¿Alguna vez deseaste lo que es imposible? ¿Que pasaria si eso se vuelve realidad?

lunes, 25 de noviembre de 2013

22. Puntos Suspensivos.


Minutos que parecian horas. En la sala no se escuchaba nada. En realidad, para mi no se escuchaba, porque apostaba que Edward, Bella y Renesmee escuchaban. Esme estaba apoyada contra la pared y Emmett entraba y salia a cada rato de la habitacion sin intercambiar palabra. Alice estaba en la sala central con Jasper para vigilar el futuro, ya que estando cerca de Renesmee alteraba la vision. Yo miraba a Edward. El estaba inmutable vigilando seguro la mente de Alice. Nadie decia nada. Pero mi desesperacion se hacia notar. Y mucho. De repente, un ambiente de tranquilidad inundo mi mente. Tenia la esperanza de que todo saldria bien. Solte un suspiro profundo. Todo me hacia recordar a un tema de Avril Lavigne. Y la empecé a tararear…muy despacito…

I miss you, miss you so bad
i don't forget you, oh it's so sad
i hope you can hear me
i remember it clearly

The day you slipped away
was the day i found it won't be the same

I didn't get around to kiss you
goodbye on the hand
i wish that i could see you again
i know that i can't

i hope you can hear me
cause i remember it clearly

The day you slipped away
was the day i found it won't be the same

I had my wake up
won't you wake up
i keep asking why
and i can't take it
it wasn't fake
it happened, you…
-suspiré –you…passed by…

Edward me abrazó fuertemente mientras Renesmee apoyaba una mano en mi hombro y Bella me besaba en la cabeza.
-Todo va a salir bien –me susurró –ya vas a ver…
Espontáneamente, Alice estaba a mi lado, me tomo del brazo y solo escuche un “vamos” bastante apagado.
-¿Alice? –pregunté, pero no me contestó. Mire a Edward que tambien estaba extrañado.
Bajamos a toda velocidad la escalera hasta el segundo piso donde estaba su cuarto. Abrió la puerta de un empujón y me hizo entrar con ella. Su rostro estaba como duro, sin sensibilidad, sin nada. Blanco como la nieve, medio oscuro debajo de los ojos por la preocupacion tal vez…y los labios fruncidos. Me dio miedo. Jamas la vi asi. Parecia realmente un…un vampiro.
-Esto no puede suceder –susurró para ella misma –no ahora…
-¿Alice? –volví a preguntar.
-¡Quedate quieta! –me dijo –esto va a costarme, pero voy a hacerlo…
-¡¿Qué…?!
Sin advertencia alguna, estuvo a mi lado en dos segundos, corrio mi pelo de mi cuello y me mordio.
-Al… -fue lo ultimo que dije. Despues no pude hablar más.
Senti sus dientes afilados cortar mi garganta y luego la ponzoña entrar en mi organismo. Los intentos de decir algo eran en vanos, mi garganta no emitia sonido. Sentia mi corazon latir con mas fuerza, como desesperante. Solte un grito de dolor. Los dientes eran punzantes y el veneno caliente. Escuche que golpeaban la puerta ferozmente.
-¡Alice, abre en ese momento! –la voz de Edward era amenazante. Alice no separaba su boca de mi cuello. Yo cada momento me sentia mas debil y mi voz se iba apagando-¡ALICE, ABRE AHORA! –insistia la voz de mi padre. Escuche un estronido fuerte y la puerta voló hasta chocar contra la pared contraria -¡Sueltala! –gruñó.
Y paso algo que no pense que no pasaria nunca. Alice separo sus labios de mi cuello y gruñó como una tigresa a Edward. Me estaba mezquinando. Otro gruñido profundo se escuchó. Mi padre le contestó.
-Jamas la hubieras transformado –le contestó Alice –su hermana se esta muriendo y decidieron transformarla…pero tu decidiste transformarla mas adelante. Eso es injusto.
-¡Esta sufriendo!
-¡Sufriria mas sin su hermana! –senti sus brazos helados en mi cintura. Di otro grito de dolor. Otros brazos tambien me sostenian –espero que la ponzoña haya sido suficiente –le dijo Alice al que suponia que era Jasper. Ella no habria permitido que Edward se me acerque.
El cuerpo se me fue durmiendo de a poco, como que iba cediendo a la ponzoña. Me acostaron en la cama de Alice y Edward estuvo al segundo al lado mio.
-Jaz, mirame…aquí estoy… -susurraba mientras me tomaba de la mano.
-No ibas a transformarme… -solte bajito. No podia hablar mucho.
-Si, iba a transformarte. Lo prometi –beso mi frente –pero lo iba a hacer mas adelante…
-No me dejes… -susurré.
-No, jamas –me dijo.
De repente, me senti cansada. Cerre mis ojos y una oscuridad inmensa atrapo mi mente. Queria escaparme, pero estaba demasiado cansada, asi que deje que esa oscuridad me absorviera. Mi cuerpo estaba demasiado cansado, como si hubiera corrido horas por el bosque espeso. Mis brazos se hundieron en el colchon y suspiré. Solte el aire que habia en mis pulmones y parecia que me iba a dormir. De repente, la ponzoña, que hasta ese momento era solo caliente, empezó a calentarse aun más en mis venas. Sentia fuego vivo en mi cuerpo. Grité.
-¡¿Qué hice, hice algo mal?! –se apresuró la voz de Alice por arriba de mi grito.
-No –murmuró Edward –es el veneno.
El fuego parecia expanderse cada vez mas por todo mi cuerpo. Fuego. Más fuego. No podia apagarlo, ya no habia forma. Era insoportable. Sentia mi corazon que iba a mil por horas como bombeando lo que podia apagar ese fuego. Las llamas empezaron por los brazos, siguieron por mi pecho y empezó a actuar en mis piernas. Di otro grito más agudo de dolor. Mi cuerpo se retorcia fuertemente, tanto que parecia que me iba a quebrar los huesos. Senti cuatro esposas frias que me tomaron de las muñecas y de los tobillos para que me quedara quieta. Por mas frias que eran, no podian apaciguar ese fuego. No podía respirar más. Me había ahogado una vez anteriormente, pero esto era diferente. Mi garganta estaba ardiendo. Partes de mi se despedazaban, se quebraban, se desprendían…
Más oscuridad.
Voces, esta vez, gritando, mientras el dolor volvía.
-¿Cuánto tiempo la mordiste Alice? –levanto la voz Edward.
-¡No lo se, unos dos minutos!
Senti unos ruidos metalicos y por ultimo una inyeccion en el lugar de la mordida, otro en mis muñecas y otro mas en mi pecho. Fue algo brusco, pero realmente no lo senti. Todo eso seguro que era la morfina, anestesia o lo que haya sido, pero por ahora no estaba ayudando.
La oscuridad se precipitó sobre mis ojos con más intensidad que antes. Como un grueso vendaje, rápido y firme. No cubría solamente mis ojos, sino a mi también con un peso aplastante. Estaba agotada como para luchar contra ello. Sabía que sería más fácil rendirme. Dejar que la oscuridad me empujara, mas abajo, abajo donde no había ningún dolor ni ningún cansancio ni ninguna preocupación ni ningún miedo.
Mi mente seguia intacta. Podia seguir pensando claramente, muy poco, pero algo. La mayoria de mis pensamientos eran atravesados por el dolor.
-¡¿Que paso?! –gritó una voz grave. Seth. Maldicion.
-Lo que tarde o temprano iba a pasar, cachorro –soltó Jasper.
El gruñido del lobo se sintió en el cuarto, siendo tambien igualado por otros gruñidos.
No Seth. No ahora. La noche anterior lo habiamos hablado. Esto no tenía solución. Ya habia tomado mi decisión, la mas importante. Tenia que respetarla. Si realmente me queria, tenia que respetarla. Pero aun asi, su voz con odio y con dolor  me dolio tambien. No me gustaba herirlo. Queria saltar de la cama y abrazarlo. Decirle que todo estaba bien y que mi familia y yo  hariamos todo para que saliera bien, que confiara. Pero era imposible seguir pensando. Lo minimo ya estaba siendo atacado por el dolor. Y el calor. Sentí el pulso detrás de ese furioso fuego ahora en mi pecho, y me di cuenta que había encontrado mi corazón otra vez, justo en el momento que hubiera deseado no hacerlo. Deseaba haber abrazado esa oscuridad cuando todavía podía. Quería levantar mis brazos y agarrar mi pecho abierto, arrancar mi corazón, cualquier cosa pasa deshacerme de esta tortura. Pero no podía sentir mis brazos, ni siquiera uno de mis dedos. Habia perdido todo sentido. El fuego ardió más y yo quería gritar. Rogar porque alguien me matara ahora, antes que vivir un segundo más en este dolor. Di un grito más, pero más debil. Ya no era el mismo. Pero aun se sentia el dolor.
Me di cuenta que la oscuridad no era lo que me mantenía abajo; era mi cuerpo. Tan pesado. Enterrándome en las llamas que ahora salía de mi corazón, extendiéndose con un dolor casi imposible a través de mis hombros y estómago, subiendo por mi garganta, lamiéndome en la cara. Otro grito. Este fue más fuerte.
Eso no era lo que Seth esperaba. Escuche el gruñido furioso atravesando el cuarto y rompiendo el ventanal. Se habia ido. No. No cuando más lo necesitaba. ¿Por qué me hacia esto? Me habia prometido que se quedaría. Pero no. Mi Seth me habia dejado.
Otro grito más de dolor y las cuatro manos sosteniendome. Por un momento que parecía nunca acabarse, era todo lo que había. Sólo la tortura encendida, mis chillidos silenciosos, suplicando que la muerte llegue. Nada más, ni siquiera más tiempo para hacer esto infinito, sin un comienzo y sin un final. Un infinito momento de dolor.
La interminable quemadura seguía violentamente.
Pudieron haber sido segundos o días, semanas o años, pero eventualmente, el tiempo pasó a significar algo, de nuevo.
Tres cosas pasaron juntas, creciendo de una en otra por eso no supe cuál fue la primera: el tiempo restaurado, el peso de la morfina descolorándose y me hice más fuerte.
Podía sentir que el control de mi cuerpo regresaba a mi incrementándose, y esos incrementos fueron mi primera señal de que el tiempo transcurría. Lo supe cuando fui capaz de mover nerviosamente mis pies y mis dedos y cerrarlos en puño. Lo sabía, pero no actuaba en ello.
Aunque el fuego no bajaba ni un solo grado, de hecho, empecé a desarrollar una nueva capacidad para experimentar, una nueva sensación que apreciar, separadamente. Cada lengua abrasadora de la llama que lamió por mis venas pude descubrír que podía pensar a pesar de ello.

Queria gritar, pero no podia hacerlo. Mis labios y mi boca estaban inmovilizados. No podia gesticular ni nada. Tenía sólo la suficiente fuerza para quedarme echada allí mientras era carbonizada viva.

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