¿Alguna vez deseaste lo que es imposible? ¿Que pasaria si eso se vuelve realidad?

viernes, 24 de septiembre de 2010

13. Libro de Heridas

No sentí nada mas.

Solo que parecía que cayó un rayo cerca nuestro. El suelo tembló. Supe que ya no estaba en el mundo. No sentí nada en mi cuerpo. Nada pesado ni nada que me sostuviera. Extrañada, pensé que toda mi vida creí que la muerte era algo terrible que iba a sufrir, una tragedia…pero en ese momento la muerte me pareció lo mas tranquilo que me había pasado. Una tranquilidad incomparable.

-¡Jazmin!... –escuche una voz a lo lejos. ¿Serian mis padres esperándome en algún lugar? No había túnel. Que decepción -¡¡¡JAZMIN!!! -La voz era mas cercana, mas conocida y menos mística. Era la voz de… ¿Alice? -¡¡¡Jazmin, por favor, contéstame!!!

Su voz estaba sumergida en una tristeza. Quería poder moverme, pero mi cuerpo no me respondía. Algo paso. Mi cuerpo parecía desconectado de mi mente. El sollozo de Alice era la peor tortura que podía escuchar.

-¡¡¡JAZMIN, DESPERTATE POR FAVOR!!!

De pronto sentí una mano fría que me tomaba de la muñeca. Por lo menos mis sentidos estaban.

-Tiene pulso –la voz de Carlisle sonaba preocupada –esta conmocionada.

-¡Jazmin! ¿Me escuchas? –la suplica de Alice me hacia peor…y creo que mis lagrimas traicioneras salieron haciendo caso omiso a mi petición de quedarse en mis ojos –Carlisle, esta llorando… hace algo por favor…

-Jazmin, ¿me escuchas? Hace lo que puedas si me escuchas –el tono de Carlisle era firme y conciso. No se como hice, pero debilmente moví el dedo índice de mi mano derecha. No fue un gran movimiento, pero seguro que Carlisle notó la diferencia –Nos escucha…

-Gracias a Dios –la voz de Esme era la que mas me tranquilizaba.

-Jaz, estoy aquí –la voz de Alice era mas tranquila –tal y como lo prometí…

Me tomo de la mano. Su frío contacto no me hizo cambio alguno. Intente abrir mis parpados, pero fue en vano.

-Esme, tranquiliza a Nancy –indicó Carlisle. ¿Mi hermana estaba ahí? –y llevala hasta la casa. Yo me encargo de Jazmin…

No queria que Nancy me viera como estaba. Aunque ni siquiera sabia como estaba yo. Un dolor horrible en mi cuello me daba la confirmación de que Reneesme me habia mordido. La mano de Alice todavía la sentía en la mía.

-Vamos a tener que llevarla hasta mi oficina.

-Esta bien –dijo Alice. En un momento, sentí otra mano en mi brazo.

-Quedate tranquila, Jaz. Vas a estar bien –la voz de Jasper estaba acompañándonos.

Sentí dos manos que me tomaban de mis hombros y otras de mis pies. Luego un pequeño viento. Sin darme cuenta, ya estábamos en el pequeño sanatorio que tenía Carlisle en el tercer piso. Lo pude identificar por el olor a hospital que tenia, ese olor a alcohol etilico y esas cosas.

Carlisle le pidió a Alice y a Jasper que esperaran afuera. A regañadientes Alice se fue. Jasper no se movió, sentía su respiración fuerte.

-Jasper…

-Quiero quedarme –casi gruño.

-No es conveniente…

-Carlisle…quiero quedarme.

Suspiró.

-Esta bien –dijo Carlisle.

Sentía que Carlisle me revisaba mis brazos, mis piernas y mi cuello. Tenía un dolor punzante en mi brazo derecho. Tal vez después de morderme en el cuello, me mordió en la muñeca. ¿Esto era lo que pasaba cuando te convertías? Bah, no era nada. Sentí que la puerta se abría.

-¿Cómo esta? –pregunto la voz aterciopelada de Edward. Jasper gruñó.

-Vete Edward.

-Quería pedirte disculpas. Reneesme va a ser castigada debidamente.

-Si, seguro –la voz de Jasper era mas profunda y amenazadora.

-Por…favor... n…no… peleen -¿esa era mi voz? Parecía un susurro. No tenia fuerza, para nada. Intente abrir mis ojos pero mis parpados pesaban bastante.

-Jaz… -la voz de Edward me ponia peor.

-Reaccionó…eso es una buena señal –apuntó Carlisle.

-Pequeña, no hables –Jasper estaba a mi lado, me tomo de mi mano y comenzó a acariciarme mi cabeza –ya te vas a sentir mejor.

-Es mejor que salgan –indicó Carlisle firmemente – voy a aplicarle suero y la anestesia.

-¿Qué paso, que es lo que tiene? –la voz de Jasper estaba realmente preocupado.

-Reneesme le quebró el brazo derecho. No es nada grave, pero voy a tener que ver si no tiene una costilla rota.

-Voy a estar afuera, ¿si? –me siguió susurrando Jasper –por favor, llamame si pasa algo –le dijo a Carlisle.

-Quedate tranquilo, hijo –la voz de Carlisle era el de un profesional –ella va a estar bien.

Escuche la puerta abrirse y cerrarse.

-Bueno, Jaz. Todo va a estar bien. Voy a ponerte la anestesia para ponerte el brazo en el lugar…

-¿Me…con…convirtió? –pregunte de repente.

-¿Cómo? –respondió Carlisle.

-Reneesme… ¿m…me…convirtió?

Carlisle hizo una pequeña risita.

-Es lo que desea –hizo una pausa -No, Jaz. Reneesme, como es mitad humana y mujer, no puede convertir a nadie. Solo los hombres de su especie pueden. Ella es una hibrida, ¿te acordas?

-Mal…dición –solté. Carlisle lanzo una pequeña risa.

-Ahora respira hondo que voy a inyectarte…

Le hice caso. A los pocos segundos, sentí como todo iba desapareciendo a mi alrededor y finalmente no senti nada mas.

Me desperté y tenia un horrible dolor de cabeza. Apenas podía abrir mis ojos. Todavía estaba en la camilla. Mire mi brazo izquierdo y tenia un catéter que iba hasta algo que colgaba de la camilla. Quise mover mi cuello para ver mejor pero no pude. Una punzada en el cuello hizo que soltara un pequeño gemido de dolor y volviera a mi posición principal.

-¿Jaz? –el susurro de Alice atrajo mi atención.

-¿Alice?

-Si, aquí estoy –note que había un pequeño velador encendido del otro lado de la habitación. En dos segundos, estuvo sentada en mi cama -¿Cómo te sentís?

-Me duele mucho el brazo y la cabeza –en ese momento, moví mi brazo derecho, pero note que estaba pesado. Hice un pequeño esfuerzo y lo puse encima de mi estomago. Tenia una escayola. Genial. Algo mas para mi libro de heridas. Alice noto que estaba media enojada, así que lo acaricio un poco y me tomo de la mano.

-Tranquila. Es solo una herida.

-Una mas para mi colección.

Ella rio bajito. Su risa era como una hermosa melodía. Se notaba feliz, como aliviada. La mire y sonreí.

-¿Puedes contarme que paso? –pidió.

-Si, eso creo –trate de recordar. No era fácil –a la noche estaba en mi cuarto por irme a dormir, cuando encuentro una nota…

-Si, la vi. La tenias en el bolsillo de tu jean.

-…como me carcomía la duda de que quería Reneesme, tome mi anorak y me fui al claro. Empezamos a hablar bien, pero ella no controlo su ira y discutimos muy fuertemente. Hasta que ella me dijo que no debí venir a Forks. Estaba rompiendo los corazones de todos: Taylor, Seth…Edward –suspire –me dijo que todo el tiempo estuvo mintiendo, que nunca me quiso. Especialmente desde que se entero de lo que yo era para su padre. Le dije que ella no sabia lo que decía. Me respondió que no era quien para decirle lo que sentía. Le pedí perdón porque no era mi culpa. Me dijo que gritara lo que pensaba y estaba…mas que furiosa. Le grite que no era mi culpa que su familia me quisiera. Me grito maldita mortal y se tiro encima de mí… -suspire. No quería decirle lo que estuve pensando mientras ella me atacaba. La iba a herir –luego me mordió. No sentí nada mas, solo como un pequeño rayo que cayo cerca de nosotras…

Alice, que se había mantenido callada, lanzo una pequeña sonrisa.

-Ese trueno fue el golpe de Jasper contra Reneesme…

Quede dura.

-¿En serio?

-Si –su mano corria los pequeños cabellos que estaban en mi rostro.

-¿Cómo me encontraron? –tenia que sacarme la duda. La verdad que no tenia idea.

-Fue un susto horrible –sus ojos se apagaron –estaba vigilándote, pero de repente desapareciste. Me desespere. Corrí hacia la habitación de Edward y le dije que si te había visto. Me contesto que no y me pregunto por Reneesme. Tampoco la había visto. Te buscamos por todas lados, hasta que…recibí la visión. Nessie atacándote. Edward, apenas leyó mi mente, llamo a Jasper y empezó tu búsqueda. Cuando Jasper te vio, corrió y la empujo a Reneesme. Edward lo separo de ella y la atrapó. Jasper corrió detrás de ti para ver si estabas viva, pero no contestabas. Nos llamo a todos y…bueno, lo demás lo sabes.

-No quería ocasionar problemas…te juro que…

-Tranquila, no es tu culpa –me acarició mi rostro mientras el suyo estaba como preocupado –Edward hablo con Reneesme…

-¿Y que ocurrió?

Lanzo un pequeño bufido. Se paro y fue a verificar lo que colgaba de la camilla, que ahora pude ver que era sangre.

-¿Sangre? –susurré.

-Reneesme te mordió el cuello. Estuviste a punto de desangrarte.

No podía sentirme peor. Aparte de ser la peor pesadilla de Reneesme, era una tentación para cualquiera de la familia. En ese momento, me puse tensa.

-¿Esto…no te afecta?

-Solo un poco –sonrió y lo miraba –Edward me explico como hacerlo.

-Entiendo.

Se volvió a sentar en la camilla.

-Además, no huele bien.

-Creo que eso me tranquiliza –arrugue mi ceño.

Ella lanzo una pequeña risa.

-Perdoname que hice esto –solté –se que no debo estar a solas con alguien que no esta acostumbrado a la sangre humana…

-No es tu culpa –respondió –confiaste como debías confiar, pero Reneesme cambió –movía la cabeza como queriendo negar lo innegable –esto…ocasiono que los Vulturis tomaran la decisión…

-¿Y? –pregunté yo.

Hizo un silencio. Creo que no queria aceptarlo, pero era inevitable. Esto no podia mejorar jamas.

-Van a venir.

Genial. Era justo lo que necesitaba. Los Vulturis iban a venir y no justamente a tomar el té. Iban a verme a mi y a mi hermana, y…no, no podía permitirlo. Necesitaba transformarme lo antes posible. Necesitaba hablar con mi hermana.

-¿Dónde esta Nancy? –pregunte inmediatamente.

-Esta abajo junto con Rosalie –iba a hablar, pero algo que dijo Alice me detuvo –estuvo llorando estas horas que estuviste así…nadie pudo consolarla.

-¿Horas? –dije yo -¿Qué día es?

-Es la madrugada del sábado.

-Maldición, ¿tres días estuve así?

-Perdiste mucha sangre. Y lo peor…es que pensabamos que Reneesme pudo transformarte. No sabes como le costo a Jasper traerte junto con Carlisle.

A una semana de mi cumpleaños. Esto no se iba a curar así no mas.

-No creo que esto no se cure en una semana –solté.

-No te preocupes por eso –estaba resignada –lo cancele todo. No quería que lo pases así…

Suspire. Esto iba a costar caro.

-Quiero que lo hagas igual.

-¿Cómo? –se levanto -¡No, no estas bien! ¿Cómo en tu cumpleaños vas a estar así?

-Alice –la mire –es mi ultimo cumpleaños –su rostro se crispo con la idea. Hasta a mi me dolio, pero ¿Cómo ibamos a sobrevivir a los Vulturis? -Quiero hacerlo.

-No creo que sea buena idea –me miro –luego lo discutiremos. Voy a hablar con Carlisle –se acercó a mi rostro y me beso la frente –te quiero.

-Yo tambien –le sonreí.

Salio con sus pasos de bailarina clásica. Apoye mi cabeza en la almohada. Me dolía todo. Maldita suerte la mía. Estos eran mis últimos días y tuve mas accidentes que Nazareno en las cámaras ocultas de Tinelli. Enfrente de la camilla, note que había un espejo. Era loca la idea, pero tenia que intentarlo. Trate de sentarme en la camilla sin sacar las piernas debajo de la sabana. Logre hacerlo y me mire. Estaba extremadamente pálida y ojerosa. Parecía una Cullen mas que nunca. Note que en el lado derecho de mi garganta tenia una gasa cubierta de sangre. Parecía feo, pero igual quería ver que había pasado. Trate de sacar la gasa para ver la herida, pero nunca llegue a hacerlo.

-Ni se te ocurra sacarte la gasa de la garganta –una voz interrumpió mis pensamientos –no quiero pelear con vampiros peleandose por entrar al cuarto.

-Seth, ¿Qué haces acá?

-Quise saber como estabas –parecía medio enojado –parece como que te hubiera caído un tren encima.

-Parecido. Una vampiro –intente sonreír, pero de seguro me salio cualquier cosa.

-¿Qué le hiciste a Reneesme para que te haga semejante cosa?

-Creo que solo caerle mal –mi tono era totalmente sarcastico –la verdad…no importa ya.

-Edward la obligó a irse a Canadá –murmuró mientras caminaba por la habitación – Jacob esta furioso.

-Genial. Sigo arruinando vidas.

-Es solo…hasta tu cumpleaños me parece –murmuró aun mas bajo. Parecia realmente apenado. Suspiro –lo siento.

-¿Por qué? –solté.

-Por lo del otro día –se sentó en un pequeño sillon que acercó a la camilla –no debi actuar de esa forma. Y si ese chico te gusta…bueno, no soy nadie para detenerte…

-No lo quiero…de esa forma, Seth –solté –es solo mi amigo…

-¿Un amigo le manda rosas a su amiga? –sonrió.

-Parece que andas juntandote mucho con Alice.

Sonreimos los dos. Miró mi cuello y luego mi brazo. Soltó un bufido. Lo notaba medio raro, pero no queria hechar mas leña al fuego.

-¿Mi hermana? –pregunte.

-Esta abajo, con Rosalie. No se anima a venir a verte. Esta rara…esta muy callada.

-¿No tenes idea que le pasa?

-No, pero me gustaria…Embry tambien la nota mal.

Me hubiera gustado que mi hermana estuviera cuando desperte, pero a la vez no. No sabia que decirle ni como mirarla. Era mejor que no me viera en esta forma. De repente, bostece.

-Te dejare dormir –dijo y se levantó.

-No, por favor –suplique –quedate.

Levante mi brazo sano lo mas que pude para tomarle de la mano. El sonrió.

-Me quedo –soltó.

Unos minutos despues me quede dormida teniendo su mano en la mia infundiendome el calor que solo un lobo podria dar.

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