir a la biblioteca a hacer un trabajo u otras cosas…
-Si…pero aunque sea tiene que haber un veinte por ciento de la clase de cultura…y estamos nosotros dos…
-Confía en mi –me dijo mientras me miraba a los ojos.
-Esta bien, si tu lo dices –le respondí.
Él me miraba pero yo clave la mirada en mi mochila. Su mirada producia algo en mi, no de la mala manera, si no como que tenia como un peuqeño hechizo que lograba sonrojarme. Luego de un momento lo mire. Veía que su boca trataba de esconder una sonrisa.
-¿Qué ocurre?
-Nada…solo que tienes tinta en la mejilla derecha –me dijo conteniendo la risa.
Yo me toque la mejilla mientras lo miraba. Él, caballerosamente, sacó un pañuelo, se acercó a mí y limpió la mancha. Se acerco tanto que su aroma inundó todo mi alrededor. Mire a sus ojos que estaban concentrados en mi mejilla, sus dedos fríos los sentí aunque tuviera el pañuelo en ellos. Su tez pálida…su rostro tan cerca de la mía…cuando se dio cuenta que lo estaba mirando tambien me miró a mis ojos. Quede dura.
-Listo –me dijo sonriente.
-Gracias…-logre responder.
Sus ojos reflejaban alegría. Brillaban como nunca. Estaba muy cerca de mí. Sabía que millones de chicas que hubieran estado en mi lugar, en un lugar donde esta nevando, un cuarto grande, a solas junto con el chico mas lindo del colegio lo hubieran besado. Pero yo no sentía esa necesidad. Yo lo miraba y quería abrazarlo. Él seguía mirándome. Yo me sonreí, sonroje y baje la cabeza. Él se paro y fue a sentarse donde estaba antes.
-Quiero saber sobre ti –me dijo.
-¿Cómo…que? –me tomo desprevenida.
-Mmm… ¿Cómo era tu vida en Buenos Aires? ¿Qué has dejado allá para venir acá?
-Todo –respondí instantáneamente y a la vez con nostalgia –mis amigos, la ama de llaves que era como nuestra abuela, mi banda… -suspire –todo.
-¿Tenes una banda?
-Tenía…-negué con la cabeza algo que no podía decir. Las lagrimas que trataban de salir peleaban para hacer su voluntad.
-¿Qué tocaban?
-Música internacional…en tu caso, nacional, porque tocamos todo lo que sea norteamericano.
-¿Y tocaban bien? ¿Sacaron un cd?
-No todavía. No tuvimos la oportunidad.
Siguió preguntándome como se armó el grupo, quienes lo conformábamos, como empezamos y otras cosas. Edward era muy comprensivo; acostó su cabeza sobre sus brazos que estaban arriba de la mesa y me miraba como contaba todo. A veces sonreía, a veces me miraba serio, pero siempre escuchando. No entendia como me habia inspirado tanta confianza y como a él le podria interesar la aburrida vida de su prima lejana. Por fin había terminado de contarle todo. Él ya sabia todo lo que había hecho. Parecía satisfecho. Ahora era mi turno.
-¿Puedo preguntarte algo?
-Depende –respondio y me quedo mirando a la defensiva.
-Se que sos adoptado…
-Asi es…-dijo mas relajado.
-¿Y tus padres biológicos? –pregunte con cierta cautela.
Me quedo mirando serio. Tenía miedo de que se levante, se ofenda y se vaya. Pero su rostro no reflejaba ofensa ni odio. Solo como que intentara recordar algo. Algo que paso hace años. Igual rogaba que no se vaya, ya que no sabia que haría sin el.
-Murieron…hace años –me respondió. Hubo otro silencio.
-Lo siento –reaccione. Me insulte por sacar ese tema.
-Esta bien, igual…no me acuerdo mucho ya –dijo como confundido. Después no quise sacar más conversación. Tenia miedo de herirlo nuevamente, de hacer sangrar tal vez una herida que intento sanar por muchos años. Lo miré. El me miraba de tal forma que me intimidaba. Me saco una media sonrisa. El tambien sonrió.
-Los quieres mucho a Esme y a Carlisle… -casi afirme.
-Si. Son muy importantes para mí. Carlisle me salvo la vida de muchas maneras diferentes y Esme…Esme es muy amorosa conmigo. Fui el primero en la familia, Luego llegaron Rosalie, Emmett, Alice y Jasper.
-Entiendo… -dije -¿y donde naciste?
En ese momento toco el timbre de cambio de horario. Saque mi horario de clases. Lo que más odiaba. Gimnasia. Suspire y mire a Edward. Note que estaba tenso y muy serio.
-Edward… ¿Qué ocurre?
Sin decir palabra, se levanto violentamente, me tomo de la mano y me llevo hacia el estacionamiento.
-Edward…Edward, ¿Qué esta pasando? –pregunte mientras practicamente, me arrastraba por el pasillo a una velocidad considerable.
-Tenemos que ir urgente a casa –fue lo que dijo muy secamente.
-¿Qué paso? ¿Paso algo con alguien? –me preocupe -¿Pasa algo con la familia que te acordaste? ¿Carlisle, Esme?
-Es Alice… -me dijo. Subimos al Volvo, nos pusimos los cinturones y arrancó.
-¿Qué paso con Alice? –me preocupe en serio.
-Ya vamos a ver que pasa…
Había algo que no encajaba. ¿Cómo sabia que había algo con Alice? ¿Cómo se entero si en ningún momento sonó el celular ni nada por el estilo? No entendía. Mi mente estaba en blanco en relación con las posibilidades. Mire el reloj. Once y media de la mañana. Lo mire a él y arriesgue. Respire hondo.
-¿Cómo sabes que pasa algo con Alice?
No me respondió. Es mas, si es posible, quedo mas serio. La ruta estaba un poco humeda, pero eso no impidio que la velocidad del Volvo fuera un problema para mi.
-Edward…
-Jaz…-me interrumpió -…hay cosas que tenés que saber…y creo que llego el día. Vas a tener que pasar el resto de tu vida con nosotros y tenés que saber quienes somos… ¡Le dije a Carlisle, pero el no quiso escucharme! –se dijo como así mismo.
-Edward, explicate.
No me respondio. En el camino optó por el silencio. Me rescote en el asiento y empece a crear teorias. Una era que habia visto a Jasper por detrás mio, la ventanita de la puerta de la cafeteria, y con una mirada explicaba todo. O…¿cosas de hermanos?. Puede ser. Con Nancy no hacian falta las palabras para saber que algo malo le pasaba. Podria estar a kilometros de ella y podria sentir (y viceversa) de que ella estaba mal. Edward me miro con ojos dolidos, como si lo hubieran golpeado fuerte. Sin darme cuenta ya habíamos llegado. Lo quede mirando. Sus ojos reflejaban decepción pero a la vez como culpa. Sin dudar, adentro del Volvo lo abrace. En dos segundos saque mis brazos de alrededor de él. Estaba muy frío. Extremadamente, casi quemaba.
-Edward…estas congelado.
-Lo se…
-¿No tenés frío?
-Es algo que te voy a contestar adentro. Ahora vamos a ver que paso con Alice.
Mientras caminaba hacia la casa me puse a cuestionarme así misma. ¿Un accidente? ¿Alguien la había agredido? ¿Paso algo con Jasper? No creo, él la ama. Si alguien había salido herido, no se si sus hermanos, pero yo me haría cargo de la persona. No me gusta que se metan con mi familia.
Prácticamente, Edward derribó la puerta y entramos. Alice estaba sentada en el sillón con la mirada perdida mientras dibujaba algo en la mesa; Bella estaba a su lado sosteniéndola de los hombros. Carlisle estaba con Esme parados cerca de Alice, al lado del televisor ahora apagado.
-¿Qué ocurre? –preguntó Edward –me aviso uno de los…las mascotas –dijo en algo parecido a una clave. ¿Y Rosalie? ¿Emmett, Nessie?
Carlisle lo miro. Él rápidamente se puso tenso. En eso llega mi hermana con Jasper y Emmett acompañados por Nessie y Rosalie.
-¿Qué paso? ¿Alice? –se acerco rápidamente a nuestra prima -¿Alice, estas bien?
-Edward –dijo Jasper.
Hubo como esa coneccion de hermanos que es imposible de explicar. Edward suspiro y me miro.
-Jaz, acompañame –me dijo mientras me agarraba la mano y me llevaba a las puertas que daban al patio.
-Nan, seguime –pidió Emmett.
Yo vi como mi hermana se iba con Emmett por la otra puerta. Yo salí al patio junto con Edward.
-Seguime –me pidió y entramos al bosque.
Parece que el día acompañaba. Estaba sumamente nublado con unas gotas que iban cayendo. No sabía si era que estaba lloviendo o era porque caían las gotas de los árboles altísimos. Mis pasos, a comparación de los de Edward, eran sumamente disparejos y tuve que sostenerme varias veces de los árboles para no caer. Lo mire. Estaba serio, caminaba muy tenso, parecía enojado con él mismo. Finalmente llegamos a un claro. La llovizna no paraba. Mi pelo estaba sumamente húmedo. La planchita de esa mañana había sido en vano. Todo estaba oscuro y frío. Edward se paro frente a mí, a unos escasos metros. Sus ojos estaban muy tristes.
-Edward, ¿Qué…?
-Lo que viste…no fue una visión…todo fue real…-fue lo primero que dijo. Eso me descocó.
-No entiendo…
Él soltó una pequeña risita de nervios, respiro profundo y volvió a mirarme.
-Nosotros…toda la familia… -sus brazos estaban al lado de su torso como cansados y sus dedos blancos como el hielo se movían muy lentamente –no somos normales…
-Sigue –suplique.
-¿No notaste…cosas extrañas en la familia en estos últimos días? –quede pensativa. Él siguió –nuestra dieta especial, no salimos los días soleados…
-Si, lo note –dije media confundida –pero… ¿Qué tiene que ver con Alice?
Edward me miraba seriamente. Luego miro para detrás de mí. Me doy vuelta pero no había nadie; lo mire a él nuevamente. Esta vez estaba mas cerca.
-Jaz…hay algo que no soy capaz de entender…
Me puse tiesa. ¿Qué rumbo estaba tomando todo esto?
-Edward…
-Y quiero saber si tu tambien lo sientes… -me miro fijo a los ojos –quiero saber lo que piensas…
-Yo tambien –murmure –creo que todos queremos saber lo que el otro piensa.
Él sonrió.
-Para mi no es difícil.
-No entiendo.
-Yo…yo puedo leer las mentes –me dijo con ojos sinceros.
Me quede dura. ¿Cómo que podía leer mentes? Era historia. Si era verdad…todos aquellos pensamientos sobre él estaban al descubierto. Pero había que pensar una cosa mas racionalmente. ¿Cómo que puede leer mentes?
-¿Cómo que podes leer mentes?
-Puedo leer todas las mentes…menos la de Bella y la tuya.
-¿Por qué no podes leer mi mente? ¿Hay algo que te lo impida? ¿Hice algo mal?
El rió.
-¿Te digo que puedo leer mentes y piensas que hay algún problema contigo? –soltó una pequeña risa –creo que es la segunda vez que me pasa.
Yo sonreí.
-No se porque…solo que me frustra no poder leerte la mente –me dijo medio confundido mirando al suelo –quiero saber lo que piensas… -levanto la mirada y los fijo en mis ojos.
Se acerco más a mí.
-Primero, estoy preocupada por Alice –senti un pqueño ruido que venia de su pecho -y segundo quiero saber porque me trajiste hasta acá…
Él suspiró fuerte.
-La familia tiene un secreto hace años. Es un secreto que tenemos que ocultar, aunque físicamente es muy evidente. Pero, como tu y tu hermana van a vivir con nosotros…tienen que saberlo. Y ese secreto es que…-hizo una pausa tan larga que temí que nunca me lo dijera –no somos humanos… –lo mire extrañada -somos vampiros…
Yo lo quede mirando. Luego me empecé a reír. A reír sin parar. Él me miro sorprendido.
-Disculpa, es que…es…muy chistoso… -y me empecé a reír nuevamente.
-Jaz…no te estoy mintiendo –me dijo medio serio y medio sonriendo no pudiendo creer tal vez de porque me reía.
-Si, y yo soy Hayley Williams.
-Esta bien… -me dijo mientras se ponía duro y ponía las piernas como para empezar a correr –ya que no me crees…
En dos segundos estaba cargada en la espalda de Edward, corriendo a tal velocidad que mi rostro no soportaba el viento en mi rostro. No podía creer. ¿Mi primo corriendo a más velocidad que el Volvo mismo? ¿Qué era lo que pasaba? Mire hacia atrás y note que dos personas más nos seguían. Pude distinguir que uno era Jasper. Lo logre distinguir por sus cabellos rubios. La otra persona no pude distinguirla, pero al ratito que la vi, desapareció. Me empecé a marear por la velocidad a la que pasaban las cosas. Me agarre bien fuerte de Edward y deje que sea lo que fuera. En un momento siento que no avanzábamos más. Miro a mí alrededor, todo estaba detenido.
-Jaz, ya llegamos –me dijo la voz aterciopelada de Edward. Note que mis brazos y piernas estaban duros alrededor de su cuello y de su cintura.
-Ah, perdón –logre decir mientras trataba de bajarme. Cuando logre, reaccioné -¿Cómo…?
-Una de las cualidades es la velocidad… -respondió seriamente.
-Estoy…confundida…
En unos segundos después llega Jasper.
-¿Le dijiste? –le preguntó.
-Si. ¿Y Emmett?
-Tambien.
Note que al lado de Edward había un haz de luz solar. Él, al notarlo, suspiro y se movió unos centímetros. Los ojos tristes de su rostro me miraron. Yo no podía perderme de vista su cuerpo. Su piel que era pálida y fría con el hielo ahora estaba llena de pequeños brillos incesantes como diamantes. Era algo muy hermoso de ver. Nada se podía comparar. Jasper lo siguió y se puso tambien debajo del sol. Me quede dura. Era hermosura pura lo que reflejaban. Sus cabellos, sus rostros…todo brillaba bajo el sol.
-Es…es… -decía mientras trataba de comprender.
-Por esto no nos mostramos a la luz –me dijo con voz penosa Jasper.
Yo estaba callada. No podía creer lo que pasaba, lo que mis ojos veían. No lograba entender como estaba: si nerviosa, frustrada, con miedo…no lograba saberlo. Mire a mis primos. Sus cuerpos eran brillantes a la luz solar…su velocidad…su palidez…me hacian acordar varias peliculas de terror, pero no era como la realidad, nada que ver. En realidad, yo no podia imaginarme ahora un dia sin Alice o Edward. Todo habia tomado un rumbo bastante confuso. En mi mente rondaban varias cosas que no lograba entender: ¿era cierto? ¿Es verdad que existen los vampiros? ¿Qué existen y que son…de nuestra familia?

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