¿Alguna vez deseaste lo que es imposible? ¿Que pasaria si eso se vuelve realidad?

sábado, 13 de noviembre de 2010

18. Seth

La semana paso terriblemente rapido, y sin que nos dieramos cuenta, ya era viernes. Nan, Amalia y Alice se fueron de shopping mientras que yo había planeado pasar todo el dia junto a Seth. Los demas Cullens se fueron a cazar para estar preparados para el sabado. Edward, antes de irse, no estaba muy de acuerdo que salga con Seth, pero insistí tanto que me dejó ir.

La mañana estaba hermosa. Seth parecia un perro con dos colas cuando me vio llegar con Edward en el Volvo a la casa de Emily. Cuando Edward lo vio, gruño bajito.

-Edward, no seas asi. Él te quiere mucho.

-Yo tambien lo aprecio mucho, pero… -suspiró -no me gusta el modo que te mira…

-Celoso –sonreí yo.

-Obvio –me sonrió. Esa sonrisa que hacia que mi corazon latiera de una manera sobrehumana y hacia que peligrara mi vida. Al escuchar mi corazon, hizo una risita musical –ya…ve a jugar con el perro.

-Te quiero Edward –dije sin darme cuenta. Me puse colorada y lo mire para ver su reacción. Sus labios mostraron una hermosa sonrisa y su mirada estaba tan feliz y lleno de alegría que casi diría que me contagio.

-Ya, baja antes que me arrepienta –estaba tan feliz que su rostro resplandecía.

Baje y Seth corrió a saludarme. Me abrazo tan fuerte, que me costaba respirar.

-¡No puedo creer que estes aquí! –sonrió –voy a saludar a Edward y a escuchar sus indicaciones –puso los ojos en blanco -¡Entra! Emily y la manada te estan esperando.

-Esta bien –dije yo y me dirigí a la casa de Emily, no sin antes ver el Volvo de reojo. Veia que Edward vigilaba cada movimiento que hacia. Lo mire a los ojos y sonreí. Como modo de respuesta, me hizo un guiño.

Me di vuelta y mire la “cueva de lobos” como me gustaba llamarla. Me daba bastante cosa entrar. Yo era parte del clan Cullen y me juntaba con Seth que no queria estar bajo el mando de Sam. Pero viendolo del otro lado, a Emily le encantaba que viniera y la pasabamos genial juntas, por no hablar con los lobos que me hacian reir mucho. Deje de preocuparme y atravese la puerta de entrada. Apenas entré, los chicos aullaron todos juntos alegres. Tuve que taparme los oidos. Se rieron y me saludaron.

-¡Hey, miren quien vino! –gritó Embry sonriente.

-¡Vampire teen! –gritó Jared.

-Jared, no llames asi a la chica –reprendio con dulsura Emily –ven, pasa –me invitó.

-Gracias –solté timidamente.

-¿Un muffin? –me ofreció Emily.

-Si…claro –tome uno y me dirigi hacia la puerta de la cocina. Era pequeña la casa y estaba ocupado por casi seis hombres lobos grandisimos. Ya casi no entrabamos.

-¿Cómo estan en tu casa? –me preguntó Sam.

-Bien, solo un poco preocupados por…ya sabes –no queria hablar mucho del tema.

-Esta bien –asintió Sam.

-¿Es verdad que llego otra “chica”? –curioseó Emily.

-Si, nuestra mejor amiga, Amalia.

-¿Es linda? –sonrió Embry mirandome. Jared le pegó en la nuca.

-¡Comportate! –le gritó y todos rieron.

En eso, entra Seth corriendo hacia mi lado.

-¿Estas bien? –me preguntó.

-Si –sonreí.

Estuvimos un rato en la casa y luego me ofreció ir a caminar por la playa. Estando con Seth, parecia que el tiempo pasaba a velocidad luz. Me habia olvidado de lo bien que me hacia sentir. Solo nos limitamos a compratir opiniones de lo que nos ocurria en el colegio y en la familia. Era comodo no tener que evitar esas charlas con él, ya que con mis otros “amigos” del instituto fingía interes en sus salidas y cosas tan…comunes y humanas.

Habia terminado de contarme sobre como le gano una batalla amistosa a Emmett y me miraba silenciosamente.

-¿Pasa algo? –pregunte preocupada pensando que lo habia ofendido.

-No, solo… -dijo y acercó su mano a mi rostro. Corrio un pequeño mechon de mi pelo que me cubría parte de mi rostro y volvió su mano a su lugar –ahí se ve mejor.

Sonreimos los dos. Sus ojos se clavaron en los mios. Tan oscuros y profundos…me hacian sentir una seguridad y a la vez una turbación en mi mente que me obligó mirar para el suelo. Me puse colorada al instante. El rió.

-¿Qué sucede? –pregunte media enfadada por no poder mirarlo a los ojos.

-Sos tierna cuando te sonrojas.

Seguimos caminando y, sin que me diera cuenta, pase mi brazo alrededor del suyo. Lo hacia continuamente con Jasper y con mis hermanas, que no notaba la diferencia de hacerlo con Seth. Su cálido y fuerte brazo hacia que mi mano pareciera la de una pequeña.

-Cuentame sobre tu vida en Argentina… -pidió.

-Mmm…creo que voy a hacer un libro con esa historia y lo publicare aquí. Seria un best-seller –me rei.

-¿Por qué?

-No hay persona que conozca que no me haya hecho esa pregunta –dirigi mi mirada hacia delante nuestro, sin fijarla en un lugar especifico y mostre una pequeña sonrisa.

-Disculpame, debi saberlo –soltó realmente apenado.

-No, esta bien…

-No es de mi incumbencia, perdoname.

-No, por favor –“para que abri mi bocota” pense –dime que quieres saber.

-Nada…

-Dale, preguntame lo que quieras –lo animé.

Hizo un silencio bastante incómodo. Sus ojos oscuros se dirigieron al suelo como buscando algo en él mientras que una brisa fria que venia del mar le despeinaba su pelo que ya lo tenia un poco largo a comparacion de cómo lo tenia cuando lo conocí.

-¿Alguna vez…te enamoraste…? –sus ojos estaban tan concentrados en la arena que no sabia si me lo estaba preguntando a mi o a la piedra redonda que estaba cerca de su pie. Como tarde en contestar, me miro de costado para asegurarse si habia oido. Yo suspire.

-No, nunca –admití timidamente.

El asintió cabizbajo. El sol, que se ocultaba de vez en cuando entre las nubes, esta vez nos ilumino e hizo que su tez cobriza brillara un poco mas, aunque sus ojos estaban apagados. El clima estaba muy tenso. Seguimos caminando, pero en silencio. No entendia, o mejor dicho, no queria entender que pasaba con Seth.

Sabía que el gustaba de mi, y a mi tambien me gustaba él, pero no queria pensar en eso, ya que iba a ser que mi transformacion duela un poco mas. Faltaba cada vez menos, pero no queria pensar en todo lo que dejaba atrás, si no, no lo iba a hacer. Tenia que entender que Carlisle y su familia eran mi unica familia que me quedaba. Y por mas que sean…lo que fueran, tenia que aceptarlo y tambien ser parte de ellos, de todas las maneras posible. Si pensaba en todo mi alrededor…nunca podria hacerlo.

Note que Seth empezaba a temblar un poco.

-¿Pasa algo? –pregunté.

-No, nada –contestó tratando de tranquilizarse.

-¿Qué pasa, Seth? –solté su brazo, me puse delante de el y lo obligue a que parara de caminar. Me miró.

-Es que… -paso por al lado mio y se apoyo en un pedazo de tronco tirado que habia en la costa –solo que…me queda poco tiempo para…decirte lo que siento…

-¿Por qué poco tiempo? ¿Seth, pasa algo contigo? –me preocupe.

-No, no conmigo…sino, con nosotros –camino hacia mi, me tomo de las manos y me obligo que lo mirara a los ojos –Jaz…-suspiró –te quiero…mucho…mas de lo que un amigo quiere a una amiga…y eso me da miedo, porque es la primera vez que me pasa. Nunca quise a nadie asi. Estoy todo el dia pensando en ti, preocupado que te pase algo, que alguien te lastime. Jaz, te convertiste en mi razon de vivir, en mi respiracion, en mi vida. Sos en lo primero que pienso al despertarme y en lo ultimo cuando me duermo. Lo que siento es muy grande y…hermoso. Es indescriptible y muy difícil de sentir. No se como pasó simplemente pasó…eres lo mejor que le pudo pasar a alguien…como…yo. Pero ahora que te tengo…prometo que no te voy a dejar que te vayas tan fácil…–me sonrió como aliviado y vencido. Se acercó a mi y me tomo de mi menton - …prometo estar a tu lado siempre, sin condición.

Yo estaba como una estatua. ¿Qué podia contestar a eso? No podia creerlo. Todo se habia dado vuelta. Algo que no queria que ocurriera finalmente paso. Seth estaba enamorado de mi y yo en pocos dias me iba a convertir en uno de sus ancestrales enemigos. Mis manos estaban sudadas de los nervios. No sabia que contestar. Necesitaba pensarlo. Y urgente.

-Tengo que irme –solté nerviosa.

-No, por favor, no te vayas –rogó.

-Necesito…pensar… -¿Por qué balbuceaba?

-Jaz…

Sin saber que hacía, caminaba muy torpemente por la arena hasta el asfalto. No tenia idea hacia donde iba. Solo queria irme.

-¿Adonde vas a ir? –gritaba mientras caminaba detrás mio.

-Necesito ir a casa.

-Te llevo –su voz firme me asustó.

-No, esta bien. Voy a llamar a Alice o a Edward –dije sacando mi celular.

-Deja que te lleve…

Unos chirridos de neumaticos interrumpieron nuestra charla y un auto plateado paro al frente mio a unos metros. Se abrió la puerta velozmente y sin que me diera cuenta, Edward estaba a mi lado.

-¿Edward?

-¿Que…le…hiciste? –gruñó Edward a Seth.

-Nada –se tensó –solo hablabamos…

-¿No entendiste lo que te dije hoy, perro?

-Edward…

-No me interesa lo que digas, Edward. Eso no va a cambiar lo que siento por ella.

-¡¡¿¿No entendes que la lastimas??!! –gruño mas fuerte. Seth tambien gruño.

-Edward –toque su brazo -¿Cómo supiste que estaba aca? –mire sus ojos y estaban realmente furioso –Edward…

-Jaz, ¿te hizo algo? –me preguntó sin quitar sus ojos de Seth.

-No, nada –mi voz firme lo hizo tranquilizar –por favor, vamos a casa –rogué.

-Vamos –gruñó.

Me tomo de la mano y fuimos hacia el Volvo. Me abrio la puerta del copiloto. Al segundo, ya habia subido y estaba arrancando. Mire por la ventanilla y vi a Seth parado, temblando y con sus ojos embargados de tristeza. Algo ocurrio dentro mio que hizo que quisiera salir del auto y correr a abrazarlo. Pero ya no podía. Edward habia acelerado y nos perdiamos en la ruta.

Llegamos a casa en unos minutos. No quise hablar con nadie, asi que apenas traspase la puerta, fui hasta el cuarto de Alice. Ella obviamente me esperaba. Entré, y sin dar explicacion, corri hacia ella y la abracé. No entendia porque lloraba. Alice intentaba saber que me pasaba y que habia hecho, pero no tenia ganas de hablar. Ella me llevo hasta la cama y nos sentamos como acostumbrabamos: yo recostada en su regazo mientras que ella me acariciaba mi pelo y tarareaba una cancion. Todo parecía muy tranquilo estando con ella. Todos mis problemas desaparecian con esa dulce melodia que me cantaba por lo bajo.

Finalmente, la cancion terminó pero ella no hizo ningun movimiento para que yo me fuera o algo asi.

-¿Paso algo en La Push que me quieras contar, Jaz? –preguntó con cautela.

-Eso creo…no lo se…-realmente no sabia lo que habia pasado. ¿Qué fue ese arranque de “irme a casa”? Apuesto que parecia una chiquilina diciendo eso constantemente. No tenia razon por reaccionar asi.

-¿Te hizo algo Seth?

-No, para nada. Él…nunca me lastimaría…

-Entonces, ¿que ocurrio? –insistió.

-Él…me dijo varias cosas…bonitas…que no se…

-Mmm…ya veo… -dijo mientras seguia jugando con mi pelo.

-Dijo que…me queria mas que como un amigo…que nunca me dejaria… -se me iba apagando la voz mientras recordaba las palabras.

-Y tuviste miedo –afirmó.

-Si, creo que fue eso –era eso totalmente -¿pero por que miedo?

-Es comun el miedo cuando alguien te abre el corazon –me empezó a explicar –el miedo a que te rompan el corazon como a que te amen demasia. Es el miedo en si al compromiso de…enamorarte…

-Pero yo no puedo estar con Seth –en vez de decirselo, parecia que trataba de convencerme ami misma - dentro de poco me voy a transformar…y no quiero perderlo por eso…

-Quedate tranquila que eso no va a pasar –me tranquilizó.

-Pero no creo que sea correcto que un lobo se enamore de…bueno… -nunca dije la palabra y ese dia no iba a ser el primero.

-El amor no tiene limites para nada, creeme –sonrió –ademas, creo que harian buena pareja…

-Tengo miedo, Alice –dije y me acurruque peor.

-Shh, tranquila pequeña…es normal, pero si no estas segura del toda, pues…no lo hagas. Hablalo con el y seguro te va a entender.

-Gracias –susurré.

-De nada, mi pequeña –me abrazó –pero…ahora es tiempo de que descanses…

Mire el reloj de reflejo. Las diez de la noche. Tenia razon, mejor iba a dormir. Mañana era el gran dia y no podia andar con ojeras.

-Si, es mejor que vaya a descansar –asentí.

-¿No quieres comer algo antes?

-No, no tengo ganas…

-Esta bien.

Me ofrecio de quedarme a dormir en su cuarto, pero le dije que no era necesario, podia dormir en mi cama. Sali de la habitacion. Estaba realmente preocupada. Parecia que caminaba con plomo en mis pies. Mi mente estaba en otra dimension. Una dimension llamada Seth. Sin decirle nada a mi hermana ni a Amy, me acoste en mi cama como pude, cerré mis ojos y me hundi en mi inconciente para poder escaparme de mi confusa realidad.

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