¿Alguna vez deseaste lo que es imposible? ¿Que pasaria si eso se vuelve realidad?

martes, 10 de agosto de 2010

10. Cita

Era sábado, las seis de la tarde y yo estaba muy nerviosa en mi cuarto. La música de Paramore estaba a flor de piel con mis lentos favoritos mientras me planchaba el pelo. El jean que había elegido Esme era perfecto y la blusa blanca que me había regalado Alice tambien lo era. Por no hablar de la campera de jean oscuro que me autoregale. Me enamore de esa campera. Y eso que yo soy rara para la ropa.
Estaba perfecta para la cita con Taylor.
En un momento, golpean mi puerta. Confundida, grite que pasara quien sea que fuere. La puerta de abrió y un joven fornido entró.
-Seth… -solté y sonreí.
-Guau –dijo mirándome todavía desde el marco de la puerta –te ves…preciosa…
-Gracias… -susurré y me puse colorada al instante.
-¿Salís?
Maldición, me olvide de contárselo me dije. No quería lastimarlo y mucho menos después de lo de anoche. Seth era especial para mí, realmente lo era y lo necesitaba. Pero no sabía lo de la cita y si se lo contaba iba a ser para problemas. Y no solo con él, Edward y Alice se meterían y, junto con Alice, Jasper. Decidí salirme por la tangente.
-Algo así… -sonreí tontamente mientras miraba nuevamente al espejo de mi ropero -¿Qué, ahora me vigilas?
-Algo así… -imitó y se acerco a mi cama para sentarse -¿salís con Alice?
-¿Por qué tanta curiosidad?
Rió y se me acercó. Me sentía tan pequeña al lado de el que me provocaba las ganas de abrazarlo. Sentí su calor característico así que me di cuenta que estaba detrás mío. Mis ojos estaban clavados al piso. Puso sus manos en mis hombros y empezó a masajearlos.
-Estas nerviosa…
-¿Yo, porque? –respondí instantáneamente. Ahogo una pequeña risita que retumbo en su pecho y aun así la escuche.
-Mírame –susurró.
-No.
-Mírame.
Negué con la cabeza. El saco su manaza de mi hombro derecho y tomo mi mentón. Doblo mi rostro hasta que mis ojos se encontraron con los suyos. Su mirada era de un muchacho grande, de un hombre maduro. Me hacia acordar a Sam Uley, el alfa de la manada. Parecía tan racional y maduro. Sus ojos oscuros y profundos me hicieron sentir culpable. No podía lastimarlo así y tampoco quería. El era muy importante para mi, algo que nunca tuve. Un nuevo sentimiento que para mi no tenia nombre. Inhaló un poco de aire y lo contuvo sin quitar sus ojos de los míos.
-¿Qué sucede, Jaz? –murmuró –estas muy nerviosa y tu mirada me esta matando… ¿pasa algo?
Suspire profundo y decidí decirle la verdad. Mire al suelo.
-Tengo una cita.
-Mmm… -sentí que sus brazos temblaban, pero pudo contenerse -¿con quien?
-Un compañero de la clase de Literatura. Su nombre es Taylor.
Gruño un poquito. Pero para mi sorpresa, lentamente sus brazos me rodearon. Yo me acurruque en su pecho como solía hacerlo. Me encantaba hacerlo, pero ahora me sentía muy culpable.
-¿Es buen chico?
-Parece que si…
-¿Dónde van?
-Al cine…y luego a comer hamburguesas…
-Muy inocente todo… ¿te pasa a buscar? –asentí con la cabeza. Apoyo su mentón en mi cabeza y hablo despacio -¿podría hablar con él?
-No –solté instantáneamente –ya va a hacerlo Edward creo… -y me agarro un pequeño escalofrió por la espalda.
-Hummm, entiendo…-bufó y mezclo sus labios con mis cabellos -a las diez acá en la casa o voy a buscarlo yo.
-¡Seth! –grite y me separe de él. Quedo con los brazos extendidos.
-¿Qué?
-¡No eres mi padre!
-¿Y eso que tiene que ver?
-¡Yo no voy volver a la hora que quieras, no vas a interceptar mi vida! –su mirada cambio y empezó a temblar.
-Tal vez no sea buen chico ese Taylor…
-¡¿Qué, lo conoces?!
-¡¿Y tu?! ¡A poco sales con el primero que se te cruza! –me gritó.
-¡El es un buen muchacho! –el miro al piso y temblaba mas que antes -¡Y el único que puede o no prohibirme salir es Carlisle o Esme, no tu!
Su mirada cambio. Lo había lastimado. Me sentí culpable, pero no iba permitirle que me quiera decir que debo hacer o decir.
-¡Jaz, te buscan! –la voz de Alice interrumpió mis pensamientos.
-Me voy –pase por al lado de él y tome mi campera –te guste o no.
Salí golpeando la puerta del cuarto. Baje las escaleras a la corrida, pero antes de traspasar la puerta de la cocina para dirigirme al salón principal, algo me tomo de la mano y me detuvo. Me di vuelta.
-Alice, ¿Qué sucede?
-Tienes que verlo… ¡Esta hermoso!
-¡Alice!
-Lo siento, pero es tan emocionante esto… ¡Tienes que ver a Carlisle! ¡Esta tan emocionado para decir las palabras que nunca dijo!
-¡¿Qué palabras?! –Alice puso los ojos en blanco, me tomo del brazo y fuimos caminando juntas al salón principal a paso normal.
-¡Ya sabes! “Cuídala. Quiero que vuelva a tal hora, bla, bla bla…” –hizo una pequeña sonrisa.
-¡Oh, vamos! No me pueden hacer esto…
-Jaz –Alice se detuvo y me miro a los ojos –esto es muy importante para la familia, especialmente para Carlisle. Él y Esme nunca tuvieron hijos. Nosotros somos su única familia. Nunca sintió celos de algún hijo o tener que andar cuidando a nadie, porque nunca lo necesito –hizo un mohín –a menos de que se trate de cazar algo o a alguien. Pero ahora puede hacerlo. Tiene a dos familiares como hijas humanas que una de ellas, hoy, tiene una cita con otro humano. Tenés que verlo como esta…por favor, hazlo fácil. Taylor esta más nervioso que vos –una pequeña sonrisa se le asomo por los labios –Carlisle te quiere, igual que todos nosotros. Sos una mas. Sos un Cullen…
-Y estoy orgullosa de serlo… -sonreí tambien.
Hizo un pequeño gritito y me abrazó.
-Vamos –me arrastró sonriente a la sala principal -¡No lo hagamos esperar!
La seguí medio al trote. El salón estaba bien iluminado. Emmett estaba con Jasper viendo un partido sentados en el sillón grande y blanco que había comprado ayer Esme. En el lobby estaba Taylor junto con Esme y Carlisle. Parecía que estaba hablando de algo importante. Carlisle me miro y sonrió. Alice prácticamente danzo hasta el sillón para sentarse al lado de Jasper. Esme me sonrió y me hizo una seña con la mano para que me acercara. Suspire y me acerque.
-Aquí esta Jaz –Esme me tomo por los hombros y medio que me abrazó.
-Hola Taylor –salude.
-Jaz –una sonrisa resplandeciente salio de sus labios. Solo pude intentar sonreírme, pero pensaba en Seth. Asi que intente de hacer lo mejor que pude.
-Bien, ¿adonde van chicos? –pregunto Carlisle. Ahí lo mire.
-Al cine. Dan una película que me recomendaron, Dr. Cullen –el respeto que le tenia Taylor me sorprendió. Mire al sillón de reojo. Note que los ojos que se asomaban por arriba del sillón eran de Alice. Estaba pasándolo bien ya que parecía que estaba sonriendo.
-Esta bien –respondió Carlisle –quiero que vuelva antes de las diez de la noche. Esta todo muy peligroso últimamente.
-Es cierto –agrego Emmett asomándose a la pequeña reunión, se paro y cruzo los brazos que resaltaban de tan grandes que eran –dicen que hay osos que andan cerca de la carretera y salen de caza cuando es de noche.
Taylor quedo duro. Carlisle soltó una risita nerviosa y lo siguió Esme junto conmigo.
-Tranquilo, muchacho –rió Emmett y abrazó a Taylor fuertemente y golpeo su espalda amistosamente. Taylor parecía un cachorrito al lado de un gran danés. Sonrió tímidamente –portate bien con mi hermana, ¿escuchaste?
-Emmett, no seas tan así… -soltó Esme.
-No hay problema, Sra. Cullen –respondió Taylor.
-Por favor, llamame Esme.
-Esme –repitió Taylor –prometo traer a Jaz antes de las diez.
-Me parece perfecto –sonrió Carlisle.
-¿Vamos? –le dije a Taylor mientras lo empujaba hacia la puerta, no sin antes intentar sacarle un moretón a Emmett –nos vemos.
-Hasta luego, Dr. Cullen, Esme… -logro saludar Taylor antes de salir por la puerta. Antes de cerrarla, le grite a Emmett.
-Más vale que salgas a cazar cuando yo vuelva, porque ni Rosalie va a poder salvarte.
-Uh, que miedo –me burlo y sonrió.
Cerré la puerta y al final de la escalera me esperaba Taylor con una rosa. Me quede sorprendida. No había notado que la llevaba en la mano. Es mas, podía apostar que no la tenía.
-¿Y eso? –pregunte y camine hacia el.
-Para ti –me la dio sonriendo –la tenia en la motocicleta…
-¿Cómo…? –tartamudee sin creerlo todavía.
-La tenia en el asiento –susurró. Estábamos tan cerca que lo escuche perfectamente.
-Gracias. Y me encantan las motos.
-Vamos, se nos va a hacer tarde.
Me tomo de la mano y me llevo hasta su motocicleta. Era una BMW negra, relucía en la oscuridad y era hermosa. El me paso un casco negro y el se puso otro. Nos subimos e hizo ronronear la maquina.
-Agarrate preciosa –sonrió.
Arranco a toda velocidad. Obviamente que iba a velocidad avanzada, pero no podía comparar con viajar en la espalda de Edward o en la de Seth. Seth. ¿Qué estaría haciendo ahora? ¿estaría en el bosque con Jacob y Leah? ¿Estaría en lo de Emily? ¿Estaría bien? Que pregunta más estupida. Era obvio que no estaba bien. Lo destruí. Y con palabras muy directas. Me sentía horrible. Aun estando con Taylor, no podía dejar de culparme. En un momento, miro hacia el costado de la carretera y veo un enorme lobo corriendo paralelamente a nosotros. No podía creerlo. Corría a la misma velocidad que nosotros.
-¿Seth? –se me escapo.
-¿Me llamaste? –pregunto Taylor.
-No, para nada –tartamudee.
-Agarrate fuerte –me dijo y aceleramos. Perdí de vista al lobo de inmediato.
La noche podría decirse que fue bastante rara. Mientras estábamos en el cine, pude jurar que a un par de butacas detrás nuestro sentí una risa muy parecida a la de Embry. Y en un momento, donde Taylor hizo el intento de pasar su brazo por mis hombros, llovieron pochoclos de algún lugar que cayeron encima de nosotros. Por no hablar de cuando Taylor fue a hacer el pedido de hamburguesas al mostrador y vi que en el estacionamiento estaba la moto con la cual Quil sacaba a pasear a Claire, la chica con la que se imprimo. ¿Cómo me di cuenta que era justamente “esa” moto? Porque tenia una calcomanía que decía: “aúllo por ti” y el dibujito de un pequeño lobo. Esa calcomanía se la regale yo a Claire para que la ponga en la moto.
Taylor me llevo hasta casa nuevamente cuando terminamos de caminar un rato por la playa de La Push.
-Gracias por el paseo –le dije mientras bajaba de su moto.
-De nada –me ilumino con su sonrisa y se me acercó.
-Voy a tener una linda historia que contarle a Alice esta noche –reí.
-Eso seguro la va a hacer feliz… -rió tambien –ya que veo que esta asomada por el ventanal superior – dirigió su cabeza hacia ahí y saludo con su mano. Me di vuelta y Alice se escondió.
-Esto es muy vergonzoso –sonreí tímidamente.
-No te hagas problema.
Hubo un silencio de pocos minutos. Sentía que mi respiración era bastante arrítmica a comparación de la de Taylor. Sin darme cuenta, mire al piso. Él puso sus dedos en mi mentón y me levanto el rostro. Mis ojos se encontraron desprevenidos. Sus ojos traspasaban los míos de forma dulce, tanto, que pude sentir un pequeño cosquilleo en mí estomago. Lentamente, su rostro se fue acercando al mío. Pude sentir su respiración mezclándose con la mía. Acercó sus labios…pero se me vino a la cabeza Seth. Definitivamente, no podía hacerlo. Baje mi cabeza.
-Lo siento –susurró –no quise apresurarme…
-Esta bien, solo que… -intente decir algo, pero me trababa –creo que yo te veo mas como amigo, no como…alguien con quien salgo o como mi…novio –nunca supe porque me costaba decirlo –perdoname, pero creo que es lo mejor.
-Esta bien, bonita –sonrió. Le respondí de la misma manera –me tengo que ir…
Lo salude con un beso en la mejilla. Camino hasta su moto, la monto, hizo sonar el claxon en forma de saludo, dio media vuelta y se fue. Suspire para que las mariposas de mi estómago de calmaran.
-Linda moto –la voz de Jasper me tomo desprevenida –es una BMW, ¿no?
-Jasper, ¿Qué haces aquí?
-Me mandaron para ver como lo habías pasado –miro hacia el bosque.
-Fue él… -susurré.
-Si –era obvio que hablamos de Edward.
Suspire. Jasper sonrió y me miro nuevamente. Ahora podía sentir que el ya no se sentía incomodo cerca mío. Eso era algo bueno. Realmente, me sentía un poco culpable que mi estadía incomodara a un familiar, aunque me digan que no. Jasper no me conocía ni yo a él, pero igual no quería que se sintiera mal. Era mi “hermano-primo”, y aunque no nos conociéramos, lo apreciaba bastante y respetaba su distancia. Nunca opte por acercarme para saludarlo o algo. Mejor prevenir que curar.
-Sabes –soltó –hay cosas que a veces no podes contárselas a cualquiera…sentís que no podes confiar en todos –me miró fijo a mis ojos –a mi me solía pasar apenas me uní al clan Cullen. Pero con el tiempo, supe asociarme con la familia. Solo quería decirte que, ya que somos hermanos, que podes contar conmigo para lo que quieras…es muy raro, pero me siento bien con tu compañía, como con Nancy –yo no respondía, solo escuchaba –cambiaron la armonía de la casa. Todo realmente era muy…rutinario. Hasta que…puede decirse que le dieron vida a la casa. Esme esta mas feliz que nunca, por no hablar de Alice. Emmett le encanto la idea de estar emparentado con humanos, Rosalie…bueno, es Rosalie. Y yo estaba muy emocionado para conocerlas…
-¿En serio? ¿Por qué? –interrumpí.
-Porque me llamaban la atención… no como presas ni nada por el estilo –sus ojos dorados recorrían el bosque mientras se reía de la ocurrencia –solo que me sentía bien tener hermanas y que no sean adoptadas…que realmente, de alguna forma, sean mis hermanas…
-Bueno, gracias –logre decir –realmente me siento halagada.
-Perdón que me entrometa –dijo mientras señalaba un tronco cortado que servia como asiento y el se sentó en el que estaba al lado -¿pero que pensaste cuando Carlisle acepto adoptarlas?
-No, te disculpes –me senté –Fueron muchas cosas que pensamos con mi hermana…primero, que era una locura mudarnos aquí. Dejamos todo en Argentina, todo una vida comenzada, amistades…y es como una vida nueva acá…
-¿Pero que fue lo que hiciste cuando apenas supiste que tenias familiares?
-Realmente me sorprendí –respondí sinceramente – estaba segura que la mayoría de mis familiares estaban muertos…
El empezó a reírse. Lo mire sin entender. Me miro como si no me diera cuenta de una obviedad. Ahí entendí.
-Lo siento…
-No, esta bien –rió –me pareció muy gracioso. Por favor, sigue contando…
-Bueno, y nada –suspire –de un día para otro, dejamos a nuestros amigos, a nuestra casa, a nuestro barrio…y vinimos. Estábamos muy nerviosas, pero nos encanta sentir esa adrenalina que causa el nerviosismo.
Nos reímos los dos.
-Gracias –sin querer dije –nunca le dije a nadie esto…
-De nada –se levanto, se puso a mi derecha y me ofreció su brazo caballerosamente -¿me hace el honor de escoltarla hasta la mansión, My lady?
-Estaría sumamente feliz en aceptar dicha caballerosidad, My lord –conteste sonriente, tome su brazo helado y caminamos hacia la casa.

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